La pandemia de COVID-19 exigió optar por la flexibilidad en los procesos educativos, tanto en el país como con quienes se encuentran formándose en el exterior, pero también brindó la oportunidad de explorar las alternativas que presentan las nuevas tecnologías.
Sobre estos temas conversamos con Federico Mora, director del programa de Becas Carlos Antonio López (Becal)
– El objetivo principal de la inversión estatal es la de aumentar el capital humano y aumentar la productividad de los trabajadores del país ¿Cómo logra esto Becal?
Becal nace del objetivo de generar lo que llamamos capital humano avanzado. Tiene como objetivo aumentar el número de investigadores en el país y, a su vez, el nivel de la productividad. Paraguay tiene grandes déficits en cuanto a la incorporación de innovación y tecnología en las empresas de forma transversal. Es por esto que Becal realiza un estudio para conocer cuáles son las prácticas que se llevan a cabo a nivel internacional, para dar ese salto en capital humano; y es ahí donde encontramos que un programa que se realiza enviando profesionales a las mejores universidades podría tener múltiples beneficios.
Por un lado, llevarnos de forma rápida a la academia y luego, a su regreso, generar conocimiento por medio de ellos, para que puedan vincularse a la investigación a tiempo completo o trabajar en el sector privado productivo, como también en los sectores públicos. Entonces con este propósito nace hace cinco años el programa de Becas Don Carlos Antonio López. En este momento contamos con más de 1.600 becarios, tenemos una inversión en torno a los 65 millones de dólares y también un calendario de trabajo que va hasta el 2023, con los recursos ya programados y reservados con especial foco en ciencia y tecnología.
– ¿Cuál es el principal objetivo del programa?
El objetivo es traer eso que todavía se encuentra incipiente en el país para ir generando nuevos nichos. Un programa que se está generando en el área médica a sus especialistas, capacitando sectores donde hoy no hay servicios en el Paraguay y tampoco hay enseñanza sobre estos temas; por consecuencia, serán absolutamente pioneros y son los que en algún momento traerán consigo los laboratorios con los equipamientos. El programa de Becal es parte de una estrategia, en donde otro eslabón es el CONACYT, el cual debe de hacer parte por medio de la generación del ecosistema para investigaciones, ya que posee los recursos para financiar proyectos y equipar los laboratorios.
Fuimos creciendo, nacimos con maestrías, doctorados, luego post doctorados, ahora también incorporamos la modalidad de movilidad estudiantil, la cual me parece de suma importancia para que el estudiante universitario tenga el roce internacional, cambiando su perspectiva de forma temprana. Para paliar el cuello de botella de entrada, creamos también la formación de idiomas, en donde Becal brinda becas nacionales de idioma: los becarios pueden optar entre inglés, alemán o francés, y con eso ir preparando ese semillero de futuros becarios de postgrados.
– ¿Cuáles son los principales sectores en donde se concentran los que ya fueron capacitados?
Sin duda que ingeniería en todas sus ramas. Hay un foco desde inicios de la Becal que fue haciendo de voz en voz: el que ya fue becado se encarga de invitar a sus colegas o a las generaciones que van llegando. Ciencias agrarias, tecnología, ciencias vinculadas al campo, tienen una cantidad importante no solo a nivel de maestría sino también de doctorados, lo que nos parece muy importante e interesante. Medio ambiente es un área que está teniendo mucho retorno, todo lo que tiene que ver con el internet o con el uso de tecnologías de la información y la comunicación. Luego existe un bloque de profesionales del ámbito público que tienen la obligación de retorno a la institución, los cuales realizan programas vinculados a políticas públicas, económicas, sociales, financieras e inclusive ámbitos del derecho, pero siempre la regla es el retorno a la institución. En términos de números, estamos con más de 1.000 retornados y de esos retornados, la gran mayoría a nivel de maestría. La primera camada que terminó el doctorado comenzó a llegar el año pasado, después de 4 años.
“Contamos con más de 1.600 becarios, tenemos una inversión en torno a los 65 millones de dólares y también un calendario de trabajo que va hasta el 2023”
– En cuanto al retorno de los becarios ¿Existen programas que ayuden a la entrada al mercado laboral a los becarios?
Generamos un fondo de 7 millones de dólares, pensando en los postulantes del doctorado ¿Por qué en ellos? El que realizó una maestría de carácter profesional es absorbido por el mercado; sabemos que en líneas generales, salvo excepciones que no haya tenido una experiencia laboral previa, en un 70% a 80% está trabajando entre los tres o cuatro meses luego de haber vuelto al Paraguay. Nos preocupa aquel que realizó un doctorado, debido a que en nuestro país el sistema de investigación es muy débil.
Entonces, lo que hicimos fue generar un fondo que tiene como parte de sus actividades subsidiar la vinculación de un Doctor a la academia a tiempo completo por 24 meses, con la condición de que a partir del mes 25 la universidad o el centro de investigación lo incorpore en su plantel a tiempo completo. Entonces, tiene un subsidio de dos años para que el centro también tome la adaptación, y pueda descubrir las ventajas de realizar investigaciones y la existencia de un fondo nacional e internacional que puede ayudar, siempre que se dedique o tenga un ala de investigación dentro de su centro.
La segunda actividad es para vincular proyectos de investigación que generan una red entre lo que el Doctor estudió en su universidad del exterior y las líneas de investigación en el Paraguay; y mediante esto, crear un proceso de internacionalizar de alguna forma a la academia.
La tercera sí está vinculada a la innovación en el ámbito privado. Son fondos para co-financiación, es decir, una empresa que quiera innovar en algún proceso o en una nueva línea de producción, un becario presenta un proyecto donde dice “voy a poner el 40% de los recursos de este proyecto y solicito a la Becal me dé una mano con la diferencia”. Becal tiene unos topes de financiación para estos casos. Con esto queremos cerrar la propuesta de política pública más allá o a la par de lo que ofrece el CONACYT, que está directamente dirigido a investigadores.
– Por el lado de la situación que se vive actualmente por el Covid 19 ¿Qué medidas tomaron con los becarios que se encontraban en el exterior y con quienes se debían postular?
Existen dos elementos que explican nuestra posición, la primera fue de máxima flexibilidad. Becal, muy temprana iniciada la pandemia, hizo el comunicado a becarios – más de 500 en el exterior – de que si no podían volver y ya habían culminado el periodo de beca, se ampliaba la cobertura hasta que pudieran volver. En el caso de que pudieran volver, veíamos los vuelos humanitarios para traerlos, hacer la cuarentena y continuar desde acá sus estudios. Si es que debían quedarse porque deben de continuar, lo realizaban de forma virtual o remota a través de las plataformas que dispusieron sus universidades y volverían a la normalidad una vez que esté permitido. Nos adaptamos para que ningún proceso ya abierto de nuestros becarios se corte.
Por otra parte, a los que deben de ir también se ofreció soluciones. Si la universidad nos dice “vamos a iniciar de forma virtual recién en enero”, fue aceptado, es decir, tomamos todas las consideraciones, pero además también creamos un producto que ya lo veníamos pensando, que es una convocatoria para un programa 100% virtual y que, además, llega a otro nicho: llega a aquel profesional que no está en el momento de su vida de ir al exterior, porque ya está trabajando y tiene un alto nivel laboral, pero que sí quiere tener un postgrado de primer nivel. Entonces, para ellos también creamos una nueva convocatoria virtual, la cual se acoplará como un producto más del programa, es decir, va a pasar a ser un producto estable.
“Nos preocupa aquel que realizó un doctorado, debido a que en nuestro país el sistema de investigación es muy débil”.
– Ahora, pasamos a las preguntas sobre el proyecto personal de Federico Mora, Matilda ¿De qué se trata?
Matilda es una iniciativa personal. Tiene el nombre de Matilda, que es mi hija. Nace de la necesidad de revisar lo existente, de esa insatisfacción de ella como alumna. Muchas veces notamos que no siempre está concentrada, no siempre está motivada, pero también como padres, viendo que más se podría ofrecer. Observado la situación actual con la pandemia, la cual trae todo este proceso de revisión, de repente incorporamos tecnología y entramos en ese debate ¿hay un espacio en la educación para la tecnología? Entonces, a partir de eso, planteo la posibilidad de revisar una malla curricular.
Hoy esta malla curricular, está muy estancada en disciplinas o asignaturas que son solamente en sí mismas, pero que no convergen entre ellas. El nuevo enfoque plantea una interconexión entre las asignaturas, dando la posibilidad de que haya una educación mayormente basada en proyectos muchos más amplios, tocando varias disciplinas dentro de un mismo proyecto, pero también permite que el estudiante tenga cierta autonomía para desarrollos sobre todo teóricos, a través de plataformas que ya existen o plataformas que tuvieron como una explosión en todo este periodo. Entonces trae esta dosis de flexibilidad donde el estudiante, incorporando tecnologías digitales, puede seguir a su ritmo en ciertas áreas.
Las tecnologías nos permiten de alguna forma trazabilidad. Nos permiten también retroalimentación, porque captan absolutamente todo, como estas aplicaciones de inglés que dicen en qué te equivocaste, cuántas veces, tiene la propia inteligencia que te hace repetir los ejercicios y eso puede utilizarse también para matemáticas, pueden utilizarse con clases de historia, con materiales didácticos. Hay muchas funcionalidades más que hoy me parecen que son posibles, ya que la tecnología está disponible, y donde toda esa combinación de elementos se parece mucho al mundo que van a recibir en el futuro.
Un mundo de mucho cambio, un mundo poco rígido, el teletrabajo nos mostró que esa es una tendencia que puede tener bastante éxito, pero que también requiere de otro tipo de habilidades. Entonces, cambiamos las asignaturas para traer más contenido de formación individual, de habilidades blandas, de resolución de problemas, es decir, damos por asumido que mucho del contenido ya está disponible en web y en diferentes aplicaciones, pero que hay otra que no es evidente que el joven lo adquiera de forma automática y tiene que ver con su capacidad de adaptación, con su capacidad de plasticidad, de flexibilidad. Hay como todo un énfasis en eso, mucho de hacer curricular lo que es extracurricular. Existen en nuestro país centros educativos que tienen esa tendencia muy marcada y que me parece son las tendencias que los países más desarrollados están adoptando.
“Las tecnologías nos permiten de alguna forma trazabilidad. Nos permiten también retroalimentación, porque captan absolutamente todo”.
– ¿Cómo podemos contrastar el proyecto con el contexto y las falencias del sector de educación que se vive actualmente?
Creo que hay, sin dudas, un proceso a seguir, por eso lo planteo en tres focos en donde tomarlo:
(1) Tomarlo primeramente como una investigación y efectivamente replantearnos: ¿necesitamos reconfigurar el sistema educativo?
(2) El segundo es tomarlo como un plan piloto para el ámbito público, es decir, en algún momento vamos a encontrar la tecnología, nos va a brindar la solución para que el internet sea universal, no sé si en cinco años o en diez años, pero va a llegar. Y hoy se supone que contamos con recursos del Estado mismo, a través del MITIC (Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicación), como para idear una estrategia en ese sentido. Pero lo que no podemos decir es “no lo vamos a captar porque como país nos queda difícil”, cuando es la tendencia mundial, “nosotros no podemos aplicarlos, nuestra brecha con el mundo”, bajo la excusa de que tanto nos falta.
(3) Tomarlo en el ámbito privado, en las instancias que sí pueden y tienen las condiciones de infraestructuras. Pero también las familias, en cuanto a la conectividad.
¿Cuál es el hilo conductor? La formación del docente, ya que el mismo se reconfigura en este escenario, deja de ser el centro de atención y el estudiante pasa a ser el centro, el mismo se sirve de todo lo que la tecnología le puede brindar en términos de contenido y pasa a ser como un gran tutor que monitorea y que acompaña.
Fotografía: IP Paraguay
Perfil
Nombre: Nelson Federico Mora Peralta
Profesión: Licenciado en Sociología, y en Ciencias Políticas y de la Administración Pública. Magíster en Administración Pública.
Trayectoria profesional: Docente universitario y actual director del programa de Becas Carlos Antonio López (BECAL), del Gobierno de Paraguay.