El Banco Mundial publicó un nuevo informe denominado “Paraguay: Estrategias para impulsar el crecimiento inclusivo y la reducción de la pobreza”, en el cual destaca que el país logró importantes avances en cuanto a la reducción de la pobreza, que -según el documento- pasó de una tasa del 51,4% en 2003, a un 24,7% en el año 2022.
De acuerdo con el documento, Paraguay tiene abundantes recursos naturales, una población joven y una economía estable. En las últimas dos décadas, experimentó un crecimiento económico continuo, con políticas macroeconómicas sólidas, que incluyen reformas institucionales como un régimen de metas de inflación y legislación de responsabilidad fiscal.
De 2003 a 2023, la economía paraguaya creció 3,6% anual en promedio, más rápido que muchos otros países de la región, como reflejo de estos logros, el país alcanzó el grado de inversión otorgado por la calificadora de riesgo Moody’s.
El informe detalla que en 2003, casi la mitad de la población vivía por debajo de la línea de pobreza. Sin embargo, para 2023, se estima que esta cifra disminuyó hasta alcanzar el 17,6% de la población.
Como evidencia el documento, el país redujo a la mitad su tasa de pobreza, del 51,4% en 2003 al 24,7% en 2022, simultáneamente, la pobreza extrema disminuyó al 5,6%. Según estimaciones del Banco Mundial, la clase media paraguaya también experimentó un crecimiento significativo, pasando del 24,8% de la población en 2003 al 41,6% en 2022.
El organismo internacional asegura que este avance se debe principalmente al hecho de que Paraguay demostró una capacidad significativa para implementar políticas efectivas de desarrollo económico y social.
Sin embargo, para consolidar estos logros y acelerar el proceso hacia una reducción sostenida, el país necesita enfocarse en tres puntos clave: la creación y acceso a empleos de calidad, fortalecimiento del capital humano y el aumento de la resiliencia ante choques externos, especialmente los climáticos.
En contraste, algunas estimaciones del Banco Mundial, indican además un aumento en la proporción de paraguayos en riesgo de caer en la pobreza, considerando tanto factores monetarios como la vulnerabilidad a choques adversos.
“La tasa de vulnerabilidad de Paraguay supera la media latinoamericana y la de la mayoría de los países de la región. Esto subraya la importancia de las medidas de adaptación, que el país ha identificado como una prioridad nacional, para reducir la susceptibilidad de la población a crisis adversas y fortalecer su resiliencia frente a diversos riesgos”, destaca.
En 2023, Paraguay mostró una notable capacidad de recuperación y logró avances significativos en la reducción de la pobreza, a pesar de los desafíos enfrentados en años anteriores (sequías, pandemia de COVID-19, factores climáticos extremos).
Por otro lado, en el mencionado año, se registró una disminución significativa de la pobreza moderada en Paraguay, con una reducción de 2,8 puntos porcentuales respecto al año anterior.
A finales del año pasado, el 22,7% de la población vivía por debajo de la línea nacional de pobreza, en comparación con el 25,5% registrado en 2022. Del mismo modo, la pobreza extrema disminuyó, pasando del 6,1% en 2022 al 4,9% en 2023.
Varios factores económicos influyeron en la mejora de la situación de pobreza, como por ejemplo, la moderación de las tasas de inflación contribuyó a reducir la pobreza tanto a nivel nacional como en las zonas urbanas, mientras que el crecimiento económico, reflejado en el aumento de los ingresos laborales, fue decisivo para aliviar la pobreza en las zonas rurales.
En particular, los ingresos del 40% más pobre de la población crecieron más rápido que la media nacional entre 2022 y 2023. Esto resultó en una reducción de la desigualdad de ingresos, como lo demuestra la disminución del coeficiente de Gini, que pasó de 45 a 44 puntos en ese periodo.
El Banco Mundial también destaca que desde una perspectiva internacional, el ritmo de reducción de la pobreza en Paraguay desde 2003 es comparable al de sus pares regionales. En Paraguay, la proporción de la población que vive por debajo de la línea de pobreza para países de ingreso medio-alto (USD 6,85 al día) se redujo del 44,7% en 2003 al 20% en 2022 .
Si bien esta reducción es comparable a la de pares regionales como Argentina o Brasil, y similar al promedio de ALC, la tasa de pobreza en 2022 se situó por encima de la de otros países con un PIB per cápita similar como Albania o Túnez. Además, esta tasa fue superior a la de sus pares aspiracionales, los cuales iniciaron el periodo con tasas de pobreza más bajas (ver gráfico).
RECOMENDACIONES DEL BANCO MUNDIAL
Para abordar estos desafíos, las recomendaciones clave del Banco Mundial en su informe son: primero, la mejora de la calidad educativa y el acceso equitativo a la educación, priorizando la educación temprana y abordando las disparidades educativas en comunidades rurales e indígenas. Por otro lado, alinear la formación con las demandas del mercado laboral son pasos cruciales para desarrollar una fuerza laboral calificada y competitiva.
Respecto al empleo, considera que el aumento de la productividad y la creación de empleo de calidad son esenciales para mejorar los ingresos y reducir la vulnerabilidad. Esto implica apoyar a las mipymes, fomentar la innovación y atraer inversiones en sectores estratégicos que puedan generar empleos con mejores salarios y beneficios.
El tercer punto clave que resalta es el fortalecimiento del sistema fiscal, que permita mejorar la progresividad del sistema tributario y aumentar la base tributaria para financiar inversiones sociales.
“Simultáneamente, expandir y mejorar la focalización de los programas de protección social puede ayudar a reducir la vulnerabilidad y promover la movilidad económica”, señala el informe.
La cuarta recomendación se basa en aumentar la resiliencia climática, dada la vulnerabilidad de Paraguay a los eventos climáticos extremos, por lo que es esencial invertir en infraestructura, desarrollar sistemas de alerta temprana y apoyar la adaptación en sectores clave como la agricultura.
El informe también destaca la importancia de abordar las desigualdades persistentes, especialmente las relacionadas con el género, la ubicación geográfica y la etnia, para lograr un desarrollo inclusivo.
“Paraguay ha demostrado que la reducción significativa de la pobreza es posible con la combinación adecuada de crecimiento económico y políticas sociales efectivas. El desafío ahora es mantener este impulso y asegurar que los beneficios del desarrollo lleguen a todos los segmentos de la sociedad”, asegura Eliana Rubiano-Matulevich, economista senior del Banco Mundial.
“Paraguay está en un punto de inflexión en su trayectoria de desarrollo. Con las políticas adecuadas y un compromiso continuo con el crecimiento inclusivo, el país tiene el potencial de no solo erradicar la pobreza extrema, sino también de construir una sociedad más equitativa y resiliente”, finaliza el Banco Mundial.
