Paraguay se consolida como líder regional en materia fiscal, con el esquema tributario más competitivo y simplificado de América Latina e incluso uno de los más atractivos a nivel global.
Con tasas uniformes y reducidas, reglas claras y estabilidad normativa, el país logró posicionarse en el primer lugar del Índice Integral de Impuestos en América Latina 2024, del Adam Smith Center for Economic Freedom. En dicha edición, Paraguay obtuvo una puntuación de 68,11, mejorando 5,47 % respecto al 2021 y manteniendo su liderazgo por segundo año consecutivo.
Varios analistas e inversores destacan el esquema tributario paraguayo, principalmente debido a su sencillez y su esquema “triple 10”. El mismo se compone por el Impuesto al Valor Agregado (IVA) con una tasa del 10%; el Impuesto a la Renta Empresarial (IRE), también con una tasa del 10%; y el Impuesto a la Renta Personal (IRP) del 10%.
El sistema también se compone por el Impuesto a los Dividendos y Utilidades (IDU), con tasas del 8% para residentes y del 15% para no residentes. Este esquema sitúa al país con las tasas más competitivas de la región en impuestos corporativos y personales, con un IVA neutral que no genera distorsiones.
ESQUEMA TRIBUTARIO SIMPLE
Cabe mencionar que Paraguay ofrece la tasa de impuesto corporativo más baja de Latinoamérica (IRE 10%), lo que constituye un fuerte incentivo para la inversión, creación y formalización de nuevas empresas.
En cuanto a impuestos al consumo, nuestro país también es líder regional, lo que se explica gracias a un IVA estable, simple y sin umbrales de exención.
Este fortalecimiento está directamente vinculado a la reforma fiscal de 2019, con la promulgación de la Ley N.º 6380, que entró en vigor desde el 1 de enero de 2020 y unificó regímenes, simplificó procedimientos y amplió la base impositiva.
A partir de ese momento, los impuestos directos como el IRP y el IRE, comenzaron a ganar mayor peso dentro de la estructura recaudatoria del país. De acuerdo con datos de la Dirección Nacional de Ingresos Tributarios (DNIT), en 2019, los tributos directos representaban el 28,1% de los ingresos totales.
Para el periodo de enero a julio de 2025, los mismos alcanzaron el 30,6%, lo que evidencia un crecimiento sostenido y una reducción gradual en la dependencia histórica de los impuestos indirectos, que aún concentran el 69,4%.
Sin embargo, pese a estos avances, el país tiene áreas con oportunidad de mejora, como por ejemplo un número limitado de convenios para evitar la doble imposición, además, aplica reglas estrictas en materia de deducciones de intereses, y la recuperación de costos asociados a activos fijos continúa siendo un desafío para las empresas.
Por otro lado, Paraguay grava la tierra con un impuesto predial y aplica tributos a las contribuciones de capital, lo que puede desincentivar la acumulación de capital en el largo plazo. Enfrentando estos cambios, y manteniendo la senda de reformas, Paraguay se perfila como un modelo global en eficiencia tributaria y estabilidad fiscal.