Buenos Aires, 14 sep (EFE).- Los precios al consumidor en Argentina mantienen su acelerada carrera, situándose en agosto en el 78,5 % interanual, la mayor tasa registrada en 30 años, y encaminándose a acumular este año un alza del 100 %.
Según informó este miércoles el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), el índice de inflación fue en agosto del 7 % en comparación con julio último, evidenciando una mínima desaceleración con respecto a la tasa del 7,4 % que se había registrado en el séptimo mes del año y que supuso el mayor salto mensual desde abril de 2002.
De acuerdo a Lautaro Moschet, economista de la Fundación Libertad y Progreso, «el dato de agosto, aunque siga siendo inusualmente alto, anuló las sospechas de espiral inflacionaria y, por lo tanto, la dinámica exponencial».
«No obstante, está claro que entramos en un régimen de inflación un escalón más alto del que veníamos», observó.
En términos interanuales, los precios al consumidor se dispararon en agosto al 78,5 % interanual, lo que representa un avance de 7,5 puntos porcentuales con respecto a la variación registrada en julio último.
Esta magnitud de alza interanual es la más alta desde diciembre de 1991, cuando Argentina intentaba dejar atrás la hiperinflación de 1989-1990.
Según el informe del Indec, en los primeros ocho meses del año Argentina acumuló una inflación del 56,4 %.
Esta tasa de inflación acumulada es la mayor para los primeros ocho meses del año desde 1991, año en que Argentina terminó con una inflación del 84 %.
DESEMBARCO DE MASSA
La muy leve desaceleración de los precios en agosto en comparación con julio coincidió con la asunción de Sergio Massa como nuevo ministro de Economía de Argentina y el anuncio de sus primeras medidas orientadas a intentar corregir los fuertes desequilibrios macroeconómicos del país.
Massa admitió, al asumir su nuevo cargo, que julio y agosto serían los dos meses del año «más dificultosos en materia inflacionaria», pero aseguró que desde septiembre la curva de precios comenzará a ceder.
Hasta ahora, las medidas que ha anunciado apuntan a moderar el déficit fiscal y reducir la emisión monetaria, además de intentar aumentar las reservas monetarias para buscar estabilizar las variables macroeconómicas.
El Banco Central, además, aumentó en agosto la tasa de interés de referencia al 69,5 % para intentar enfriar la inflación.
«Es una política que va un poco más al fondo, por lo menos buscando estabilizar en el corto plazo. Se ataca el desequilibrio monetario, limitando la financiación del Banco Central al Tesoro, suben las tasas de interés para llevarlas a un nivel positivo en términos reales, y se muestra cierta austeridad fiscal para cumplir con el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI)», dijo a Efe el economista Fernando Baer.
Se trata de «un cambio importante respecto de lo que veníamos viendo», según el experto, para quien, «desde el punto de vista de la consistencia macroeconómica, todavía queda mucho por verse».
HACIA LOS TRES DÍGITOS
En junio pasado, Argentina y el FMI corrigieron al alza la proyección de inflación para 2022, hasta un rango de 52-62 %, desde una tasa del 50,9 % en 2021.
Pero incluso esas previsiones oficiales corregidas quedaron muy por debajo de las proyecciones de los consultores privados que mensualmente recaba el Banco Central para su informe de expectativas.
El último de estos sondeos, hecho a finales de agosto y publicado la semana pasada, señalan que la inflación será este año del 95 % y que al menos hasta febrero la tasa mensual no será menor al 5,5 %.
Para Baer, existe una «alta probabilidad» de que Argentina cierre el año con una inflación cercana al 100 %, aunque todo dependerá de «si se logra aplacar un poco las expectativas».
«Pero si seguimos con esta inercia, es difícil que los índices de inflación se desaceleren significativamente de aquí a fin de año», advirtió el economista.