México, 21 sep (EFE).- La Confederación de Cámaras Industriales (Concamin) acusó este lunes al Gobierno mexicano de «satanizar» el azúcar con el nuevo etiquetado de alimentos, restricciones a la comida chatarra y ciertas afirmaciones que lo responsabilizan de la mortalidad por COVID-19.
Los «ataques» del Gobierno arriesgan a la agroindustria del azúcar de caña que en México genera 500.000 empleos directos y 2,7 millones de indirectos en 267 municipios rurales de 15 estados, aseguró Juan Cortina, presidente de la Cámara Nacional de las Industrias Azucarera y Alcoholera (CNIAA).
«Pueden afectarse seriamente muchas familias del campo mexicano como resultado de las iniciativas que injustificadamente adjudican al azúcar de caña problemas de salud», manifestó Cortina en un comunicado.
La pandemia ha acrecentado el conflicto entre la industria de alimentos y el Gobierno de México, donde casi uno de cada cinco muertos por COVID-19 padecía hipertensión y otro tanto diabetes.
El Gobierno ha justificado que el alto porcentaje de letalidad del 10 % de la pandemia, con 73.493 muertos de más de 697.663 contagios, se da por el hecho de que México es el segundo país con más obesidad y sobrepeso en el mundo, por el gran consumo de alimentos procesados.
Pero la CNIAA respondió este lunes que el consumo de azúcar de caña por habitante ha caído un 36 % en los últimos 25 años en México, uno de los 10 principales productores del mundo, por lo que este ingrediente «no puede ser la causa» del aumento en obesidad, diabetes y enfermedades similares.
«El azúcar de caña simplemente no es responsable, como si lo pudiera ser el consumo al alza del jarabe de maíz de alta fructuosa y otros edulcorantes totalmente artificiales y sintéticos», aseveró Cortina.
El líder de los azucareros advirtió de los riesgos por el «etiquetado más agresivo» que entra en vigor el 1 de octubre, cuando los alimentos preenvasados deberán alertar con octágonos negros sobre el exceso de azúcares, calorías, sodio y otras sustancias.
También criticó la propuesta de subir el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) a bebidas y alimentos azucarados y las iniciativas estatales que prohíben vender comida chatarra a menores de edad, como aprobaron ya en los estados de Oaxaca (sur) y Tabasco (suroeste).
México consume azúcar desde hace 500 años y «nunca se acusó que causara problemas de salud», argumentó el presidente de la CNIAA.
El líder industrial detalló que los 50 ingenios azucareros del país compran más de 50 millones de toneladas anuales de caña que se cultivan en más de 800.000 hectáreas con más de 180.000 productores.
En ese tipo de regiones «la actividad azucarera es el principal motor económico de la zona y no existen muchas alternativas de empleo», afirmó Cortina.