Dagua (Colombia), 16 may (EFE).- En las montañas del departamento colombiano del Valle del Cauca las raíces del cannabis cada vez crecen más y se expanden con fines dedicados a la investigación, la transformación y el uso medicinal, alejándose del microtráfico y la violencia.
En el municipio de Dagua, por ejemplo, hay proyectos como «Green Leaf», un emprendimiento que nació en 2017 gracias a la unión de 4 amigos y que en 2022 vendió más de 800 kilos de flor de cannabis prémium medicinal a más de 15 empresas legales con las licencias que requiere la regulación colombiana.
«Tenemos cultivos con fines de extracción a los que le sacamos cremas, pomadas, aceites y demás derivados. Con el paso del tiempo, las empresas a las que les hemos vendido ya han creado nuevos productos que se exportan por todo el mundo», dice a EFE Camilo Martínez, socio fundador de la compañía.
Como él, son más de 40 los emprendimientos en el Valle del Cauca -y cerca de 4.000 en Colombia- que cuentan con licencias para el aprovechamiento de la planta con fines medicinales y comerciales, que ven en el cannabis el nuevo «oro verde» que podría impulsar la economía del país.
«Es cuestión de eliminar mitos, de dejar de decir que es una ‘mata que mata’, por el contrario, es una planta que cura. En 1.500 metros tenemos 10 colaboradores a quienes les damos empleo, varios de ellos campesinos, dedicados a la extracción de fibras, telas, cáñamo y terpenos medicinales», añade Martínez.
EL CANNABIS EN COLOMBIA
En Colombia, el Gobierno expidió la resolución 227 de 2022 con la que se reglamenta el decreto aprobado un año antes en relación con las licencias, cupos y autorizaciones para el acceso seguro e informado al uso del cannabis y de la planta de cannabis, sus derivados y productos.
Con estos protocolos se permite que el sector de alimentos, textil y de bebidas puedan hacer uso de los componentes no psicoactivos del cannabis.
A esto se suma que el proyecto de ley que despenaliza la comercialización y uso del cannabis recreativo en Colombia fue aprobado la semana pasada en sexto debate en la Cámara de Representantes de Colombia, con lo que solo le faltan dos discusiones en el Senado para pasar a sanción presidencial y convertirse en ley.
EL PAPEL DE LA ACADEMIA Y LOS EXPERTOS
La academia y los expertos también juegan un papel fundamental en el boom de este cultivo y es por eso que en diversos paneles se sigue analizando el tema, como ocurrió el pasado jueves y viernes en la Universidad Santiago de Cali.
«Es importante desde la academia ir pensando cómo va a ser esa regulación, pues debemos comenzar a formar profesionales que se sensibilicen en el tema del cannabis desde la investigación clínica aplicada”, dice a EFE Carlos Andrés Pérez Galindo, rector de esa institución.
El académico manifiesta que esa institución está trabajando por conseguir todos los permisos para convertir uno de sus lotes de 5.000 metros cuadrados en un mega centro de producción de cannabis para la investigación en Cali, principal ciudad del suroeste de Colombia.
Sin embargo, desde la medicina hay voces que piden prudencia, como la de la doctora María Fernanda Arboleda, anestesióloga especialista en dolor crónico y cuidados paliativos que también es experta en cannabis medicinal.
La primera sugerencia que hace es tener cuidado, pues no es recomendable automedicarse, según asegura a EFE.
«El cannabis se debe tomar con seriedad y debe existir una prescripción clínica para que un paciente lo consuma, además, de tener varios estudios. No se puede tomar el producto que venden en lugares clandestinos, todo debe ser bajo la supervisión de profesionales”, insiste.
A la investigación de cannabis medicinal también se han sumado universidades de los departamentos sureños de Cauca, Putumayo y Nariño, que esperan que en los próximos meses haya una regulación efectiva que permita seguir ahondando en temas científicos y garantice el crecimiento de una industria prometedora para Colombia.
Mario Baos