Buenos Aires, 11 feb (EFE).- La escasez de dólares en las arcas públicas argentinas ha marcado la necesidad del Gobierno de cerrar un nuevo programa con el Fondo Monetario Internacional (FMI), pero las negociaciones, que culminaron hace dos semanas con un principio de acuerdo que aún tendrá que ser aprobado por el Congreso, se demoraron hasta el punto de agotarse las reservas netas en el Banco Central.
El último pago al FMI a fines de enero y principios de febrero menguó aún más las reservas y precipitó en el Ejecutivo de Alberto Fernández el anuncio del 28 de enero de un principio de acuerdo con el organismo para reestructurar 44.500 millones de dólares producto del crédito contraído durante la administración de Mauricio Macri (2015-2019).
“Vemos en cero las reservas netas”, dijo a Efe el economista jefe de la consultora Econviews, Andrés Borenstein, que las ubica en torno a los 200 o 300 millones de dólares: “Es decir, no hay”, por lo que explicó que si el Banco Central debe seguir vendiendo dólares usará los de los encajes o tendrá que lograr algún préstamo adicional.
Las reservas brutas de Argentina eran este jueves de 37.235 millones, pero las netas caen a cero al restar los encajes de los depósitos bancarios en dólares, el swap (intercambio de monedas locales) con China y préstamos del Banco de Pagos Internacionales que no pueden utilizarse para intervenir en el mercado.
En este contexto, Argentina acordó con China ampliar el swap en alrededor de 3.000 millones de dólares y «estudiar la posibilidad de que se pueda utilizar para otras cuestiones que no sea solamente como un asiento contable» y la tasa de interés asociada, dijo este jueves la portavoz de la presidencia, Gabriela Cerruti.
AL DIA
El bajo nivel de reservas se da de la mano con el riesgo país, cercano a 1.800 puntos básicos, lo que impide acceder a divisas a través de los mercados de deuda.
También genera expectativas de devaluación -la brecha cambiaria entre el dólar oficial y los paralelos supera el 100 %-, por lo que, con esa incertidumbre, los exportadores esperan para liquidar sus ventas y los importadores las apuran.
“Los países mantienen reservas por precaución”, pero “Argentina no se caracterizó durante ningún gobierno de poder ahorrar”, explicó Borenstein, tras señalar que un país sin reservas «vive al día”.
Argentina llegó a este bajo nivel de dólares pese a aplicar restricciones al acceso de divisas, de registrar un superávit comercial de 14.750 millones de dólares en 2021 y recibir 4.355 millones de dólares en derechos especiales de giro que repartió el FMI.
DEMORA
“El déficit más grande que tiene la Argentina es de confianza” porque “después de hacer una reestructuración de deuda agresiva” con acreedores privados en 2020, el país decidió, según Borenstein, no firmar un nuevo préstamo con el FMI por “razones políticas”; y frente a esa desconfianza se metió “en una especie de bola de nieve”: todo el mundo quiere dólares, la brecha cambiaria se agranda y se liquidan menos dólares en el mercado de cambios, añade el experto.
Los analistas coinciden en que el bajo nivel de reservas netas ya no permite demoras en la concreción definitiva del acuerdo con el Fondo, ya que el documento técnico debe ser formalmente aprobado por el directorio del FMI y aprobado por el Congreso argentino, en medio de las diferencias dentro del oficialismo respecto a la conveniencia de apoyarlo o no.
Pero de no llegar al 21 de marzo con un acuerdo cerrado, el país deberá pagar un vencimiento del crédito de 2018 de unos 2.800 millones de dólares, que no tiene, por lo que entraría en atrasos con el FMI.
“Sabemos que no tener acuerdo e ir a un default con el FMI te revienta la confianza”, dijo Borenstein.
Si se logra un acuerdo, el ministro de Economía, Martín Guzmán, adelantó que el FMI pide una acumulación de reservas de 5.000 millones de dólares en 2022, algo que podría concretarse con los montos del capital del préstamo de 2018 que Argentina ya pagó en septiembre y diciembre pasados y que el FMI devolvería al país si se aprueba el nuevo programa de refinanciación.
El presidente del Banco Central, Miguel Pesce, declaró que espera un desembolso tras firmar el programa para fortalecer reservas.
ADMINISTRAR ESCASEZ
Durante la cuenta regresiva hasta a un acuerdo con el FMI que refinancie el crédito y evite no pagar en marzo, Argentina tiene que administrar los pocos dólares que tiene, por lo que economistas observan que las autoridades han aumentado el ritmo de depreciación de la moneda y aplican mayores restricciones al acceso de divisas para los importadores.
“Argentina no tiene fondos para cosas básicas como pagar importaciones. La receta tradicional es que cuando tenés escasez de algo sube el precio, entonces lo lógico es que suba el preciso dólar. Y si políticamente no podes subir el precio, vas a tener que generar muchas restricciones”, explicó Borenstein.