El sector agrícola, especialmente el de la soja, venía experimentando años muy buenos, tanto que en el 2020 registraron un récord en su producción (10 millones de toneladas) y en el 2021 también mantuvieron un muy buen número, con un total de 9,4 millones de toneladas.
Sin embargo, según las últimas estimaciones de los gremios de la producción, en
este año apenas llegarán a las 4 millones de toneladas, a causa de la sequía.
Al inicio de la campaña 2021/2022, proyectaban que podrían alcanzar las 9 millones de toneladas; luego, a finales del año pasado, ya teniendo como factor la sequía, bajaron la estimación de producción para esta campaña a tan solo 5 millones de toneladas.
De esta manera, el último cálculo realizado ya en este 2022 se encuentra muy por debajo de la proyección inicial.
“Este es un año difícil, el clima ha sido bastante extremo en términos de temperatura y falta de lluvia. Lastimosamente no tuvimos precipitaciones que permitan que se desarrollen los cultivos, y la consecuencia es un año donde la producción va a ser sensiblemente menor de lo que nosotros estamos esperando”, señaló Hugo Pastore, director ejecutivo de la Cámara Paraguaya de Exportadores y Comercializadores de Cereales y Oleaginosas (Capeco).
Sostuvo que en el mejor escenario, y ya teniendo en cuenta la zafriña, esperan llegar a las 4 millones de toneladas. No obstante, reconoció que no es la primera vez que este sector registra una producción como la proyectada para esta campaña.
“Ya ha habido anteriores fenómenos climáticos que afectaron la producción, pero lo bueno en este caso es recordar que siempre el sector ha honrado su compromiso, no somos un sector que pedimos subsidios ni que nos perdonen las deudas ni nada”, afirmó.
Menor ingreso de divisas
El director ejecutivo de la Capeco también manifestó que, a raíz de la disminución en la producción de granos, dejarán de ingresar divisas al país por alrededor de USD 2.000 millones a USD 2.500 millones.
También dijo que tendrá impacto en diferentes sectores de la economía, como en la cantidad de flete que se moverá, lo que a su vez implica menor compra de cubiertas, menor carga de combustible, menor reparación de camiones, etc.
“Los choferes de los camiones van a consumir menos de locales de comida en la ruta, menos remedios yuyos, menos chipa, menos peajes, etc. Permea en toda la economía, así también en los buenos años el fenómeno es lo opuesto”, manifestó.
