Cúcuta (Colombia), 10 ago (EFE).- En la frontera de Colombia con Venezuela se siente en el aire el entusiasmo por la anunciada reapertura de los pasos entre el departamento de Norte de Santander y el estado de venezolano de Táchira, que los habitantes de la zona ven como un nuevo comienzo de la relación bilateral.
En el puente internacional Simón Bolívar, el principal de los cuatro que conectan a los dos países en la zona de Cúcuta, trabajadoras colombianas lavan con agua y jabón el exterior de las oficinas de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN), mientras un albañil resana y pinta las paredes internas para que estén como nuevas cuando vuelva la normalidad.
Los trabajos incluyen además la restauración de redes eléctricas con el fin de poner a punto las instalaciones para cuando se materialice la reapertura fronteriza prometida por el nuevo presidente colombiano, Gustavo Petro.
Este paso fronterizo fue en el pasado el más dinámico del país por su intensa actividad comercial pero está cerrado a los vehículos desde hace siete años, por orden del presidente venezolano, Nicolás Maduro, por lo que cualquier movimiento para la anunciada normalización ilusiona a quienes siguen transitando a pie por la zona.
«Estamos viviendo mal en la frontera, estamos aguantando hambre y con lo poco que hacemos vendiendo cositas logramos sobrevivir. Si abren la frontera sería un cambio favorable para todos, el cierre nos dejó muy afectados», cuenta a Efe Ernesto Oliveros, vendedor de agua y refrescos en La Parada, un caserío colombiano situado frente a la ciudad venezolana de San Antonio del Táchira.
A La Parada, que hace parte de Villa del Rosario, en el área metropolitana de Cúcuta, capital de Norte de Santander, siguen llegando a diario venezolanos que cargan o arrastran maletas con víveres y otros productos comprados del lado colombiano, pero ya no son las multitudes de los años anteriores a la pandemia, cuando diariamente llegaban a pasar más de 35.000 venezolanos, sino más bien pocos.
PREPARANDO EL TERRENO
La próxima semana, el 19 de agosto, se cumplirán siete años del cierre fronterizo ordenado por Maduro, que luego endureció su postura con Colombia al romper relaciones diplomáticas, el 23 de febrero de 2019, como respuesta al apoyo que el entonces presidente colombiano, Iván Duque, daba al líder opositor venezolano Juan Guaidó.
Esa turbulenta relación de los dos países comenzó a cambiar con la elección de Petro, saludada desde un comienzo por Maduro, que tiene con el nuevo presidente colombiano la sintonía política e ideológica que nunca tuvo con Duque ni con el antecesor de este, Juan Manuel Santos, hasta el punto de que los dos gobiernos ya preparan la reanudación de los vínculos diplomáticos y consulares.
El secretario de Gobierno de Villa del Rosario, Vladimir Lindarte, dijo a Efe que desde hace meses vienen trabajando en el ordenamiento de La Parada y que están listos para la reapertura total de la frontera.
Esa preparación implica la activación de todos los protocolos de seguridad y orden público para cuando los puentes fronterizos sean abiertos al tráfico de vehículos.
«La organización se hace con los vendedores ambulantes y los conductores del servicio público, buscando el orden y que todo se vaya despejando para el momento en que se dé la apertura total del puente Simón Bolívar», explica Lindarte.
Mientras tanto, Víctor Bautista, secretario de Fronteras de la Gobernación de Norte de Santander, asegura que han sostenido reuniones con la Cancillería de Colombia para que se haga de manera gradual y ordenada la reapertura fronteriza, que esperan incluya el puente de Tienditas, el más moderno de todos y aún sin estrenar.
EXPECTATIVAS DE LADO Y LADO
Después de que el nuevo canciller colombiano, Álvaro Leyva Durán, y su homólogo venezolano, Carlos Faría, se reunieran hace dos semanas en la ciudad venezolana de San Cristóbal y anunciaran el próximo nombramiento de embajadores, la expectativa por la normalización no ha hecho más que aumentar.
Este martes fue el turno del ministro de Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino López, de anunciar que por orden de Maduro establecerá contacto «de inmediato» con su colega colombiano, Iván Velásquez, para «restablecer» las relaciones militares.
En los últimos días han circulado versiones sobre un posible encuentro de los dos presidentes para zanjar de una vez por todas las diferencias entre ambos gobiernos, pero el propio Petro se encargó de aterrizar el lunes esas expectativas.
«Si hubiera una reunión habría no solo información sino preparación y eso no existe», dijo el nuevo presidente colombiano, quien añadió que aunque trabajan para «la normalización de las relaciones, que es un proceso que implica la apertura de la frontera» esa reconstrucción de los vínculos rotos puede tardar unos dos meses.
Geraldine García