Las marcas y los programas de trabajo en las prisiones brindan habilidades a los internos y mejoran su autoestima. Por lo tanto, los preparan para reincorporarse a la sociedad, capacitándolos para vender productos y enseñándoles un oficio útil.
Para contribuir a la reintegración de los reclusos, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés) ayuda a los Estados Miembros a comprender los requisitos previos necesarios y los pasos a seguir para crear una marca de productos penitenciarios, mediante la Guía práctica sobre la creación de una marca de productos penitenciarios.
En el citado material, la UNODC destaca a Paraguay por la creación e implementación exitosa de la marca “Muã” -que significa «luciérnaga» en guaraní-. Esta se convirtió en la primera marca penitenciaria del Mercosur y la segunda de América Latina.
Es importante mencionar que Muã es una marca de productos elaborados por personas privadas de su libertad en Paraguay. El objetivo es brindar esperanza y oportunidades a los presos, sentando las bases para un futuro exitoso.
La UNODC señala que esta marca cumple con muchos de los criterios para un buen logo: es simple, único, adaptable y escalable. Se puede utilizar con o sin el lema “Encendé esperanza”.
Agrega que al ser la primera marca penitenciaria de la región, da credibilidad y posiciona a Paraguay como un actor experimentado en el mercado.
Resalta, además, el hecho de que la autoridad penitenciaria en Paraguay sea propietaria de la marca Muã y menciona los procesos que se realizaron para que los productos puedan ser comercializados.
En este punto, resalta que como la administración penitenciaria no podía comercializar la marca Muã, al ser una entidad pública, se asoció con una organización sin fines de lucro para gestionar los aspectos de marca y marketing, y así la administración se centra en la formación y rehabilitación de los presos.
Detalla que existe un acuerdo legal para identificar claramente las responsabilidades de la administración penitenciaria y los entes privados (organizaciones sin fines de lucro); además, que la autoridad penitenciaria se asoció con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y una corporación para desarrollar el modelo de negocio, y ajustar la parte administrativa para ampliar el proyecto.
Destaca también que, además de la capacidad legal de la administración penitenciaria para vender productos, también es importante considerar su capacidad para garantizar el cumplimiento de las normas acordadas internacionalmente para el trabajo penitenciario.
Capacidad de personal
La UNODC recuerda también que, en Paraguay, la administración penitenciaria determinó un mínimo de cinco roles administrativos que eran necesarios para supervisar el programa de trabajo, que son llenados y gestionados por una organización.
Estos roles se relacionan con los coordinadores general de marca, de producción y logística, de reinserción social, administrativo y de alianza estratégica.
Así también, manifiesta que las habilidades y los conocimientos necesarios para gestionar y comercializar un programa de trabajo penitenciario no suelen formar parte de la formación recibida por los administradores de prisiones o los funcionarios de prisiones. Sin embargo, eso no significa que el personal penitenciario no sea capaz de aprender a gestionar un programa de trabajo exitoso.
La UNODC dice que la provisión de actividades con propósito en las cárceles, incluida la educación y programas de formación profesional, ejercicio físico, terapia y tratamiento para problemas como los trastornos por consumo de drogas, y la posibilidad de trabajar son fundamentales para asegurar la reintegración efectiva de los presos en la comunidad.
Además, los programas de trabajo penitenciarios, en particular, pueden generar ingresos para los reclusos y sus familias, aumentar las calificaciones y la experiencia laboral de presos y, por tanto, su empleabilidad al ser puestos en libertad.