Esta tecnología promete mejorar la eficiencia y la productividad en las empresas, pero también plantea desafíos para los trabajadores cuyas labores, que hasta hace poco necesitaban una exclusiva intervención humana, se vean expuestas a sistemas más automatizados.
En una entrevista a MarketData, Eric Parrado, Economista Jefe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), advierte que Paraguay podría experimentar una exposición masiva de su fuerza laboral a la IA en el corto plazo, afectando a cientos de miles de empleos.
De acuerdo con el Índice de Exposición Laboral Generado por la IA (GENOE) elaborado por el organismo, en un año, unos 800.000 empleos en Paraguay estarán expuestos a la automatización impulsada por IA, cifra que podría alcanzar los 1,2 millones y 1,4 millones en los próximos 5 y 10 años, respectivamente.
LOS SECTORES MÁS VULNERABLES
Los sectores más vulnerables son aquellos donde predominan tareas repetitivas y susceptibles de ser automatizadas. Parrado refiere que, entre los principales 23 grupos ocupacionales, los más expuestos son los de soporte administrativo y de oficina, producción y ventas.
“Este resultado va en línea con las tendencias recientes de IA, los cuales han mejorado significativamente en su habilidad de automatizar tareas relacionadas a entradas de datos, manejo de inventarios, y procesamiento de transacciones”, precisó.
Por otra parte, los grupos ocupacionales de servicios sociales y de la comunidad, técnicos y practicantes de cuidado de la salud, e instrucción educacional y servicios de librerías presentan los menores niveles de exposición.
Esto, según explicó, es debido a que estos grupos se relacionan a actividades físicas complejas, toma de decisiones de alto riesgo, e interacciones intrapersonales, tareas que la Inteligencia Artificial se complica en replicar.
Pero este fenómeno no es exclusivo de nuestro país. Los datos generales del BID indican que en América Latina y el Caribe apuntan que aproximadamente 84 millones de empleos podrían verse afectados por la IA en el próximo año; en tanto que a nivel mundial la cifra podría llegar a unos 1.000 millones de personas.
LA EDUCACIÓN Y EL GÉNERO, DOS ABORDAJES ESPECIALES
Uno de los resultados de este índice refiere que el impacto de la automatización no es uniforme: el nivel educativo y el género son factores que influyen de forma significativa en la exposición de los trabajadores a esta tecnología.
Parrado detalló que, usando como base los datos ocupaciones de Estados Unidos y México, quienes tienen un menor nivel educativo, como aquellos sin estudios superiores, enfrentan un riesgo mayor de ser desplazados por la automatización en comparación con trabajadores con títulos universitarios o posgrados.
Esta tendencia se explica en parte porque los empleos que demandan mayor educación suelen implicar habilidades complejas que la IA aún no puede replicar con precisión.
“En base a los mismos datos, encontramos una relación consistente donde mayores quintiles de ingreso presentan menores tasas de exposición, es decir, grupos de bajo ingreso presentan mayores niveles de exposición a ser reemplazados o perjudicados por IA”, precisó
Mientras que, en términos de género, las mujeres en Paraguay se encuentran en una posición de mayor vulnerabilidad frente a la IA, ya que predominan en sectores administrativos y de servicios de apoyo.
“Esta disparidad de género en la exposición a la IA es una consideración importante para los formuladores de políticas que trabajan en temas de equidad laboral y oportunidad económica”, subrayó el alto funcionario.
¿CÓMO APROVECHO ESTO?
A pesar de estos riesgos, Parrado ve en la IA una oportunidad para fortalecer y modernizar la economía. La automatización puede mejorar la eficiencia, y aunque ciertas ocupaciones podrían desaparecer, a la vez se daría paso a nuevas oportunidades laborales.
“Al identificar qué tipos de tareas, ocupaciones e industrias son más susceptibles a la automatización impulsada por la IA, el índice GENOE puede orientar decisiones estratégicas y la formulación de políticas que permitirán modernizar y hacer más eficientes los procesos laborales”, señaló.
Desde una perspectiva de políticas públicas, consideró que el gobierno podría usar este indicador para diseñar programas específicos de capacitación y desarrollo económico que preparen a los trabajadores para un entorno cada vez más automatizado.
Desde su perspectiva, en lo que respecta al sector privado, también tiene un papel crucial en la transición hacia la IA. “Puede aprovechar el índice para guiar decisiones estratégicas sobre el desarrollo de la fuerza laboral, la integración de tecnología y la planificación empresarial a largo plazo. Puede ayudar a las empresas a anticipar brechas de habilidades, planificar iniciativas de reciclaje y optimizar la colaboración entre humanos e IA”, explicó.
En cuanto a los trabajadores, Parrado hace hincapié en que el índice proporciona valiosos conocimientos para la planificación de su carrera y el desarrollo de habilidades, ayudándolos a prepararse para posibles cambios en su panorama ocupacional.
“De esta manera, el índice es una herramienta que reduciría los costos transaccionales a los que se enfrentan individuos afectados por estas nuevas tecnologías. En un contexto social más amplio, el índice GENOE contribuye al diálogo continuo sobre el futuro del trabajo, la ética de la IA y la necesidad de un desarrollo y despliegue responsable de la Inteligencia Artificial”.
La academia, por su parte, puede aprovechar el índice GENOE como una herramienta para investigaciones futuras sobre el mercado laboral y la tecnología. Estudios interdisciplinarios que exploren la relación entre la IA y el empleo pueden aportar conocimiento relevante para el diseño de políticas y la implementación de prácticas éticas en el desarrollo de la IA.