Medellín (Colombia), 14 sep (EFE).- Las creaciones artesanales colombianas cada vez son más solicitadas por el consumidor extranjero que aprecia la delicadeza de piezas hechas a mano, la belleza de sus diseños, las fibras naturales y, en especial, las historias que cuentan parte de la esencia del artesano y de su comunidad.
La riqueza cultural de Colombia, que se exhibe por estos días en la feria Expoartesano en Medellín, le abrió las puertas del mercado internacional a artesanías provenientes de Nariño, Guajira, Amazonas y Boyacá, entre otras, donde las tradiciones son talladas, tejidas o moldeadas con un arte empezó a hablarle al mundo.
PIEZAS ÚNICAS CON HISTORIA
La líder comercial para laboratorios de Artesanías de Colombia, Mónica González, explicó a Efe que el cliente internacional está buscando «productos innovadores y diferentes, y en Colombia tenemos mucha diversidad».
«Son productos hechos a mano, no son industrializados. Cada pieza que llega al exterior está hecha por las manos del artesano y cuenta una historia. No es solo un producto. Es arte. Cada pieza es única porque ellos le ponen su esencia y la de su comunidad», afirmó.
Las exportaciones colombianas de artesanías en 2021 fueron de 4,2 millones de dólares, lo que representó un crecimiento de 1,1 millones (35 %) con respecto al año anterior, cuando alcanzaron 3,1 millones de dólares, según cifras de Artesanías de Colombia.
Entre los productos que más exportaron los artesanos figuran la cerámica, la cestería y estatuillas.
Estados Unidos, Francia y Alemania son los principales destinos de estas creaciones, pero -según González- artesanos nacionales han logrado llevar mercancía a Australia y Nueva Zelanda.
MÁSCARAS RECORREN EUROPA
Las piezas en madera talladas a mano y enchapadas en chaquira como máscaras y animales de poder han traspasado fronteras. El artesano Carlos Mutumbajoy, del pueblo kamsá, asentado en el Valle del Sibundoy, en el departamento del Putumayo, ha conseguido que sus artesanías sean vistas en el exterior casi como tesoros, hasta el punto de haber sido expuestos en galerías de París.
«Las máscaras del Putumayo no significan para mí una artesanía; son bellas artes y lo he posicionado así en Europa», afirmó a Efe Mutumbajoy, quien lleva 17 años participando en ferias y ha impactado con su obra en España, Francia e Italia, y antes de la pandemia pudo exportar incluso a Corea del Sur.
Aunque en México manejan un tipo de técnica similar, fue el primer país al que pudo exportar sus creaciones por «el concepto ancestral y filosófico», en especial con las máscaras, que se convierten en una forma de «darle vida» a historias y a la cosmovisión indígena.
«Colombia es un país pluricultural, biodiverso y multiétnico, es de los países más lindos del mundo. Con distintas simbologías, culturas étnicas, técnicas y materiales; esa variedad hace que compradores internacionales pongan el ojo en el país», opinó el artesano.
REDES SOCIALES Y FERIAS, VENTANAS AL MUNDO
En el caso de Edilson Tanigama, de la Asociación Jaipono de la comunidad indígena embera-chamí, ubicada en Risaralda, se convirtió en un «reto» como artesano joven preservar un legado y una tradición ancestral.
Y lo hizo utilizando el mundo digital como la gran ventana para llevar a distintas partes del mundo collares, pulseras, pectorales y aretes que las mujeres indígenas fabrican en chaquira mostacilla.
Publicar fotografías y videos en sus redes sociales, para mostrar las artesanías y la cultura sobre el tejido, le permitió encontrar clientes internacionales, con Puerto Rico como primera estación para luego llegar a España, Inglaterra, Estados Unidos y Finlandia.
«En 2016 me regalaron un celular y empecé a curiosear y a mirar cómo vender en otras partes. Abrí una cuenta en Instagram y me vine a esta feria (Expoartesano). Me impulsé más. Tomaba fotos de mi mamá y de los otros artesanos y así empezamos a impulsarnos», relató a Efe el artesano de 25 años.
TELAR PRECOLOMBINO EN LAS PASARELAS
Flor Imbacuán Pantoja, diseñadora y directora creativa de Hajsú Etnomoda, de la etnia Los Pastos en Nariño, ha llegado a pisar pasarelas en Europa con sus productos elaborados el un telar precolombino.
Cautivó con sus diseños que parten de la ruana y simbologías, y cruzó fronteras para mostrar el rostro y el quehacer diario de las artesanas.
Imbacuán, que se prepara para viajar a París, señaló que las ferias han sido la mejor plataforma para exportar. Las aprovecha para realizar demostraciones de oficio, y «la mujer tejedora muestra su sabiduría con el telar» y los asistentes se enamoran del proceso, 100 % hecho a mano.
«Eso ha vuelto más sensible a la gente y por eso ampliamos nuestro mercado», dijo la artesana, hasta hacer envíos a Estados Unidos, Finlandia y Francia.
Jeimmy Paola Sierra