Bogotá, 20 feb (EFE).- Pese a que Sergio Cabrera es uno de los cineastas más laureados de Colombia, poco se conoce de cómo vivió su adolescencia en la China de Mao Zedong y de su paso por el grupo guerrillero Ejército Popular de Liberación (EPL), una «vida extraordinaria» que describe con ahínco la pluma de Juan Gabriel Vásquez.
El ganador del Premio Alfaguara de Novela de 2011 con «El ruido de las cosas al caer» cuenta en una entrevista con Efe que «Volver la vista atrás» (Penguin Random House), el libro en el que plasma la historia de Cabrera, surgió cómo un «proyecto de película» y «no tenía forma de novela».
«Una productora le había sugerido que comenzara un proyecto de película basada en sus experiencias en la China de los años 60, y él tuvo la generosidad de encargarme a mí que imaginara y escribiera el argumento», cuenta Vásquez (Bogotá, 1973) en una entrevista por escrito.
Sin embargo, «por la cantidad de imponderables que hay en el cine, la película nunca llegó a empezar, pero ya era demasiado tarde», pues el escritor sabía debía «hacer algo con esa vida extraordinaria».
«Lo seguí entrevistando, seguí recopilando documentos, pero ya estaba pensando en un libro», expresa sobre Cabrera, nacido en Medellín en 1950, reconocido por películas como «La estrategia del caracol» (1992) y «Golpe de estadio» (1998), así como por su participación como director invitado de la serie de televisión española «Cuéntame».
UNA HISTORIA PERSONAL Y FAMILIAR
«Volver la vista atrás» se centra en la vida de Sergio Cabrera pero también ahonda en las vivencias de su padre, el actor español Fausto Cabrera, que llegó con su familia a América Latina huyendo de la Guerra Civil y cuya lucha política, como militante el Partido Comunista Colombiano, marcó el destino de su familia.
La novela va saltando entre las vivencias familiares del pasado y los días de octubre de 2016 en los que Sergio Cabrera asistía a una retrospectiva de su obra en Barcelona cuando murió su padre en Bogotá, una idea que Vásquez había pensado y que justamente coincidió con la realidad que vivió el protagonista de su obra.
«Hay algo de lo que no hablo a menudo. El argumento para cine que yo había inventado contaba la historia de un guionista de telenovelas colombiano que viaja a Pekín para asistir a un congreso; cuando está en Pekín, muere su padre en Bogotá y él se niega a viajar para enterrarlo», expresa.
Agrega: «Era un recurso dramático que abría posibilidades interesantes, pero nada más. Años después, en 2016, Sergio estaba asistiendo a una retrospectiva de sus películas en Barcelona cuando murió su padre en Bogotá. Sergio, por diversas razones muy complejas, decidió no volver a Bogotá para el entierro. Supe que tenía que explorar esa decisión en el libro».
Y es que justamente, esa retrospectiva «consiste en mirar atrás» y eso era lo que Vásquez «quería que Sergio hiciera durante todo el libro».
«No pasa con frecuencia que la vida le entregue a uno una metáfora tan perfecta, pero a mí me pasó», expresa.
PERCEPCIÓN Y TRABAJO
Vásquez, autor de otras novelas como «Historia secreta de Costaguana» (2007) y «La forma de las ruinas» (2015), confiesa que para Cabrera no fue fácil «leer el manuscrito», pues «era ver sobre la página muchas cosas que nunca le había dicho a nadie: confesiones, recuerdos dolorosos, tensiones y conflictos».
«Pero Sergio es un narrador también, y entendió muy bien que no valía la pena hablar durante más de treinta horas y pasar por este esfuerzo enorme para maquillar o edulcorar la realidad. La gracia era decir la verdad, en la medida en que eso es posible», detalla.
Ahí fue donde entró a trabajar el escritor, que siempre ha tenido «una verdadera pasión por las vidas ajenas, y por lo que la novela puede hacer con y por ellas».
Con más de 30 horas de conversación y un largo camino por recorrer, la pandemia le llegó Vásquez con «un estallido creativo» en el que le tomó apenas nueve meses darle forma a una novela que, según dice, normalmente hubiera tardado en escribir dos o tres años.
«Acabé terminándola en nueve meses de una intensidad que nunca he tenido ni, creo, volveré a tener. Y eso es un resultado directo de la pandemia, de haber pasado por el virus cuando nadie sabía bien de qué se trataba, del aislamiento estricto en que estuvimos tantos meses. El libro fue mi tabla de salvación», asegura.
UNA MIRADA AL FUTURO
Cuando cierre la etapa de «Volver la vista atrás», Vásquez dará un seminario en Berlín donde tendrá «una gran oportunidad para hablar de literatura y leer o releer páginas que me importan mucho: (Milan) Kundera, Hannah Arendt, Toni Morrison, Javier Marías».
«Entre dos libros, siempre me gusta pasar unos meses dedicado exclusivamente a la lectura», concluye Vásquez, que fue finalista del Premio International Booker en 2019.