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23 de noviembre de 2024

Proyección de contracción económica mundial mejora a -4,4% pero advierten “cicatrices permanentes”

El FMI corrigió con leve alza la estimación de variación del PIB global para el 2020 y espera que en el 2021 repunte en 5,2%, para converger a 3,5% en el mediano plazo. Resalta efectos negativos en pobreza y desigualdad.

La economía mundial sufrirá los efectos de la pandemia de COVID-19 por varios años, con el deterioro de los niveles de producción y la calidad de vida de las personas, según el panorama que describe el Fondo Monetario Internacional (FMI) en su más reciente informe de Perspectivas Económicas Globales (WEO, por sus siglas en inglés).

El organismo multilateral corrigió a -4,4% la estimación de contracción del producto interno bruto (PIB) global para el 2020, con una leve mejora desde el -4,9% que había pronunciado en junio pasado.

Antes del estallido de la emergencia sanitaria, el organismo multilateral esperaba un crecimiento mundial de 3,3% y el primer ajuste – realizado en abril – revirtió esta estimación a una caída de -3%.

Esta última corrección de las expectativas del PIB global responde a que el desempeño económico del segundo trimestre terminó siendo mejor de lo que se esperaba, particularmente en las economías avan­zadas, explica el FMI.

En estos países, la actividad económica “comenzó a mejorar antes de lo esperado, cuando los confinamientos se hicieron menos estrictos en mayo y junio”  y empezó a arrojar “indicios de una recuperación más fuerte” en el tercer trimestre del año, agrega.

Para el 2021, la estimación del rebote fue ajustada a 5,2%, con una leve baja desde el 5,4% contemplado en el reporte anterior. Este cambio va en línea con la estimación de una desaceleración más moderada en el 2020 y es consecuente con las expectativas de persistencia del distanciamiento social, relata el FMI.

Tras la contracción de 2020 y la recuperación de 2021, el Fondo Monetario calcula que nivel del PIB mundial estaría el año que viene apenas en 0,6% por encima del alcanzado en el 2019. Para el mediano plazo, prevé que el crecimiento mundial vaya enfriándose hasta rondar el 3,5%.

El FMI asume que la transmisión del coronavirus estará en niveles bajos recién a fines del 2022, por lo que el distanciamiento social continuará en el 2021 pero con una gradual disminución, a medida que aumente la cobertura de la vacuna y mejoren los servicios de terapia.

Impacto social. En un escenario en que los efectos económicos podrían dejar «cicatrices permanentes», el organismo multilateral advierte que los efectos de la pandemia de COVID-19 suponen “un duro revés” a la mejora que se venía proyectando para los niveles de vida promedio de la población de todos los grupos de países.

En este sentido, adelantó que el progreso alcanzado en materia de reducción de la pobreza mundial será revertido con tal intensidad que se retrocederá a la década de 1990, mientras que también se agudizará la desigualdad.

“Las personas que dependen de un salario laboral diario y no gozan de la protección de una red de seguridad formal quedaron expuestas a pérdidas repentinas del ingreso cuando se impusieron las restricciones a la movilidad. Entre ellas, los trabajadores migrantes que viven alejados de su país de origen tienen un acceso aun menor a las redes de apoyo tradicionales”, relata el FMI, en el mencionado reporte.

El FMI prevé que el distanciamiento social continúe en el 2021 pero con una gradual disminución, a medida que aumente la cobertura de la vacuna y mejoren los servicios de terapia.

“Este año, casi 90 millones de personas podrían caer por debajo del umbral de privación extrema de USD 1,90 al día. Además, el cierre de las escuelas durante la pandemia plantea un nuevo reto significativo que podría constituir un grave revés para la acumulación de capital humano”, agrega.

Respuesta de países. En cuanto al comportamiento que deberían seguir los gobiernos, el FMI recalca que así como el shock es universal y los riesgos son comunes a todos los países, se requiere de esfuerzos multilaterales para luchar contra la crisis sanitaria y econó­mica.

“Una prioridad crítica es financiar los compromisos anticipados de compra a nivel internacional de las vacunas que actualmente se encuentran en etapa de ensayo clínico, para incentivar la rápida ampliación de la producción y la distribución internacional de dosis a precios asequibles”, asevera el organismo.

Respecto a la capacidad de recaudación de las estructuras fiscales – en un escenario en que se deberá reencauzar la economía hacia un aumento de la productividad, con un “crecimiento participativo que beneficie a todos” y que proteja a las poblaciones más vulnerables – el FMI sugiere explorar nuevas medidas de ingresos durante la crisis.

“Los gobiernos quizá deban plantearse la posibilidad de incrementar los impuestos progresivos aplicados a los particulares más acaudalados y a los que se ven relativamente menos afectados por la crisis, así como la posibilidad de modificar la tributación de las empresas para asegurarse de que paguen impuestos acordes con sus ganancias”, propone.    

A modo de ejemplo, se refiere a subir las tasas impositivas vigentes para las categorías de ingreso más altas, las propiedades más costosas, las ganancias de capital y los patrimonios. Así también, reconoce la importancia de evitar el financiamiento de subsidios mal focalizados o gasto corriente improductivo.

Modelo sostenible. Por otro lado, el FMI llama a los países a priorizar el gasto en investigación para facilitar la innovación y la adopción de tecnología – los principales catalizadores del crecimiento de la pro­ductividad a largo plazo –, así como a plegarse a los compromisos ambientales.  

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