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21 de noviembre de 2024

“La economía va a estar totalmente subordinada a la salud”

Alberto Acosta Garbarino, presidente de Dende y miembro de Asoban, relata cómo se vive el transcurso de la pandemia en el sistema financiero local y qué se espera para el dinamismo económico de los próximos meses.

La pandemia de COVID-19 vino a frustrar el proceso de recuperación económica que le esperaba a Paraguay tras el difícil contexto generado en el 2019 por la sequía, las inundaciones, los menores precios de commodities, el cambio de Gobierno y el deterioro de los países vecinos.

La emergencia sanitaria también reconfiguró las prioridades para el consumo y la inversión por parte de las familias y las empresas, al tiempo que debilitó a varios sectores, pero también potenció las actividades de otros segmentos.

El sistema financiero no es inmune a los efectos de los últimos eventos nacionales y mundiales; el impacto se observa en la evolución de indicadores como el ritmo de desembolso de créditos y de aumento de depósitos, variación de utilidades y percepción del riesgo para el desarrollo de negocios.

Alberto Acosta Garbarino, presidente de la fundación Desarrollo en Democracia (Dende) y miembro de la Asociación de Bancos del Paraguay (Asoban), conversó con MarketData sobre estos temas y compartió sus apreciaciones sobre las perspectivas económicas nacionales y mundiales.

– ¿Cómo respondió el sistema financiero paraguayo al estallido de la pandemia de COVID-19?

En marzo, se apagó la luz: vino esta cuarentena, se cortó todo y lo que uno hace en un momento así de cambio tan brusco y de tanta incertidumbre básicamente es la prudencia, y la prudencia para el sector financiero es la liquidez. El banco maneja depósitos del público, una parte grande de los depósitos están a la vista, casi un 60%, eso pueden retirar en cualquier momento y el banco tiene que tener los colchones necesarios para hacer frente a cualquier eventualidad. En época de bonanza, el colchón puede ser más chico porque no hay mucho riesgo de retiro, pero así en un momento de tanta incertidumbre el riesgo era muy grande, la incertidumbre era grande, y la mayoría de los bancos y las empresas lo que hicimos fue frenar la colocación de créditos, endurecer la política de crédito porque eso implica salida de plata, tomar créditos en el exterior aunque no nos hacía falta en ese momento, para tener la plata en la caja para el peor escenario posible.

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– ¿Qué comportamiento se observa en el público tomador de crédito?

Hubo una frenada de los créditos, pero tampoco hubo mucha demanda de créditos, también la demanda cayó brutalmente en el mes de abril porque el crédito es un medio, no es un fin: la gente pide crédito para algo, porque quiere viajar, comprar un auto, una casa, festejar el cumpleaños de su hija, nada de eso se hacía en abril. Pusimos el freno para esperar que pase todo esto, había mucha incertidumbre de si va a continuar trabajando o no, todo esto generó una parálisis muy fuerte en abril, sumado a la cuarentena estricta que había. En la medida que se fue aflojando un poco la cuarentena y se fue también disipando un poco más la niebla, comenzamos a ver una reactivación.

“La solución va a tener que venir de la solidaridad de la gente que más puede con los que menos pueden. Hay que evitar que esto se convierta en una explosión social”.

– ¿Qué efectos está teniendo la “cuarentena inteligente”, en cuanto a la reapertura de ciertas actividades económicas?

Se ve una recuperación, pero se aplica una frase en estadística que dice: puedo tener un pie en el fuego y otro pie en el hielo, y en promedio estoy tibio. Hay sectores que están muy mal y otros que están bien: el sector de servicios, eventos y turismo está desastrosamente mal, todo el comercio de frontera está mal; y hay sectores que están creciendo: supermercados, farmacéuticos, productos del hogar, la gente se queda más tiempo en la casa y quiere tener un televisor más grande, una cama más confortable, en el mundo entero está ocurriendo eso, y se reduce mucho la venta de productos suntuarios, lujosos. Vamos a ver el miedo de la gente, crecen los depósitos de los bancos y eso porque la gente no usa el dinero: no gasta, no viaja, no compra, no invierte, todos estamos muy prudentes y no se ve que esta inyección (de recursos por parte del Gobierno) se transmita a una reactivación desde el punto de vista de un crecimiento ya sostenido. Lo que está habiendo es un rebote, una normalización: estábamos todos encerrados, no producíamos, de repente se abre y comenzamos a producir de vuelta, pero después va a ser difícil crecer.

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– ¿Qué elementos considera que influirán en mayor medida para que el mercado recupere la confianza y se acelere el consumo y la inversión?

Cada vez va a ser más importante la psicología que la economía en este tema, porque mientras la gente no vaya perdiendo el miedo, va a comprar artículos de primera necesidad y va a guardar si es que tiene caja de ahorro. El famoso rebote va a estar en la estadística pero va a llevar su tiempo para volver a generar empleo. Hay un componente muy fuerte de la enfermedad, fuimos bombardeados por cuatro o cinco meses, nunca en la historia de la humanidad hubo un bombardeo así: prendías canal brasilero, argentino, español, americano, europeo, todo era “la muerte” y “quedate”, la mayoría de la gente de alto poder adquisitivo es gente mayor, no quieren salir, tienen miedo. La economía va a estar totalmente subordinada a la salud. Vamos a pasar un periodo largo, nos estamos preparando para un escenario de uno o dos años complicados.

“Lo que está habiendo es un rebote, una normalización: estábamos todos encerrados, no producíamos, de repente se abre y comenzamos a producir de vuelta pero después va a ser difícil crecer”.

– ¿Cuáles son las perspectivas para los próximos meses en cuanto al desenvolvimiento de la economía, tanto en el país como en el mundo?

Va a haber un proceso de empobrecimiento general de la gente: el Paraguay se va a empobrecer, Argentina y Brasil, el mundo entero va a sufrir un empobrecimiento muy importante por toda esta crisis grande que hubo, de eso no hay solución, es como que haya venido un huracán y derribó la casa. La solución es cómo reconstruimos, pero no vamos a poder volver a la etapa anterior de un día para el otro, la solución va a tener que venir de la solidaridad de los países ricos con los países más pobres, de los países que más pueden con los que menos pueden, también dentro del país de la gente que más puede con los que menos pueden, tiene que haber un esquema de apoyo para evitar que esto se convierta en una explosión social, ya está ocurriendo con todos estos robos, puede terminar explotando en una situación incontrolable.

Perfil

Nombre: Alberto Acosta Garbarino

Formación profesional: Licenciado y Master en Administración de Empresas.

Trayectoria profesional: Es presidente del banco Familiar y de la fundación Desarrollo en Democracia (Dende), miembro de la Asociación de Bancos del Paraguay (Asoban) y socio fundador del Club de Ejecutivos.  

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