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25 de noviembre de 2024

Brasil se alía al club de los ‘petroestados’ el día en que arranca la Cumbre del Clima

São Paulo, 30 nov (EFE).- Brasil ingresará en enero en la OPEP+, grupo formado por 23 ‘petroestados’ que controlan el 40 % de la oferta mundial de crudo, según anunció la alianza petrolera el mismo día en que arranca la Cumbre del Clima (COP28) en Dubái, donde el país busca reconstruir su imagen de salvaguarda medioambiental.

Brasil es hoy uno de los mayores productores de petróleo del mundo y el que extrae más crudo de América Latina, con una producción diaria de cerca de cuatro millones de barriles al día y en fase de crecimiento, impulsada en buena parte por la estatal Petrobras.

El anuncio sobre su ingreso se produjo de manera inesperada al finalizar la conferencia ministerial de la OPEP+, en el que participan los trece socios de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y diez naciones más, entre ellas México y Rusia.

En ese encuentro virtual participó el ministro de Minas y Energía de Brasil, Alexandre Silveira, quien integra la extensa comitiva del Gobierno que participa en la COP28, encabezada por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva.

Brasil se convertirá así en el tercer país latinoamericano en integrarse al club de los ‘petroestados’, en el que ya figuran Venezuela, uno de los cinco socios fundadores de la OPEP, creada en 1960, y México.

Fuentes oficiales brasileñas indicaron a EFE en una primera reacción que habían recibido apenas «una invitación» y que esta sería analizada por el Ejecutivo.

Sin embargo, la OPEP dio un paso más allá y en un comunicado no solo confirmó la adhesión de Brasil a la Carta de Cooperación, el documento fundador de la OPEP+, firmado en 2016; sino que también le puso fecha: enero de 2024.

Horas después del anuncio, el Gobierno brasileño todavía no ha confirmado la información.

La sociedad civil ve contradicciones

La sociedad civil ha recibido con escepticismo el próximo ingreso de Brasil en la OPEP+ en un momento en que el Gobierno de Lula pretende liderar la agenda climática global después de cuatro años de abandono bajo la gestión del ultraderechista Jair Bolsonaro (2019-2022).

«Sin duda, Brasil está avanzando mucho en la agenda climática con el nuevo Gobierno: disminuyó la deforestación y tiene una postura totalmente diferente», indicó a EFE Márcio Astrini, secretario ejecutivo del Observatorio del Clima, la principal red de oenegés en Brasil sobre cuestiones climáticas.

«Pero al mismo tiempo es un país que quiere explotar petróleo y convertirse en uno de los líderes mundiales. No es posible querer liderar la agenda climática y también ser uno de los mayores explotadores del problema climático, que es el petróleo», añadió.

Lula y los coqueteos con la OPEP

Esa contradicción en el discurso del Gobierno de Lula se ha apreciado a lo largo del que es el primer año del tercer mandato del dirigente progresista.

Por un lado, ha promovido proyectos vinculados a la economía verde, pero, por otro, ha situado a Petrobras, controlada por el Estado, pero con acciones negociadas en bolsa, como uno de los inductores del crecimiento económico nacional.

De hecho, la petrolera anunció hace una semana que pretende ejecutar inversiones de 102.000 millones de dólares entre 2024 y 2028.

El 72 % de esa cifra tendrá como destino proyectos de explotación y producción de hidrocarburos.

Y aún está a la espera de que los órganos medioambientales le den luz verde para explorar en la región conocida como Margen Ecuatorial, que incluye la desembocadura del río Amazonas y en la que tanto Guayana como Surinam han descubierto importantes reservas.

Lula se ha mostrado favorable a ello públicamente, pese a la polémica que ha suscitado el proyecto entre la sociedad civil.

El ingreso en la OPEP ya fue una vieja aspiración de Lula durante su primera etapa en el poder, sobre todo a partir de las enormes reservas encontradas en el presal, el horizonte de explotación en aguas muy profundas del Atlántico que pueden convertir a Brasil en uno de los cinco mayores exportadores de crudo.

«Ahora me llaman el jeque, el magnate del petróleo», llegó a decir Lula sobre el apodo que le pusieron varios de los mandatarios que asistieron a la Cumbre Iberoamericana de Santiago de Chile 2007, tras el hallazgo en el presal, desde donde hoy Petrobras extrae casi el 80 % de su producción, que no para de encadenar récords.

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