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18 de septiembre de 2024

Gremio afirma que Paraguay tiene potencial agroindustrial global, pero carece de políticas públicas

La Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales destacó el potencial de Paraguay para convertirse en la «gran fábrica» de la región en procesamiento de oleaginosas. Sin embargo, enfatiza en la necesidad de desarrollar políticas públicas adecuadas para atraer inversiones, generar empleos y aumentar los ingresos de divisas.

Considerando las declaraciones del representante de la Cámara Aceitera Argentina, quien prevé que Paraguay se convertirá en la «gran fábrica» de la región en los próximos años para el procesamiento de oleaginosas y la producción de aceites, biocombustibles y otros derivados, la Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (CAPPRO), en un comunicado reiteró el gran potencial del sector agroindustrial paraguayo.

No obstante, menciona que para convertir este potencial en realidad, es crucial desarrollar políticas públicas adecuadas. En este punto mencionan que estas políticas no solo atraerán mayores inversiones en el sector, sino que también generarían empleos formales y de calidad, transferencia de tecnología y un mayor ingreso de divisas al exportar productos industrializados de mayor valor, en lugar de materias primas. 

Además, según el mencionado gremio se diversificarían las industrias que utilicen subproductos como harina, aceite crudo y cascarilla de soja, promoviendo un efecto derrame en toda la economía.

La CAPPRO añade que las aceiteras, industrias de biocombustibles y otras que procesen oleaginosas y sus derivados permitirían un mayor aprovechamiento interno de los productos agrícolas, gracias al excelente trabajo de los productores y la cadena de valor. Estas inversiones tienen un impacto más profundo que otras de similar cuantía debido a su encadenamiento y demanda interna.

Sin embargo, CAPPRO insiste en la necesidad de una política industrial clara que permita, como primer paso, que la industria aceitera nacional opere cerca de su capacidad instalada, y así atraer nuevas inversiones para aprovechar mejor la producción nacional.

En este punto menciona que en años buenos, la producción de soja, la principal oleaginosa del país, alcanza entre 10 y 11 millones de toneladas anuales, mientras que la capacidad de procesamiento de las industrias aceiteras es de solo 4,2 millones de toneladas anuales. En los últimos tres años “normales” (excluyendo la sequía de 2022), se procesaron apenas 3,01 millones de toneladas anuales de soja, dejando cerca del 30% de la capacidad sin utilizar.

Aunque la producción de soja aumentó un 28% entre 2014 y 2024, la industrialización no tuvo el mismo crecimiento y fue un 8% menor en 2023 que en 2014. Además, la capacidad instalada se redujo en 300 mil toneladas/año desde 2018, cuando una industria suspendió sus operaciones de molienda.

Esto se debe a que, en las condiciones actuales, es más competitivo vender la materia prima al extranjero que procesarla localmente. Sin corregir esta situación, es difícil que Paraguay se convierta en la «gran fábrica» que se plantea, ya que la consolidación de la industria aceitera es esencial para el desarrollo de biocombustibles y otros sectores.

Además, existe una alta demanda de granos paraguayos desde Argentina, que facilita la importación de materia prima con un régimen de admisión temporaria. En los últimos cinco años (2019-2023), el 78% de la soja en estado natural exportada desde Paraguay tuvo como destino Argentina.

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