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22 de noviembre de 2024

«Con la independencia monetaria de 1847, se consolidó nuestra soberanía nacional»

Hacemos un recuento de los pasajes más relevantes de la historia económica y monetaria de nuestro país, a lo largo de la vida independiente, a través de las reflexiones que nos comparte el presidente del BCP, José Cantero.
Exploramos situaciones como el efecto de la interposición de la agenda política sobre la económica para independizarnos de España y Buenos Aires, la característica rudimentaria de la actividad económica en la época del Dr. Francia, el auge que trajo Carlos Antonio López y los desafíos de la modernidad.

En los 210 años de vida independiente que lleva cumplidos Paraguay, diversos eventos políticos y sociales marcaron también el devenir económico de la nación.

En este artículo exploramos las características que fue adquiriendo el quehacer cotidiano del pueblo paraguayo, en las diversas etapas de la historia, a través de las reflexiones que comparte con MarketData el presidente del Banco Central del Paraguay (BCP), José Cantero.

Recordamos también los hitos económicos que construyeron la independencia monetaria, el fortalecimiento institucional y la soberanía nacional.   

– ¿Cómo era la situación económica al momento de la independencia?

Nuestra independencia aconteció en un periodo económico no tan favorable. El auge comercial, que venía experimentando la Provincia del Paraguay, con la apertura del comercio regional establecida en 1777-78, ya se había agotado años antes de la Independencia de nuestro país. Los datos históricos de exportación de yerba, y también del tabaco, por ejemplo, confirman una profunda tendencia a la baja de los envíos al exterior, que se inició en 1807 y se extendió en los siguientes años. Esta serie de datos señalaría que el “boom” se había agotado y que al momento de la independencia nos encontrábamos en un bajón económico. Además, la invasión de Belgrano estresó la posición fiscal de tal forma, que causó una situación fiscal poco favorable. 

La independencia del Paraguay, tanto de España como de Buenos Aires, se hubiese consolidado aún más si hubiese contemplado la independencia monetaria. Resulta que el signo monetario es un símbolo soberano, quizás tan o inclusive más relevante que la bandera nacional, porque lo llevamos en los bolsillos todos los días, tiene la capacidad de traspasar fronteras y es el principal instrumento de la actividad económica; por tanto, es la base para la prosperidad de una nación. Pero nuestra independencia monetaria tuvo que esperar prácticamente tres décadas.

– Transcurrida la independencia del Paraguay, ¿por qué no se acuñaron monedas como símbolo de independencia monetaria?

Creo que solo tenemos margen para deducir y tratar de encontrar algunas luces a esta interrogante. Quizás los desafíos iniciales, de afianzar la independencia del país, eran tan elevados que no dejaban mucho espacio para emprender reformas monetarias o bancarias. En los primeros años del Paraguay independiente, las amenazas de quebrar la naciente soberanía eran serias y provenían de varios frentes, tanto internos como externos. Además, el esfuerzo inicial se centró en consolidar el poder político, situación que nos llevó a transitar desde la Junta de Gobierno, al Consulado, y de ahí a la Dictadura Temporal y posteriormente la Dictadura Perpetua. Esta agenda política no dejaba mucho espacio para una agenda monetaria.

Pero quizás hay otros factores que puedan explicar esa situación. El bloqueo al comercio con Buenos Aires, así como el sometimiento de la clase comercial y mercantil, probablemente fueron responsables de crear un suelo poco fértil para una reforma monetaria. En economías rudimentarias, donde la clase mercantil es prácticamente inexistente, difícilmente surjan necesidades monetarias o de financiación. Lo cierto es que desde la independencia hasta la muerte del Dr. Francia, el sistema monetario era muy precario, las monedas españolas eran escasas, estaban gastadas y en gran parte se recurría al trueque o al establecimiento de los precios en término del “dinero de la tierra”, como la yerba mate.

Por último, tampoco podríamos descartar la falta de “expertise” y el poco vínculo a nuevas ideas extranjeras, en especial relacionados a temas monetarios.

– ¿Qué cambia con el gobierno de Carlos Antonio Lopez?

Bajo el liderazgo visionario de Carlos Antonio López nace la independencia monetaria del Paraguay. Inclusive en su mensaje como Cónsul, en 1842, antes de ser nominado Presidente de la República, ya había expresado la necesidad y orientación para acuñar monedas. López lo tenía muy claro, desde el inicio. Inclusive adquirió una prensa acuñadora de monedas desde el Brasil, que hoy se puede apreciar en el Museo de Numismática del Banco Central del Paraguay. Bajo su presidencia también se imprimieron los primeros billetes nacionales, que inicialmente llevaban su firma.

Con la independencia monetaria de 1847, tras las primeras emisiones de monedas, acontecida en el gobierno de Carlos Antonio Lopez, se consolidó la soberanía nacional.

La lección que podríamos extraer de este periodo, que lo podríamos calificar como la “edad de oro” de nuestra economía, es que el auge económico experimentado estuvo aparejado bajo un sistema monetario muy prudente, pues Carlos Antonio López era muy consciente del daño que podría generar una mala gestión monetaria, en especial cuando se utiliza la emisión de dinero papel para financiar las necesidades fiscales. Creo que deberíamos revalorizar que la creación de un sistema monetario prudente, en la era de López, fue la base segura para el progreso de la nación.

«La experiencia, vivida en carne propia, nos ilustra que tras los grandes choques es preferible que se nos encuentre siempre unidos, y que el diálogo racional sea el cauce para salir de estos escenarios tan complejos«.

José Cantero, presidente del BCP

– ¿Qué lecciones nos dejó la administración de la guerra de la Triple Alianza y la post-guerra, para el manejo de las crisis?

Los libros de historia tampoco relatan que la Guerra de la Triple Alianza significó la pérdida de la independencia monetaria, pues al culminar la contienda se decretó la desmonetización de la moneda nacional y eventualmente las diversas monedas extranjeras obtuvieron curso legal, preferentemente el peso argentino.

A mi modo de ver, el verdadero costo de la guerra fue la emergencia de la división de la sociedad paraguaya, que nos llevó a un escenario prolongado de confrontación continua, plagada de enfrentamientos, golpes de Estado y guerras civiles. Este escenario de rivalidad dejaba muy poco espacio para emprender reformas monetarias o bancarias, necesarias para el progreso del país.

– ¿Cuáles fueron los eventos monetarios más importantes que marcaron a nuestro país a lo largo del siglo XX?

El hito más relevante, sin dudas, fue la creación del guaraní en 1943, y la reforma bancaria de 1944. El artífice y persona descollante de ese entonces fue el Dr. Carlos Pedretti, a quien le debemos un justo homenaje.

También fue clave la creación de la Oficina de Cambios en 1916, institución embrionaria del BCP, que permitió capitalizar el auge económico de los años 20 del siglo del XX y posibilitó que el país pueda acumular una posición favorable para hacer frente a los desafíos de la Guerra del Chaco. El Dr. Rodolfo Ritter fue quien diseñó esta institución.

El tercer y cuarto suceso fueron las firmas del Acuerdo Stand By con el FMI (Fondo Monetario Internacional) en 1956 y 2003.

Se puede ver, con mucha claridad, que estos sucesos de creación y fortalecimiento institucional en el ámbito monetario, al igual que bajo el gobierno de Carlos Antonio López, fueron el basamento seguro para que la economía nacional pueda experimentar auges económicos prolongados.

– Ya en la era de la democracia y con la llegada del nuevo milenio, ¿ante qué desafíos económicos se encontraba Paraguay y a cuáles de ellos respondimos satisfactoriamente?

La lección de la última década del siglo pasado es muy válida para emprender los desafíos de este milenio. En los 90, tras las sucesivas crisis bancarias, comprendimos que resulta demasiado beneficioso para una nación contar con instituciones monetarias y financieras cada vez más sólidas, para hacer frente a los desafíos que impone una economía de mercado y la integración a la economía mundial. Es por eso que es sumamente necesario seguir orientando los esfuerzos hacia el fortalecimiento institucional, el tecnicismo y la autonomía monetaria.

Justamente, la orientación hacia instituciones monetarias y fiscales más sólidas posibilitó el mayor y más prolongado auge económico en democracia, que se inició en el 2003. Lo interesante, en nuestra historia económica, es que finalmente el crecimiento económico experimentado se hermanó con la democracia. Nuestro reto, mirando hacia adelante, es que podamos experimentar desarrollo en democracia, una democracia cada vez más fuerte y un desarrollo cada vez más competitivo e inclusivo. Para alcanzar ese sitial debemos seguir garantizando las bases de solidez macroeconómica, de lo contrario será solo una aspiración.

– Con el estallido de la pandemia de COVID-19 ¿qué fragilidades y fortalezas de nuestra economía fueron reveladas, y cómo se debe seguir trabajando para salir fortalecidos de esta situación de emergencia?

Creo que nuestra sociedad se enfrentó a este desafío descomunal con mucha madurez, responsabilidad y racionalidad, por medio del compromiso ciudadano y de la implementación de amplias políticas públicas, llevadas a cabo en forma coordinada desde distintos ámbitos: monetario, financiero, liquidez, fiscal, sanitario, empleo, etc.

Nuestra historia económica puede ser aleccionadora para seguir enfrentando situaciones tan complejas, como la que estamos viviendo. La experiencia, vivida en carne propia, nos ilustra que tras los grandes choques es preferible que se nos encuentre siempre unidos, y que el diálogo racional sea el cauce para salir de estos escenarios tan complejos.

Tenemos que enfrentar este gran reto que se nos presenta, en forma armónica y muy racional. Urge emprender reformas institucionales, enfocadas en generar capas de eficiencia y competitividad, enfocados en la digitalización, para proyectarnos a un mundo desafiante y con amplias oportunidades. En el Banco Central estamos contribuyendo con esa visión, trabajando para tener un sistema de pagos 24×7, una economía con mayor grado de bancarización y una entidad monetaria cada vez más técnica, eficiente y eficaz.

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