México, 25 dic (EFE).- Este viernes se cumplen siete días del anuncio del cierre de las actividades no esenciales en Ciudad de México durante las fiestas navideñas, una medida que no evitó que el país doblara el «escenario catastrófico» pronosticado por el Gobierno al rebasar los 120.000 muertos por covid-19.
«Fue muy tardado», consideró sobre el cierre el pastelero Carlos Castro, desde la puerta de su negocio del centro histórico de Ciudad de México.
«Creo que es una medida necesaria, porque si no ni vamos a llegar a componernos y vamos a seguir igual en la economía o hasta más baja», expresó a Efe, pese a que ha tenido que «bajar producciones» a causa del cierre de actividades no esenciales.
El pasado viernes, el estratega contra la pandemia en México, Hugo López-Gatell, y la alcaldesa de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, anunciaron la vuelta de la capital y su zona metropolitana al semáforo epidemiológico rojo por riesgo máximo de contagios, lo que conlleva la clausura de la gran mayoría de negocios hasta el 10 de enero.
Además, las autoridades, que nunca han aplicado un confinamiento forzoso, rogaron a los ciudadanos que se queden en casa durante estas fechas y no hagan fiestas familiares.
CIERRE TARDÍO
«La inercia que tiene la epidemia en esta región requiere esfuerzos adicionales y hemos llegado a la conclusión de que se requieren medidas extraordinarias que en este momento son indispensables para lograr que en las siguientes semanas, en particular en las siguientes tres, se reduzcan los contagios, se reduzcan las hospitalizaciones y se reduzcan las muertes», aseveró entonces López-Gatell.
La medida llegó tras varias jornadas con la ocupación hospitalaria por encima del 80 % en Ciudad de México y el colindante Estado de México, cifras que todavía no han mejorado, mientras las imágenes de aglomeraciones en las calles se hacían virales día a día por las tradicionales compras navideñas.
Para Gerardo Borrego, un joven capitalino, la demora en cerrar restaurantes, centros comerciales y todos los negocios no imprescindibles fue comprensible, porque «es una ciudad importante del país, es el centro del país, y necesita estar abierto para los comercios».
El golpe de la pandemia fue muy duro para la economía mexicana, que decreció un 18,7 % en el segundo trimestre, cuando las medidas sanitarias fueron más estrictas, y se recuperó un 12,1 % en el tercero por la reapertura del país, pese a que hasta septiembre acumula una caída interanual del 9,6 %.
«Bajó mucho (la movilidad). Yo vengo casi a diario y están muchas cosas cerradas, ha cambiado bastante. Sí van a frenar un poco (los contagios), no mucho, pero se van a frenar un poco», observó Borrego.
La capital mexicana afronta las fiestas navideñas sin comercios ni restaurantes y con un control estricto de la movilidad en las calles de más afluencia, aunque el temor de las autoridades es que las reuniones privadas imposibiliten el freno a una pandemia que ha dejado ya más de 300.000 enfermos y cerca de 16.000 muertos en la ciudad.
Mientras, el país es el cuarto con más decesos en todo el mundo, al sumar 121.000 defunciones y 1,4 millones de contagiados.
CIFRAS SIN FRENO
Ese número es más del doble del «escenario catastrófico» pronosticado por López-Gatell al inicio de la pandemia, cuando aseveró que en el peor de los casos México registraría 60.000 muertos por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2.
A la vista de los números, Pedro, un vendedor informal de los alrededores del emblemático Palacio de Bellas Artes, se quejó de la política de comunicación del Ejecutivo.
«Creo que no nos tienen bien informados. A veces nos dicen que está bien (la pandemia) y luego de repente nos dicen que subió el nivel. Entonces como que también siento que la información no ha sido tan buena», acusó.
Pese a que para Pedro sí era conveniente cerrar las actividades no esenciales, la medida impacta a todos los capitalinos, desde las clases altas a los que no pueden comer sin trabajar.
«Nos afecta a todos. A todos, tanto de nivel económico alto, bajo o medio, porque no podemos comprar, no podemos hacer nada», insistió.
La esperanza de este vendedor, como la de la gran mayoría de mexicanos, está en la vacuna, cuyas primeras dosis ya comenzaron a aplicarse el jueves a parte del personal médico capitalino, que la consideraron «el mejor regalo» para despedir el 2020.