En su reciente estudio «Perspectiva para Las Américas», el Fondo Monetario Internacional (FMI) destaca que aumentar la participación femenina en el mercado laboral podría ser una estrategia crucial para contrarrestar estos efectos demográficos adversos.
Rodrigo Valdés, director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, refirió que se trata de un fenómeno relativamente nuevo, pero que plantea grandes desafíos en el escenario laboral y de crecimiento económico.
“Estamos teniendo un envejecimiento de nuestras poblaciones y están naciendo mucho menos niños. Entonces hay menos jóvenes que reemplacen a personas más viejas que se están retirando, igual nuestra población sigue creciendo, pero la contribución de la demografía al crecimiento empieza a bajar”, refirió en el marco de la presentación del estudio realizada en el Banco Central del Paraguay (BCP).
En este aspecto señala que, si bien se lograron avances significativos en la incorporación de las mujeres a la fuerza laboral, aún persisten brechas importantes en comparación con las economías avanzadas, y la participación femenina en esta parte del mundo se mantiene a un nivel considerablemente bajo.
Es así que en las estadísticas citadas revelan que la participación laboral de las mujeres en su edad de máximo rendimiento, entre los 25 y 54 años, no supera el 60% en países como México, aunque en naciones como Uruguay alcanza tasas comparables con las de economías desarrolladas.
No obstante, el alto funcionario destacó que Paraguay viene realizando una buena labor en comparación con otros países de la región.
POLÍTICAS DE APOYO
El escenario planteado por el organismo internacional subraya que la menor participación femenina responde, en gran medida, a las responsabilidades domésticas que las mujeres deben asumir y que limitan sus oportunidades laborales.
Las tareas del hogar y el cuidado de familiares – en particular, el cuidado de los hijos – se presentan como el principal obstáculo para muchas mujeres, especialmente en los niveles de menor formación académica.
“Si bien muchas mujeres abandonan la fuerza laboral (en ocasiones permanentemente) en torno al momento de la llegada de su primer hijo, la participación de los hombres apenas se ve afectada”, expone el estudio.
El FMI sugiere que políticas públicas orientadas a mejorar la disponibilidad y la asequibilidad de servicios de guardería, además de medidas que reduzcan las desigualdades en las prestaciones parentales entre hombres y mujeres, podrían facilitar el acceso de más mujeres al mercado laboral.
Así también resaltan la importancia de la implementación de esquemas de trabajo flexibles, que permitan a las mujeres adaptar sus horarios laborales a sus necesidades familiares, siendo esta una estrategia que, según el estudio, podría favorecer el aumento de la participación femenina.
Además, el FMI sugiere reformas en los sistemas tributarios que alivien la carga fiscal de los hogares en los que una segunda persona contribuye a los ingresos, como la individualización del pago de impuestos y el incremento de la progresividad.
OTRAS ESTRATEGIAS
Más allá de los desafíos de género, el estudio enfatiza la necesidad de integrar a otros grupos demográficos para enfrentar el impacto del envejecimiento poblacional. Por ejemplo, una propuesta del organismo internacional es incrementar la edad de jubilación y ofrecer incentivos para que las personas trabajen más allá de la edad mínima de retiro.
Por otro lado, se subraya la importancia de integrar a los jóvenes que actualmente no estudian, no trabajan ni reciben formación – un grupo que representa entre el 17% y el 27% en varios países de la región. Para ellos, se recomienda implementar programas de formación vocacional de corto plazo que los doten de habilidades laborales, lo que permitiría reducir las brechas entre las habilidades que buscan los empleadores y las competencias de estos jóvenes.
BENEFICIOS ECONÓMICOS
Lograr una reducción significativa de las disparidades de participación entre hombres y mujeres en el mercado laboral hasta niveles similares a los de las economías avanzadas podría traducirse en un escenario muy beneficioso para las economías de los países de Latam.
De hecho, el FMI estima que este aumento en la participación femenina podría incrementar las tasas de crecimiento anual del PIB en alrededor de medio punto porcentual. Esta contribución permitiría compensar los efectos negativos del envejecimiento demográfico en el crecimiento económico de varios países de la región.