Buenos Aires, 2 feb (EFE).- Argentina, uno de los mayores productores y exportadores mundiales de granos y derivados, espera para este año un ingreso de divisas récord por las ventas externas del sector agrícola, un oxígeno más que necesario para la golpeada economía del país suramericano.
Pese a que todos los pronósticos técnicos coinciden en que la cosecha agrícola de Argentina de la campaña 2020-2021 será menor a la del ciclo previo, el país se beneficiará de precios internacionales de los granos que no han dejado de crecer desde agosto pasado.
De acuerdo a un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario difundido el viernes último, el volumen de la cosecha 2020-2021 caerá 9 % en relación con la campaña anterior por precipitaciones insuficientes.
Sin embargo, por efecto de los altos precios internacionales, Argentina, cuyas exportaciones totales de bienes primarios e industriales totalizaron el año pasado casi 55.000 millones de dólares, podría concretar envíos de granos y sus derivados por un récord de 35.900 millones de dólares, lo que implica unos 10.000 millones más de ingresos que los obtenidos por las ventas externas de la campaña 2019-2020.
LA VARIABLE CLIMÁTICA Y LOS PRECIOS
«Por factores climáticos van a registrarse recortes respecto a la campaña anterior, pero no del volumen de pérdidas del ciclo 2017-2018, cuando Argentina sufrió la sequía más grande los últimos 50 años», dijo a Efe Catalina Ferrari, analista de mercados agropecuarios de la consultora AZ Group.
Los campos de cultivo en Argentina, primer exportador mundial de aceite y harina de soja y tercero de maíz, han recibido menos lluvias por el fenómeno de «la Niña», lo que impacta negativamente en los rendimientos, pero colabora a elevar los precios internacionales.
Lo mismo sucede en Brasil, que, junto con Argentina, concentra la mitad de la producción mundial de soja, por lo que la evolución de las lluvias en Suramérica condiciona los precios.
«En Brasil, la cosecha viene retrasada. Hoy el riesgo de bajada internacional de precios está en que Brasil, que en principio iba a tener una pérdida de cosecha como Argentina, llegue finalmente a un volumen récord de cosecha y esa entrada de oferta puede llegar a condicionar un poco los precios que vemos hoy», observó Ferrari.
Otros factores, como las bajas existencias remanentes al final de la campaña en los Estados Unidos y la fuerte demanda china, ayudan a mantener el precio de la soja en su nivel más alto desde 2014, mientras que el del maíz se ubica en los valores más elevados desde 2013.
Por el lado financiero, en tanto, un dólar más débil -consecuencia de la mayor emisión monetaria y las bajadas en las tasas de interés adoptadas en varios países ante los efectos económicos de la pandemia de covid-19- también ha impulsado los precios de las commodites, aunque este factor es transitorio.
ALIVIO PARA LA ECONOMÍA
El fuerte aumento esperado en los ingresos por exportaciones del agro traerá algo de alivio a Argentina, que arrastra tres años de fuerte recesión y desequilibrios macroeconómicos.
La entrada adicional de divisas ayudaría a fortalecer las reservas del Banco Central -que el año pasado perdieron 5.438 millones de dólares y actualmente rondan los 39.500 millones de dólares-, afrontar con menos dificultades los pagos de deuda, moderar las expectativas de devaluación del peso argentino y permitir eventualmente un gradual levantamiento de las restricciones para el acceso a dólares de empresas e individuos.
«Para las tan menguadas reservas del Banco Central, esto puede ser una buena noticia y un elemento que debería hacer que la política monetaria armonice más las tasas de interés. Si se logra mayor liquidación (de divisas por exportaciones), la brecha cambiaria va a caer», dijo a Efe el economista Ricardo Delgado, director de la consultora Analytica.
Por otra parte, un aumento de las ventas al exterior incrementaría los ingresos del Fisco por el cobro de derechos de exportación de granos y derivados.
Según cálculos de la Bolsa de Rosario, de mantenerse los actuales precios y proyecciones de cosecha, el Fisco recaudaría por derechos de exportación 8.500 millones de dólares, un 42 % más que lo obtenido por las colocaciones de la campaña agrícola 2019-2020.
Analytica, por su parte, calcula que, sólo por las exportaciones del complejo de la soja, el Fisco obtendría una recaudación extra de entre 302.800 y 357.000 millones de pesos (entre 3.360 y 3.970 millones de dólares), un impacto que podría ser aún mayor ya que todavía hay un saldo exportable de 7,2 millones de toneladas de soja de la campaña anterior.
«Es un número interesante desde el punto de vista fiscal, ya que permite suavizar el ajuste fiscal», apuntó Delgado sobre el efecto que los mayores ingresos podrían tener en las cuentas públicas de Argentina, país que registró en 2020 un déficit fiscal primario equivalente al 6,5 % del PIB que pretende reducir al 4,5 % del PIB este año.