Río de Janeiro, 26 jul (EFE).- El Gobierno de Jair Bolsonaro eliminó este lunes el impuesto de 150 % que tenían que pagar los exportadores brasileños que venden armas de fuego a países de Centro y Suramérica, una medida que puede causar un impacto negativo en la seguridad pública de Brasil, según algunas ONG.
La decisión, adoptada por el Comité ejecutivo de Gestión de la Cámara de Comercio Exterior y publicada hoy en el Diario Oficial, entrará en vigencia en una semana y fue calificada como de «alto riesgo» por los Institutos «Sou da Paz» e «Igarapé» que ven en la medida una forma de alimentar la violencia en el gigante suramericano.
El elevado tributo fue impuesto en 2001 luego de que investigaciones señalaran que miles de armas que eran exportadas desde Brasil a países vecinos, especialmente Paraguay, fueron incautadas posteriormente por las autoridades en Brasil, en manos criminales.
El fenómeno, que fue conocido como «exportación boomerang», prácticamente desapareció cuando se impuso el tributo y su efectividad llevó a Estados Unidos a suspender voluntariamente en 2018 las exportaciones de armas a Paraguay, por los riesgos de desvíos el impacto de la violencia armada.
De acuerdo con las organizaciones es «emblemático» que cuando estudios señalan que el 78 % de las muertes violentas en Brasil en 2020 ocurrieron por armas de fuego «los esfuerzos del Gobierno estén dirigidos a hacer más flexibles y baratas las exportaciones de armas».
«Esta es la medida número 33 que toma el Gobierno de Bolsonaro (casi una por mes) para facilitar el acceso a las armas y beneficiar a esa industria», señalaron los institutos en un comunicado divulgado este lunes.
Este es el segundo intento de modificar impuestos a favor de las armas durante el mandato del líder ultraderechista, iniciado el 1 de enero de 2019.
El primero, que buscaba eliminar los tributos para la importación de revólveres y pistolas, fue suspendido por la Corte Suprema a mediados de abril de este año, junto con otros decretos dictados por el presidente Bolsonaro que facilitaban la de compra y uso de armas en Brasil.
La flexibilización del porte y la posesión de armas es una de las promesas de campaña del mandatario brasileño, un nostálgico de las dictaduras militares que imperaron en Latinoamérica durante el siglo pasado y que tiene como modelo armamentístico Estados Unidos.
El número de armas de fuego nuevas registradas en Brasil prácticamente se duplicó en 2020, al pasar de 94.416 en 2019 a 186.071 en 2020, según datos del Forum Brasileño de Seguridad Pública, un aumento del 97,1 % en un año.
En total, el año pasado había más de dos millones de armas de fuego particulares activas en Brasil, incluyendo las categorías de cazadores, coleccionistas, tiradores deportivos, y las particulares de policías y demás profesionales de seguridad pública y militares del Ejército.