La proyección de inflación anunciada por el Banco Central del Paraguay (BCP) para el 2021 se ajustó de 4% a 6,7%, principalmente por el comportamiento reciente de los precios de alimentos y combustibles. Así consta en el Informe de Política Monetaria (Ipom) correspondiente a octubre, que fue presentado hoy en conferencia de prensa.
José Cantero, titular de la banca matriz, explicó que los mencionados dos productos ocupan el 33% de la canasta básica en Paraguay, por lo que sus precios tienen un impacto muy elevado en la economía.
De este modo, la banca matriz admite que a pesar de las correcciones que ha realizado en los últimos meses en su tasa de política monetaria, será imposible que la inflación cierre el año por debajo del techo máximo de la meta, que es del 6%.
El titular del BCP añadió que, en particular, la demanda en el mundo por alimentos cárnicos ha elevado el precio de este sector, lo que ha tenido su impacto a nivel local.
“En el tercer trimestre, los datos observados de inflación se ubicaron significativamente por encima de lo pronosticado para ese periodo. Esto implica un punto de partida más elevado para las proyecciones. Los incrementos, si bien están concentrados en los productos alimenticios y de energía, ubicaron a la inflación total interanual por encima del límite superior del rango meta en el mes de septiembre, reajustando las perspectivas”, se explica en el Ipom.
Sin embargo, desde la banca matriz todavía sostienen que el horizonte de inflación se encuentra anclado a las expectativas y que, para los próximos 12 meses, el indicador se volvería a ubicar en la línea del 4%, es decir, en el centro de la meta del esquema.
Además, esperan que las modificaciones de la política monetaria tengan efecto ya antes del segundo semestre del 2022.
“En un 76%, la inflación del 6,4% que vimos hasta octubre corresponde a alimentos y energía, en parte por causa del entorno externo, donde los alimentos están aumentando en torno al 40%. Pero tampoco debemos desconocer que la economía está con cierta dinámica y eso podría tener su incidencia en ciertos rubros”, apuntó Cantero con respecto a la inflación.
Fuera de control
Esta será la primera vez que la variación de precios cierre un año fuera del rango en que el BCP deja fluctuar a este indicador, desde que se adoptó el esquema de metas.
Entre el 2011 y el 2014, cuando la meta de inflación era de 5% y podía fluctuar de 2,5% a 7,5%, el IPC al cierre de cada año se ubicó en 4,9%, 4%, 3,7% y 4,2%. Desde el 2015 y hasta el 2016, cuando la meta se ajustó a 4,5% y el rango se limitó a +-2%, las variaciones del IPC fueron de 3,1% y 3,9%. Del 2017 en adelante, con el actual nivel de metas, el IPC se situó en 4,5%; 3,2% y 2,8%, hasta el 2019.
En el transcurso del 2020, cuando la pandemia obligaba a las personas a mantenerse en sus hogares y el dinamismo económico se resentía considerablemente, el BCP llegó a contemplar una inflación de 1,2% para el cierre del año, por debajo del piso de 2% del rango meta. Sin embargo, la actividad empezó a reanudarse paulatinamente y los precios terminaron con una variación anual de 2,2%.