Santiago de Chile, 8 oct (EFE).- Chile vive una auténtica fiebre por los autos: solo en septiembre se vendieron más de 42.600 vehículos nuevos, una cifra récord que supone un aumento del 33,6 % con respecto al año anterior y que ha llevado a los concesionarios a tener tiempos de espera para las entregas de hasta cuatro meses.
La percepción de que se acerca el fin de la pandemia y la gran liquidez de dinero que hay en la calle, explicarían este «boom» histórico, según los expertos.
«Lo que hemos visto en los últimos meses es una recuperación muy marcada en las ventas de vehículos nuevos, prácticamente en todos los segmentos: de pasajeros, camionetas pick-up, comerciales…», explicó a Efe Diego Mendoza, secretario general de la Asociación Nacional Automotriz de Chile (ANAC).
Septiembre, agregó, «es el mes de mejor rendimiento de la historia de Chile, superando incluso al septiembre de 2018», con 39.200 vehículos vendidos.
Según el último informe de Aduanas, las importaciones de autos para pasajeros llegaron a 2.891,8 millones de euros en lo que va transcurrido del año, un alza del 111,8 % frente al mismo periodo del año pasado.
«No damos abasto y hay días que tenemos que hacer horas extra», dijo a Efe Valentina Gómez, vendedora de un concesionario en la zona oriente de la capital.
EUFORIA POR LA SEGUNDA MANO
La euforia también ha contagiado al mercado de segunda mano y son muchos los ciudadanos que se han animado a vender sus autos, atraídos por las altas ganancias que pueden obtener.
Es el caso de Felipe Castellanos, quien quiso vender su auto hace dos años, pero al final se echó para atrás porque estaba muy viejo y solo le daban 2,5 millones de pesos (cerca de 3.000 dólares). Hace dos meses consiguió colocar su Mitsubishi Galant de 2007 por 2 millones de pesos más (5.500 dólares).
Joaquín Martínez tampoco tiene dudas: «Compré mi Rav4 2021 a 17 millones de pesos y estoy negociando para venderlo a 21 millones. Hay una escasez mundial», indicó a Efe.
Chile, uno de los países con mayor tasa de vacunación del mundo y y con la pandemia controlada desde agosto, ha vivido extensas cuarentenas desde el inicio de la pandemia, sobre todo en 2020, donde casi todo el país estuvo confinada casi cuatro meses.
En los momentos más duros de la emergencia sanitaria (junio, julio y agosto del año pasado), con la economía cerrada a cal y canto, hubo registros mínimos de ventas de autos y apenas se vendían 9.000 al mes, de acuerdo a ANAC.
La pandemia ha provocado un cambio en el comportamiento de los chilenos, que han dejado de usar el transporte público más que en otras partes del mundo y, tras los confinamientos, «la gente volvió a concretar todas las opciones de compra que había postergado durante el año pasado con mucha fuerza, especialmente en los cinco últimos meses», señaló Mendoza.
«Hay una demora en los tiempos de entrega. Chile no es un país productor de vehículos y su cadena logística está estresada. Los tiempos de espera están oscilando entre 30, 60 y 90 días y hasta cuatro meses en los modelos más específicos», añadió el ejecutivo.
La explosión en las ventas de autos tiene como telón de fondo la acelerada recuperación de la economía chilena, que se contrajo un 5,8 % en 2020 — la peor caída en cuatro décadas— y cerrará este año con un crecimiento de entre el 10,5 % y 11,5 %, según las estimaciones del Banco Central.
La recuperación ha estado marcada por niveles de liquidez jamás antes vistos debido a la reactivación del empleo; a las ayudas estatales para enfrentar la crisis, que suman cerca de 30.000 millones de dólares; y los retiros anticipados de los fondos pensiones aprobados por el Parlamento (50.000 millones).
La industria automotriz, sin embargo, es cauta y cree que la euforia se irá disipando: «Nuestras proyecciones para este año son de 395.000 a 405.000 de autos, en línea con un año normal y lejos de los 417.000 vendidos en 2018», concluyó Mendoza.
María M. Mur