Un informe elaborado por el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) revela que las emisiones de gas invernadero de América Latina y el Caribe provienen principalmente de la actividad agropecuaria, a diferencia de lo que ocurre en los países desarrollados.
Precisamente, el sector agropecuario, de silvicultura y otros usos de la tierra (ASOUT) genera el 58% de las emisiones en América Latina y el Caribe. Estas emisiones se dividen entre las que son resultado del uso de la tierra, el cambio de uso de la tierra y la silvicultura (UTCUTS) (el 38 %) y las provenientes de prácticas agropecuarias, tales como la quema de residuos agrícolas, el uso de fertilizantes, el cultivo de arroz y la ganadería el 20 % restante.
En cambio, en los países desarrollados el subsector de UTCUTS (Uso de la tierra, cambio de uso de la tierra y silvicultura) tiene emisiones netas negativas, lo que significa que es un sumidero neto de carbono, que compensa parte de las emisiones generadas en otros sectores de la economía. Los demás sectores de la economía juegan un papel menos importante en comparación con lo observado a nivel mundial.
El sector de suministro de energía es el mayor emisor en el mundo desarrollado, con un 36 % de los GEI producidos, y representa solo el 13% de las emisiones de América Latina y el Caribe. Esto se explica por los menores niveles de desarrollo que caracterizan a la región y porque esta cuenta con una matriz eléctrica relativamente limpia. El resto de las emisiones de la región provienen de la industria el 16%, del transporte el 11% y del sector de edificaciones el 2%.
Con respecto a Paraguay, se detalla que es el país con el mayor nivel de deforestación y que esto representa un 57% de su contribución de emisiones de gas invernadero, el 31% corresponde a la actividad agropecuaria y la industria con el 3%.
Estos datos fueron publicados en el marco de la presentación “Desafíos globales, soluciones regionales; América Latina y el Caribe frente a la crisis climática y de biodiversidad,”.
Sobre esto, Ernesto Schargrodsky, Director de Investigaciones Socioeconómicas del CAF, indicó que el mensaje principal del reporte se basa en primer lugar en llamar la atención sobre el problema del calentamiento global, que que no es una amenaza, sino que una realidad que está teniendo efectos en la región en forma de cambios climáticos más extremos, mayor frecuencia de sequías, inundaciones y el derretimiento de glaciares en distintos países de la región.
En referencia a Paraguay, en primer lugar destacó que sus ventajas que están fundamentadas en la generación de energía eléctrica renovable y sugirió que el país puede aumentar aún más su potencial de producción de energías renovables mediante la expansión de su capacidad exportadora de energía a través de redes eficientes. Asimismo planteó atraer inversiones para el rubro de energía, aprovechando la ventaja comparativa de la energía asequible disponible en Paraguay.
Además, subrayó la importancia de cómo abordar el cambio climático, reconociendo que las inversiones necesarias compiten con otras prioridades nacionales. En este contexto, se aboga por identificar sinergias. Paraguay, en particular, puede contribuir a la reducción global de emisiones al posicionarse como un lugar atractivo para inversiones que requieran energía a bajo costo, lo que, en última instancia, favorecerá el impulso económico del país.
Desafíos para el Paraguay
El Director de Investigaciones Socioeconómicas de la CAF, afirmó que un desafío grande para la región y también para Paraguay, se enfoca en cómo aumentar la producción agropecuaria sin continuar la deforestación, lo que requiere aumentar la productividad por hectárea. “Ese tipo de prácticas son las que tenemos que buscar, como el desafío de aumentar la producción de alimentos sin que eso consuma más tierra, sin que eso represente mayor deforestación”, aseguró.
“No somos un gran productor de carbono, no somos responsables a nivel internacional de grandes emisiones, pero de nuestras emisiones , la deforestación es nuestra, el principal daño que creamos a la atmósfera. Entonces esa debería ser la principal preocupación de la región. Cómo aumentar la producción alimenticia, aumentando la producción por hectárea y no en una mayor deforestación. Ese es el desafío principal de la región, del Amazonas, pero también para Paraguay.