Lima, 24 mar (EFE).- El presidente ejecutivo del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), Luis Carranza, dimitió de su cargo para trasladar a los países que integran la organización la importancia de «mantener su independencia» frente a los intentos de «politizar» su gestión.
Así se expresó Carranza en una entrevista con la Agencia Efe en la que reconoció que la crisis desatada en el seno del organismo pudo deberse a sus políticas de «reestructuración» para hacerlo eficiente, a la imposición de medidas de austeridad y a un «choque cultural» entre políticas de gestión centradas en objetivos y las que sostienen otros intereses.
Asimismo, Carranza apuntó que las acusaciones de despidos improcedentes, abusos laborales, excesos e incluso violencia y acoso laboral que ha recibido su gestión nace precisamente de esas reformas y provienen de personas que «no estuvieron de acuerdo con esta visión».
Pregunta: ¿Qué ha pasado en la CAF para que deje la presidencia de forma adelantada?
Respuesta: La razón fundamental es el intento de politizar la institución. En defensa de la institución y de su independencia y autonomía, es que tomo la decisión de dar un paso al costado. Es un mensaje claro que se envía a los países de lo importante que es en este tipo de instituciones mantener su independencia.
P: ¿Cuáles han sido esos intentos?
R: Una institución está basada en su equipo humano, que se esfuerza y compromete con las metas siempre y cuando existan reglas claras.
Lograr que exista una sana competencia y a la vez cooperación entre los miembros de un equipo es la clave para el éxito de la institución y eso solo se logra si todos perciben neutralidad, transparencia y meritocracia.
Y eso se intentó vulnerar con presiones para incorporar dentro de la vicepresidencia de programación de países a una persona que no tenía las condiciones necesarias para esa alta función.
P: ¿Y qué pasa con las denuncias que hay sobre despidos improcedentes y abusos laborales bajo su mandato?
R: Empezamos un proceso de reestructuración importante en 2017, eso implicó un cambio en la visión, un nuevo enfoque para abordar los retos que tenía América Latina en ese momento concreto y algunas personas no estuvieron de acuerdo con esta visión o por otro lado no sentían que podían colaborar.
Muchos dieron un paso al costado dentro de un plan de retiro, que es normal en una organización como esta y que ya se hizo en el pasado. Unos pocos casos decidieron judicializarlo.
Uno de estos casos es el que el de la señora Alejandra Claros, que renunció de forma voluntaria en 2019, hace denuncias internas que son canalizadas dentro de los esquemas propios de la organización y se procede a su desvinculación por que ella misma los solicita. Un año después, ella lo judicializa.
Son muy pocos casos que están en controversia judicial, tenemos sólo cuatro casos abiertos y todos esos procesos tienen una vía ya establecida. No puedo hace más comentarios sobre este caso, pues se debe resolver el fuero judicial.
P: ¿Dirigir el banco con una orientación a los resultados supuso haber «pisado algún callo»?
R: Cualquier reestructuración o cambio de visión puede generar algunas situaciones incómodas, pero te digo que la inmensa mayoría de nuestros funcionarios están muy comprometida con el objetivo fundamental de la organización, que es trabajar para el desarrollo sostenible y la integración de América Latina.
Los resultados en solo cuatro años son extraordinarios, básicamente por el compromiso de los funcionarios de CAF, que se han esforzado, ha ido creativos (…) Todo este esfuerzo y creatividad de los funcionarios se hace en un marco de respeto y transparencia que ellos mismos reconocen. Sino, no hubiésemos logrado aumentar la cartera en un 30%, básicamente con el mismo personal que yo encontré en la CAF en abril de 2017.
P: ¿Y su política de reducción de gastos? ¿puede haber inducido a las críticas?
R: En el período 2011-2016 los gastos administrativos crecían un 12,5 % en promedio anual, cuatro puntos por encima del crecimiento de la cartera. Lo que hice desde un inicio fue un proceso de racionalización, medias de austeridad. Por ejemplo, los gastos en viajes se redujeron un 40% en mi primer año completo de gestión.
Teníamos cuatro escalas en los viáticos, lo homogeneizamos en la escala más baja, y eso ahorró mucho dinero con una medida muy puntual. Y eso generó una mejora significativa en la eficiencia de la organización.
Esto nos generó importantes recursos internos para capitalizar la organización. En 2019 y 2020 generamos más de 500 millones de dólares (…)
Evidentemente algunos se sintieron afectados por estas medidas, pues no viajaban tanto, pero en general he sentido gran respaldo en las decisiones que hemos tomado, eso se ha incorporado dentro de los cambios hechos en estos cuatro años.
P: ¿Esta crisis puede deberse un choque entre culturas de gerencia de organización?
R: De todas formas hubo un tema cultural. Estar en una organización basada en crecimiento, pero con la estructura y la organización no respondió al crecimiento de las operaciones y eso llevó a desfases.
Pocas colaboraciones y coordinaciones internas. Cuando dices en cualquier sistema que el objetivo es el desarrollo de los países, no es colocar créditos, que son solo un instrumento, que hay que ver como usar todos los instrumentos a nuestra mano, como cooperación técnica, asistencia, o colaboración con el sector privado en función de lo que necesita el cliente, que son los países, evidentemente es un cambio en el modelo de gestión.
Desde ese punto de vista se puede afirmar que hubo un choque de cultura.
P: ¿Corre riesgos la CAF de perder su neutralidad «tecnocrática»?
R: Esta es una organización muy solida, es una historia de éxito de 50 años. Este paso que estoy dando es un mensaje muy claro a los países de que hay que preservar la institucionalidad y estoy convencido que el mensaje será tenido en cuenta.
P: ¿Qué se quedaría de estos años que estuvo dirigiendo el organismo?
R: Cuando tienes metas de crecimiento, es fácil poner objetivos medibles. Cuando tienes metas de eficiencia, no acabas nunca.
Siempre hay algo por mejorar, algo para generar un mayor impacto.
Desde ese punto de vista, lo que hemos tenido ha sido un proceso en la organización de mejora institucional en todos sus aspectos del cual me siento muy orgulloso porque ha sido un honor y un privilegio trabajar codo a codo con los funcionarios de CAF. No tengo ningún reparo en reconocer que se han logrado los objetivos que se trazaron.
Pero evidentemente esta organización tiene que seguir creciendo y mejorando en la medida en que en Latinoamérica sigamos con brechas de infraestructura, desnutrición infantil, educación o desarrollo, hay que seguir creciendo por que es útil para nuestros países.