Río de Janeiro, 2 ago (EFE).- El Banco Central de Brasil finalmente cedió a las presiones del Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva y redujo la tasa básica de intereses del país en 0,50 puntos porcentuales, hasta el 13,25 % anual, la primera disminución de los tipos en casi tres años, desde septiembre de 2020.
Pese a que desde que asumió su tercer mandato en enero pasado el líder progresista viene insistiendo y presionando fuertemente para que el organismo emisor reduzca el costo del dinero en Brasil con el fin de que la economía pueda crecer, el Banco Central tan sólo lo atendió en su quinta reunión de este año.
El organismo explicó en un comunicado que, «ante la mejoría del escenario inflacionario, reflejando en parte los impactos desfasados de la política monetaria y la caída en las expectativas de inflación a largo plazo, se alcanzó la confianza necesaria para iniciar un ciclo gradual de flexibilización monetaria».
Con la decisión, el emisor brasileño, el primero en América Latina en elevar los intereses para hacer frente a la creciente inflación mundial, se unió a Chile entre los primeros en iniciar la reducción gradual del costo del dinero.
La disminución de la tasa básica se ubicó dentro de las expectativas del Gobierno, ya que el ministro de Hacienda, Fernando Haddad, había afirmado que el organismo tenía espacio para reducir los tipos en 0,50 puntos porcentuales sin amenazar sus esfuerzos para combatir la inflación.
El Banco Central mantuvo los tipos básicos en el 13,75 % anual, su mayor nivel en casi siete años, por poco más de un año con el argumento de que era necesario para enfrentar la inflación.
Con ese mismo argumento, la tasa básica de interés de la mayor economía latinoamericana fue elevada gradualmente desde el 2,0 % anual en que estaba en septiembre de 2020, su menor nivel histórico, hasta el 13,75 % anual en mayo del año pasado.
Pero Brasil viene registrando bajos niveles de inflación en los últimos meses y en junio tuvo una deflación del 0,8 %.
El control de los precios permitió que la tasa interanual de inflación cayera desde el 12,13 % en abril del año pasado, su mayor nivel en seis años, hasta el 3,16 %, su menor registro en casi tres años, desde septiembre de 2020 (3,14 %).
Brasil terminó 2022 con una inflación del 5,79 %, una tasa inferior a la de 2021 (10,06 %) pero superior al techo de la meta que el Banco Central se había impuesto para el año (5,0 %), y los economistas prevén para la tasa caerá al 4,84 % en 2023.
Ante la fuerte caída de la inflación y su resistencia a reducir los tipos, Lula llegó a acusar al Banco Central de intentar sabotear la economía del país para defender los intereses del expresidente Jair Bolsonaro (2019-2022), líder de la ultraderecha en Brasil y que nombró a la mayoría de los actuales dirigentes del emisor.
«Si el Banco Central finalmente decide reducir los intereses este miércoles, tomará una decisión que tenía que haber adoptado desde hacía mucho tiempo», afirmó el jefe de Estado en una rueda de prensa que le concedió este miércoles a corresponsales extranjeros.
Al quejarse de la «tasa de interés real más alta del mundo», el mandatario agregó que «la inflación está cayendo, el desempleo está cediendo, la situación económica se está estabilizando y el Banco Central insiste en una política (monetaria) restrictiva».
El temor del Gobierno es que los altos intereses desaceleren con más fuerza la economía brasileña, que creció 5,0 % en 2021 y 2,9 % en 2022, y que se prevé que sólo se expanda un 2,5 % en 2023.