Un informe elaborado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) indica que el escenario de mayor incertidumbre a nivel mundial que se enfrentó en 2022 también afectó al costo del endeudamiento de los Estados soberanos de la región.
Precisamente, el riesgo soberano para América Latina, medido por el índice de Bonos de Mercados Emergentes (EMBI), se elevó desde cerca de 400 puntos básicos a inicios del año 2022 a más de 550 puntos básicos en julio de ese año, según data el informe.
Hacia fines del año pasado, se observó una tendencia a la baja y cerró en 416 puntos básicos; mientras que en la primera mitad de 2023, se mantuvo esta tendencia general a la baja del EMBI y se acercó a los niveles que tradicionalmente ha exhibido la región en períodos de baja incertidumbre.
La excepción corresponde al alza de corta duración que se registró en marzo de 2023, cuando, al igual que en el resto del mundo, los problemas en el sector bancario de los Estados Unidos y Suiza se tradujeron en aumentos de la volatilidad financiera y redundaron en que el riesgo soberano presente un alza transitoria de aproximadamente 30 puntos básicos.
A nivel de países se presentan, como es tradicional, importantes diferencias. Por un lado, Uruguay es el país con el nivel de riesgo más bajo de la región y cerró 2022 con 91 puntos básicos, después de alcanzar máximos sobre 160 puntos básicos en junio de ese año.
Posteriormente siguen Chile, Perú y Paraguay, con niveles de entre 140 y 200 puntos básicos a finales de 2022; pero a mediados de este año, Uruguay sigue siendo el país con el menor riesgo soberano, seguido por Chile y el Perú.
En puntos básicos, el EMBI de Paraguay alcanza los 216.
Cabe resaltar que, en el 2022, nuestro país había tenido un ajuste al alza en la tendencia de su calificación de riesgo, pasando de estable a positiva, lo que lo ubicó en una posición cercana a la del grado de inversión.
De igual manera, desde el gobierno se había mencionado que Paraguay emite bonos a tasas de interés de un país en grado de inversión, lo que demuestra la confianza y apetito que los inversores tienen por los títulos del Paraguay.
Además de esto, Paraguay había logrado aprobar el examen del Gafilat, lo que también según analistas podría ayudar a que seamos un destino atractivo para las inversiones, además de que sigue ubicándose como un país con el mejor clima de negocios, según la fundación Getulio Vargas.
CEPAL espera que la economía paraguaya crezca en 4,2% en el 2023, un pronóstico levemente superior al de 4% que había pronunciado en abril pasado. Para el 2024, la estimación de expansión del PIB paraguayo es de 4%, según el análisis de esta entidad.
Países con mayor riesgo
Por otro lado, los países en los que el riesgo soberano es mayor, implicando un elevado costo de financiamiento a la hora de emitir deuda en mercados internacionales, son Venezuela, Argentina y Ecuador.
Para el caso de Venezuela, el indicador supera los 30.000 puntos básicos, mientras que los de Argentina y Ecuador se ubican sobre 2.000 y 1.000 puntos básicos, respectivamente.
Si bien las diferencias entre los niveles de riesgo soberano de los países de la región han sido relativamente estables en el tiempo, desde CEPAL resaltan que tales diferencias hayan aumentado en años recientes.
Al agrupar a los países de menor riesgo soberano, por una parte, y de mayor riesgo soberano, por otra, se observa que las diferencias entre ambos grupos tienden a exacerbarse en períodos de mayores turbulencias financieras, ya que en los años 2010 y 2019, tramo considerado de baja incertidumbre y niveles de riesgo soberano, la diferencia entre ambos grupos de países presentó un promedio de 300 puntos básicos.
Por otro lado, tanto durante la crisis financiera mundial de 2008-2009 como durante la crisis causada por el COVID-19 en 2020 y la posterior etapa de incertidumbre a nivel mundial debido al conflicto en Ucrania, las diferencias se amplifican.
Esto revela que, en los períodos más complejos de crisis económicas o financieras, los gobiernos que de por sí tienen mayores dificultades se ven enfrentados a condiciones de financiamiento todavía más estrechas, agrega la entidad.
Deuda pública
En lo que respecta a la deuda pública, el informe afirma que la relación entre la deuda pública del gobierno central y el producto presenta una leve caída generalizada en los países de América Latina y el Caribe, lo que se explica principalmente por el crecimiento del producto interno bruto (PIB) nominal.
La deuda pública promedio de 16 países de América Latina representaba un 49,5% del PIB en marzo de 2023, cifra que es 1,9 puntos porcentuales inferior a la que se había registrado al cierre de 2022
A nivel de las subregiones, la deuda pública de América del Sur y de Centroamérica representaba un 52,9% y un 46,1% del PIB, respectivamente. A escala de los países, la región es bastante heterogénea y se observan cifras que superan el 70% del PIB, como en la Argentina y el Brasil, y otras cercanas al 30%, como en Guatemala, Paraguay y Perú, añade el reporte de CEPAL.
Aumento de intereses
El aumento de los pagos de intereses también contribuyó en reducir el espacio fiscal de que disponen los gobiernos de la región para emprender políticas activas que favorezcan el desarrollo sostenible e inclusivo. El peso relativo de los pagos de intereses en relación con otros gastos prioritarios es significativo.
También indica CEPAL que, en promedio, esos pagos equivalen a más de la mitad del gasto social en educación, salud y protección social de los gobiernos centrales.
En lo que respecta a la educación, la salud y la protección social, esa proporción aumentó durante la última década pese al incremento excepcional del gasto en esos ámbitos que se registró en 2020 debido a la respuesta del sector público a la pandemia de enfermedad por coronavirus (COVID-19), incremento que se revirtió parcialmente en 2021.
El peso relativo de los pagos de intereses es especialmente desfavorable en lo que atañe a la inversión pública. Los gastos de capital del gobierno central se redujeron significativamente entre 2012 y 2021, y se convirtieron en la principal variable de ajuste fiscal, en un contexto en que los países aplicaron medidas de consolidación fiscal para frenar el crecimiento de la deuda pública.