En general, los economistas están de acuerdo en que la asistencia a los más necesitados es algo ético que debemos de realizar, ya sea desde el Estado o nosotros mismos de manera voluntaria.
Pero, ¿todo tipo de ayuda o asistencia es siempre bueno, o a veces se puede convertir en algo pernicioso y contraproducente? Esto último ocurre cuando las personas se tornan dependientes del político de turno, lo que coloquialmente llamamos clientelismo.
En el presente artículo daremos una diferenciación entre una verdadera asistencia a los más pobres y cuando estas asistencias se convierten en asistencialismo y generan efectos no deseados en la sociedad.