En un escenario que califica de una “excepcional incertidumbre”, el Fondo Monetario Internacional (FMI) considera que la economía mundial obtuvo un dinamismo mayor de lo esperado en la segunda mitad del año pasado y el costo de la pandemia de COVID-19 terminó siendo una contracción de 3,5% del producto interno bruto (PIB) global.
Esta estimación del cierre del 2020 se encuentra en 0,9 puntos porcentuales por encima de la proyección de caída que se manejó previamente y coincide con la reapertura que experimentaron los países luego de la estricta cuarentena que se impuso en el segundo trimestre.
Para el presente año, el organismo multilateral también mejoró el pronóstico – en este caso por 0,3 puntos porcentuales – y espera así un crecimiento económico mundial de 5,5%. Prevé que la expansión continúe en el 2022, a un ritmo de 4,2%, ya de crecimiento genuino que prosiga al rebote del 2021.
El FMI reconoce que la reciente aprobación de vacunas contra el coronavirus ha “alentado la esperanza de que la pandemia llegue a un punto de inflexión más adelante en el año”, pero advierte que las nuevas olas de contagio y variantes del virus generan “inquietudes” alrededor de las actuales perspectivas económicas.
El repunte estimado para el 2021 descansa en los efectos que tendrá la vacunación sobre la actividad del mercado en los meses venideros, a medida que avancen los programas de inmunización. A esto se suma el “respaldo adicional” de las políticas de estímulo económico desplegadas en algunas economías de mayor tamaño.
“Las medidas de política deben asegurar un apoyo eficaz hasta que la recuperación esté firmemente encarrilada, siendo los imperativos clave estimular el producto potencial, garantizar un crecimiento participativo que beneficie a todos y acelerar la transición hacia una menor dependencia del carbono”, expresa la entidad internacional, en el comunicado emitido en ocasión de la actualización de las Perspectivas Económicas Globales (WEO, por sus siglas en inglés).
Las economías avanzadas, especialmente las de Europa, regresaron desde hace unas semanas a medidas de restricción más severas a la movilidad social, para frenar el ritmo de propagación que nuevamente adquirió el coronavirus en estos países. Los confinamientos retornaron con la llegada del invierno y mantuvieron a la población en el encierro durante las festividades de fin de año.
Desigual impacto
La firma recuerda que el golpe de la pandemia fue más fuerte entre las mujeres, los jóvenes, las personas de menores recursos, los empleados del sector informal y los trabajadores de sectores que demandan un contacto personal intensivo.
A su vez, sostiene que la solidez de la recuperación varía “considerablemente” entre países, dependiendo del acceso a intervenciones médicas, la eficacia del apoyo de las políticas, la exposición a repercusiones económicas transfronterizas y las características estructurales que tenía cada economía al inicio de la crisis.
Para controlar la pandemia en todo el mundo, el FMI aboga por una estrecha cooperación internacional. “Estos esfuerzos consisten en reforzar el financiamiento del Fondo de Acceso Global para Vacunas (COVAX) y acelerar así el acceso a las vacunas en todos los países, garantizando la distribución universal de las vacunas y facilitando el acceso a tratamientos a precios asequibles para todos”, asevera.
En cuanto a las economías desarrolladas de bajo de ingreso, relata que muchas de ellas ya registraban elevados niveles de endeudamiento en el comienzo de la crisis, que tenderán a aumentar durante la pandemia.
“La comunidad mundial tendrá que seguir colaborando estrechamente para proporcionar a esos países un acceso adecuado a liquidez internacional. En los casos en que la deuda soberana sea insostenible, los países habilitados deberán trabajar con los acreedores para reestructurar su deuda con arreglo al marco común acordado por el G-20”, concluye el FMI.