Brasilia, 1 jun (EFE).- El Senado brasileño aprobó este jueves un proyecto promovido por el Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva que establece la igualdad salarial para hombres y mujeres que desempeñen las mismas funciones.
La propuesta era una de las promesas del líder progresista, que ya gobernó Brasil entre 2003 y 2010, se forjó en la política en los sindicatos y ganó las elecciones de octubre del año pasado con un fuerte compromiso con la igualdad de género y frente al machismo y la violencia doméstica.
El proyecto modifica la llamada Consolidación de las Leyes del Trabajo, que data de 1943 y reúne toda la legislación laboral, para establecer definitivamente la obligatoriedad de la igualdad salarial entre hombres y mujeres que realizan las mismas funciones.
También prevé mecanismos de transparencia y remuneración que tienen que ser seguidos por las empresas; crea herramientas de fiscalización para garantizar su cumplimiento y establece pesadas multas administrativas para quien viole la ley.
Según el texto, en caso de comprobada la discriminación salarial por motivos de sexo, raza, etnia, origen o edad, además de pagar las diferencias salariales el empleador será sancionado con una multa administrativa equivalente a diez veces el valor del nuevo salario debido al empleado discriminado.
El proyecto ya había sido aprobado hace un mes por una amplia mayoría de la Cámara de Diputados y ahora, una vez ratificado por el Senado, será remitido a la Presidencia para su sanción.
El pasado 1 de mayo, con ocasión del Día Internacional del Trabajo, Lula defendió su propuesta y dijo que apuntaba a que «por primera vez, sin comas, ni puntos, la mujer gane el mismo sueldo que el hombre».
Denunció entonces que, «después de milenios de existencia», las mujeres continúan siendo tratadas en el ámbito laboral como «si fueran inferiores» y calificó como «una vergüenza la falta de respeto contra las mujeres en el trabajo».
Según estadísticas oficiales, las mujeres representan el 51,1 % de la población brasileña, ganan menos y tienen una mejor formación profesional, al punto de que el 19,4 % concluye los estudios universitarios, frente al 15,1 % de los hombres.
Además, ocupan menos cargos de dirección (el 37,4 % del total) y reciben en promedio una remuneración equivalente al 77,7 % de la de los hombres en la misma función.