Los efectos del confinamiento impuesto en el país para frenar la propagación del COVID-19 se siguen sintiendo en los precios de productos y servicios. Junio fue el tercer mes consecutivo de deflación mensual en el 2020, pues el Índice de Precios al Consumidor (IPC) tuvo una variación de -0,4% respecto a mayo pasado, mientras que en el acumulado desde enero reporta una retracción de ya -0,8%, según últimos registros del Banco Central del Paraguay (BCP).
La inflación interanual (comparativa con junio de 2019), por su parte, se ubicó en 0,5% en junio de 2020, muy lejos de la meta de 4% que se fija el BCP y también por debajo del piso de 2% a 6% en que permite fluctuar a este indicador. La variación interanual vino descendiendo desde el 2,8% en que había arrancado el presente año, mientras que la mensual fue de -0,2% y -0,6% en abril y mayo últimos, respectivamente.
El cese de las actividades económicas constituye la principal causa de esta caída de precios en el mercado local, especialmente en el rubro de alimentos, debido a la menor demanda que se relaciona con la escasa o hasta nula salida a sitios como bares y restaurantes.
El informe del BCP explica que, en el caso de la carne vacuna, se sufrió el impacto de una menor competitividad en los mercados externos, pero también de una escasa concurrencia a sitios que utilizan este producto como insumo – restaurantes, hoteles, actividades de recreación, instituciones educativas, líneas aéreas, etc -. En junio de 2020, los precios de la carne vacuna se redujeron en 5,2% respecto a mayo de 2020, la caída mensual más pronunciada al menos desde el 2013.
Este abaratamiento se observó también en bebidas alcohólicas, como cerveza y whisky. El rubro de transporte también reportó reducción de precios, de -2,3% en combustibles y -2% en el transporte público, en la variación mensual de junio de 2020.
Por otro lado, se encarecieron los productos panificados, pastas alimenticias, arroz, harinas, huevo, aceites y productos lácteos, debido a una mayor demanda estacional que coincide con el inicio del periodo invernal, agrega la banca matriz.
Los gastos de salud, mientras tanto, se encarecieron como consecuencia de la mayor demanda de productos farmacéuticos y de servicios médicos como consulta al oculista y atención odontológica, a lo que se sumó el aumento de los costos que resultó de los ajustes que debieron realizar estos servicios para operar en los tiempos del COVID-19.
Otros sectores que experimentaron aumentos de precios con la flexibilización de las medidas de restricción – en el avance de la “cuarentena inteligente” – son los de mantenimiento y reparación de vivienda. “Este resultado se debió, principalmente, a los aumentos en los precios del cemento y ladrillo, que responden principalmente a la mayor demanda observada respecto a los meses previos, en el marco de la flexibilización de la cuarentena”, relata el BCP.
Finalmente, la banca matriz destaca la suba de precios de rubros importados como automóviles, motocicletas, electrodomésticos, equipos audiovisuales, equipos informáticos y aparatos celulares. Esta situación se relaciona con la apreciación local del dólar y la variación interanual de los productos importados pasó de 0,2% en mayo a 0,5% en junio.
