Sao Paulo, 20 ene (EFE).- El Banco Central de Brasil mantuvo este miércoles la tasa básica de interés en el mínimo histórico del 2,0 % anual, en medio a la alta incertidumbre ante la pandemia del coronavirus, que vuelve a golpear con fuerza la mayor economía de Suramérica.
En su primera reunión de 2021, el Comité de Política Monetaria (Copom) del Banco Central decidió, por unanimidad, continuar con los tipos del 2,0 %, que fijó en agosto pasado, un fallo unánime que se encuadra dentro de lo esperado por el mercado financiero.
En un comunicado, la autoridad monetaria destacó que la incertidumbre sobre el ritmo de crecimiento de Brasil «permanece por encima de la usual», pese a que los indicadores referentes al final de año pasado «han sorprendido positivamente».
«El Comité entiende que esa decisión refleja su escenario básico y un balance de riesgos de variancia mayor que la usual para la inflación», señaló la entidad.
Asimismo, consideró que la retomada experimentada a partir del tercer trimestre de 2020 en Brasil no «contempla los posibles efectos del reciente aumento en el número de casos de covid-19» en el país, uno de los más golpeados por la emergencia sanitaria en el mundo.
La incertidumbre económica, añadió, proseguirá sobre todo en los tres primeros meses del año, debido al previsible cese de los auxilios otorgados en carácter de emergencia por el Gobierno a la población más vulnerable y algunos sectores para paliar los efectos de la pandemia.
Asimismo, el Copom admitió que la reciente elevación en los precios de las materias primas internacionales y sus reflejos sobre los precios de alimentos y combustibles llevó a una elevación también en las proyecciones de la inflación.
Brasil cerró 2020 con una inflación del 4,52 %, la más elevada desde 2016 y por encima del centro de la meta de 4,0 % fijada por el Gobierno para el año, pero dentro del margen de tolerancia de 1,5 puntos porcentuales, pujada por el alza de los alimentos.
Si bien reconoció la «presión inflacionaria a corto plazo», el Banco Central mantuvo su diagnóstico de que se trata de un fenómeno «temporal», aunque admitió que se ha «revelado más persistente de lo esperado».
«El Copom sigue monitorizando su evolución con atención», apuntó.
Para este año, el emisor proyecta una tasa de inflación en torno a un 3,6 %, mientras que proyecta un 3,4 % para 2022.
No obstante, la entidad ponderó que hay una serie de factores de riesgo que podrían cambiar el escenario actual.
Por un lado, el alto nivel de ociosidad aún persistente en algunos sectores productivos, sobre todo en los servicios, que puede prolongarse en la medida en que se reviertan de una forma más lenta los efectos sanitarios de la pandemia.
Y por otro, la manutención de las políticas fiscales adoptadas durante la emergencia sanitaria, mediante la distribución de subsidios, que pueden «empeorar la trayectoria fiscal del país», o generar «frustraciones» entre los inversores relacionadas con la continuidad de la agenda de reformas del Gobierno del presidente Jair Bolsonaro.
En el escenario macroeconómico, el Banco Central prevé que la segunda ola del coronavirus en todo el mundo y el surgimiento de nuevas cepas «deberán afectar la actividad económica en el corto plazo», aunque los programas de estímulos y el inicio de la vacunación en varios países deben «promover una recuperación sólida» a medio plazo.