La economía paraguaya se enfrenta al desafío de empezar a superar los estragos que causó el cese de la actividad productiva y social en el segundo trimestre del año – medida adoptada para detener la propagación del nuevo coronavirus en el país -. En este escenario, las expectativas deben construirse a partir de un Gobierno que intenta dar mensajes de aliento, a través de anuncios como el plan de reactivación, pero con la incertidumbre que rodea a la capacidad de contener la emergencia sanitaria y de generar confianza para volver a consumir e invertir.
El economista César Barreto, ex ministro de Hacienda, conversó con MarketData respecto a estos temas. Destaca el aporte que debe provenir tanto del sector público como del privado para impulsar la recuperación y explica cómo los factores culturales también influyen en la formación de expectativas.
– ¿Cómo se encuentra la confianza de la gente en que se pueda empezar a salir de la crisis económica que causó en Paraguay el estallido de la pandemia de COVID-19?
Las expectativas están todavía bajas, la gente está muy prudente, muy temerosa, nadie toma decisiones ni para comprar un electrodoméstico, un auto, bienes durables están muy impactados. Es la reacción típica que tenemos las personas en un escenario incierto y eso va a ir recuperándose en la medida que la gente vaya viendo un poco menos de polvareda, que sus ingresos se recompongan y crean que efectivamente pueden apostar de vuelta hacia adelante.
– ¿Cómo se reciben los mensajes del Gobierno, respecto a su capacidad de impulsar una reactivación del mercado local en el corto y mediano plazo?
Los anuncios del Gobierno tienen muy poca credibilidad, hoy. La gente no reacciona a los anuncios del Gobierno y puede deberse a muchas cosas: a poca confianza en el Gobierno, pero (también) la gente ve que es imposible que el Estado sea capaz de poder encarar de manera exitosa todos los frentes que le plantea esta situación, desde lo sanitario hasta lo económico. Se hacen anuncios con grandes números, pero la gente se da cuenta de que en la práctica eso es muy difícil que se pueda convertir en realidad, entonces no hay credibilidad en los anuncios y la gente no responde a eso.
– ¿En qué se fijan, entonces, las personas para planificar sus gastos e inversiones, en un escenario de tanta incertidumbre?
La gente hoy responde a su propia experiencia en el día a día, de cómo le esté yendo a nivel personal, básicamente; después va tratando de entender, lo mejor posible, lo que pasa en el conjunto del país e incluso a nivel internacional. Hoy, se tiene noticias de todos lados y cada uno forma su propia opinión de lo que puede esperar para los próximos meses. Es un proceso, no va a haber un cambio drástico de un día a otro.
“Los paraguayos respondemos primero con pesimismo y después de un largo trecho recién podemos ir cambiando nuestras expectativas hacia algo más positivo, por cuestiones históricas”
– ¿Cómo inciden los factores culturales que caracterizan a la población paraguaya, en esta construcción de expectativas?
Los paraguayos, en particular, tenemos algo intrínseco de que somos pesimistas, respondemos primero con pesimismo y después de un largo trecho recién podemos ir cambiando nuestras expectativas hacia algo más positivo, por cuestiones históricas. Desde niños aprendemos que nadie te da protección de nada, tenés que manejarte como puedas, entonces obviamente reaccionamos muy fuerte a los eventos negativos y nos cuesta después partir de vuelta hacia una visión más positiva de las cosas.
– ¿Cómo pueden aportar los líderes de opinión, medios de comunicación y centros de formación de conocimiento a que se genere una mayor confianza en que será posible encontrar la “luz al final del túnel”?
Siendo muy responsables en la forma en que uno encara las cosas, tratar de aislarse del entorno que nos causan tantas opiniones interesadas, sectoriales o políticas, que tratan de llevar las aguas a su molino. Lo que uno tiene que tratar de hacer es emitir opiniones, con cierta expectativa en el futuro, pero fundamentadas en los datos, en las informaciones; puedo tener una opinión hoy, pero puedo cambiar mi punto de vista si es que veo que la información que está viniendo en el día a día es distinta a la expectativa que yo tenía, pero está basado en el seguimiento riguroso a la información nueva que va surgiendo.
La gente ve que es imposible que el Estado sea capaz de poder encarar de manera exitosa todos los frentes que le plantea esta situación, desde lo sanitario hasta lo económico”
– ¿Qué actitud se debe tener actualmente en la lectura de la información económica, para evitar contribuir con la ya elevada incertidumbre, y lograr así aportar a la recuperación del país?
En un escenario tan cambiante, uno tiene que ser capaz de poder ir analizando la realidad muy continuamente y cambiar de postura si las cosas son distintas a lo que uno pensaba antes, eso es actuar responsablemente frente a la gente que por ahí no tiene el tiempo ni la capacidad de hacer análisis muy profundos, que se guía mucho en lo que escucha. Cuando hay consistencia en lo que uno hace y no tiene opiniones interesadas, es lo que va generando credibilidad en el tiempo; la credibilidad cuesta mucho ganarla pero con una o dos metidas de pata, uno puede perder lo que hizo por años.
– ¿Qué percepción tiene respecto a la respuesta que está dando el gobierno de Mario Abdo Benítez a la situación de recesión económica que generó la pandemia en Paraguay?
Yo le insistí mucho al ministro de Hacienda, allá por fines de abril y principios de mayo, que empiece ya a plantear un programa de reactivación más importante como una segunda etapa, que va a requerir más deuda seguramente; pero hay que plantear ya e implementarlo, para asegurar y reducir los riesgos de que la economía quede empantanada en un proceso recesivo muy prolongado por pesimismo. Hoy estoy menos preocupado por eso, ahora habría que barajar qué es lo más importante, dónde ponemos la plata, porque parece que la actividad comercial por lo menos está viniendo mejor de lo que estábamos esperando.
Perfil
Nombre: César Barreto Otazú..
Formación profesional: Economista y Magíster en Economía Aplicada
Trayectoria profesional: Fue ministro de Hacienda y presidente de la Agencia Financiera de Desarrollo (AFD). Es director del banco Familiar y miembro de la fundación Desarrollo en Democracia (Dende).