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24 de noviembre de 2024

CLASES VIRTUALES EN PANDEMIA: Y a los profesores, ¿Cómo les fue del otro lado de la pantalla?

Una de las tendencias que se aceleraron con la emergencia sanitaria fue la modalidad de estudio a distancia. En este artículo exploramos cómo adoptaron los docentes este componente de la “forma COVID de vivir” y qué lecciones deja para el año académico que se avecina.

Por Karen Bernal – Estudiante de Economía

Sin dudas, seguir estudiando se volvió un reto para los y las estudiantes. Intermitencia del internet, computadoras con problemas, cortes de energía eléctrica, distracciones del hogar, disminución de ingresos económicos, incertidumbre…

Estos son solo algunos de los obstáculos que día a día hemos estado afrontando a lo largo de estos meses de confinamiento para proseguir con la carrera.

Pero… ¿qué sabemos de lo que ocurre del otro lado de la pantalla de nuestras computadoras?

El proceso de enseñanza-aprendizaje es un camino de doble vía. Al igual que los alumnos y alumnas, los y las docentes se han encontrado con circunstancias para las que no estaban listos. Ya hemos mencionado algunas de las barreras que estudiantes deben sobrepasar, sin embargo, los profesores y profesoras no están ajenos a estas condiciones.

Para Ángel Barreto, profesor de Economía Monetaria, de la carrera de Economía de la Universidad Católica “Nuestra Señora de la Asunción”, este giro abrupto de enseñanza ha representado más esfuerzo no solo para la preparación de las clases, sino también para familiarizarse con el uso de la tecnología.

No obstante, él lo ha abordado como “una cuestión de actitud”.

“Siempre consideré que la edad no es una barrera para usar o empezar a usar la tecnología, solo es cuestión de animarse y decir ‘yo puedo’”.

Ángel Barreto.

A pesar de que las clases sean virtuales, para él, el rol del profesor no solo no ha cambiado, sino que ahora es aun más importante: “el docente debe ser un motivador, dinamizador y un guía constante para que los estudiantes sientan que tienen un profesor que los está apoyando en su proceso de aprendizaje y así alcanzar sus metas”.

Guía

Así también lo definió la profesora Valeria Meza, actualmente a cargo de la cátedra de Formulación y Evaluación de Proyectos, de la carrera de Economía.

“El protagonista en este caso es el estudiante, el docente debe aplicar técnicas para que el estudiante pueda sobresalir, y lograr aprehender nuevos conocimientos para su vida diaria”.

Valeria Meza.

Precisamente, la profe Valeria tiene experiencia en pedagogía digital al haber sido estudiante en universidades de Europa bajo esta modalidad.

Quien también nos compartió su experiencia fue Matías Cáceres, profesor de Finanzas Internacionales (Economía), quien opinó que “posiblemente, la educación sufrió el cambio más significativo y difícil en toda esta situación de la pandemia”.

“Un sistema que por cientos de años funcionó de una manera ha tenido que transformarse en 24 horas para cambiar radicalmente la manera de transmitir el conocimiento”.

Matías Cáceres.

En su opinión, el otro desafío, en este sentido, es fomentar el acceso a la tecnología para todos. “En la medida que esto sea posible, la educación finalmente podría trascender fronteras y clases sociales”, dijo.

¿Qué pasa con el feedback?

Si hay cuestiones que preocupan a los profesores son la atención y la participación en clase.

“En ocasiones, uno no está seguro de si el estudiante está prestando atención. Para ir salvando esto, trato de introducir algunos temas del mundo real y dialogar un poco al inicio de la clase para ir rompiendo ese hielo”, comentó al respecto el profe Ángel.

Mencionó que durante el desarrollo de las clases acostumbra hacer preguntas para chequear si los alumnos están atentos y para lograr mayor interacción.

“Lo que ocurre es que son pocos los que participan, solo al llamar la lista uno sabe que están en el aula virtual. Es un gran desafío. Eso sucede porque en Paraguay no estamos acostumbrados a dar clases virtuales como sí lo están en otros países”.

El profe Matías cree que esto representa el desafío más importante. “Tenemos la dificultad de no percibir el lenguaje corporal, o notar si el alumno atiende”, señala.

Al igual que el profesor Ángel, siempre realiza preguntas mientras desarrolla su clase e intenta incentivar la participación.

“Busco generar un ambiente de confianza para sacar el miedo a la participación. Siempre hago hincapié en que no hay preguntas tontas. Los alumnos se olvidan que sus preguntas son las que generan esa discusión que hace aprender a los demás. Es fundamental, porque además sirve al profesor como ‘termómetro’ de aprendizaje, para ver si los alumnos están asimilando el conocimiento. Una clase muda es lo peor para el profesor porque significa que:

1) Es una clase aburrida;

2) Los alumnos no entienden nada, o

3) Las dos cosas juntas”.

En las clases de la profe Valeria, ella utiliza dinámicas educativas para animar a los estudiantes, “que ellos sientan que estoy ahí para ellos, desde el contexto académico como profesional. Haciendo un autoanálisis, realicé ajustes, agregando técnicas de gimnasia cerebral, que más que nada, es dar un tiempo con alguna dinámica mental para que el cerebro se oxigene y pueda volver a captar atención”, nos explicó.

¿Son mejores las clases virtuales o presenciales?

Indudablemente, como economistas diríamos: depende.

Durante este periodo de cuarentena hemos observado algunos beneficios. Los profesores destacaron el ahorro de tiempo y recursos económicos por parte de los alumnos y docentes, al no tener que acudir hasta la Facultad para las clases.

A criterio de la profesora Valeria, las clases virtuales se han transformado en una oportunidad para interactuar con otros profesionales del área, ya sea para brindar alguna asistencia a otros con mayores inconvenientes o para desarrollar nuevas habilidades pedagógicas digitales.

El profesor Matías elogió las bondades de utilizar pizarras virtuales y la posibilidad de grabar las clases, lo cual permite al estudiante volver a verlas o, en todo caso, recuperar aquellas en las cuales no pudo estar presente. Al respecto, el profesor Ángel ejemplificó: “Sería como volver a ver una película que le gustó mucho o que no pudo ver por problemas de horario”.

En contrapartida, los tres respondieron sin titubeos que la conectividad a internet y el acceso a equipos tecnológicos adecuados – por cuestiones económicas – juegan en contra tanto de los profesores como de los estudiantes.

Un factor importante para la profe Valeria es, igualmente, que no todos los jóvenes poseen formación en la utilización de plataformas digitales, lo cual dificulta la interacción; mientras que, por el lado de los docentes, la mayoría tiene una formación de educación superior convencional, por lo que trasladarla al formato digital sin la adecuación correspondiente, puede generar dificultades en el proceso enseñanza-aprendizaje.

En ese sentido, apuntó que el profesor dedica inclusive más tiempo a la preparación de clases, de manera a adecuarlas a esta modalidad.

Igualmente, la profe visibilizó otro aspecto no menor en cuanto a las clases virtuales: el tiempo. “Sabemos que el circuito de atención es en promedio 45 minutos, utilizar la misma cantidad de horas para las clases presenciales debe estar acompañado de actividades que estimulen, que dinamicen la clase”.

“(La clase online) genera una relación impersonal, en el sentido de distanciamiento entre profesor y alumno, rompiendo los lazos humanos de relacionamiento que muchas veces son importantes para incentivar al estudiante a superar sus límites”, reflexionó el profe Ángel..

A menudo los estudiantes te dicen que se sienten solos al no interactuar con sus compañeros para despejar las dudas que tienen con respecto a ciertos puntos de la materia. Sin embargo, considero que esto se puede resolver con la ayuda de tutores y las plataformas educativas que dan oportunidad de poder compartir entre compañeros y así apoyarse mutuamente”, agregó.

“Como todo sistema de enseñanza, tiene algunas desventajas, pero que pueden ser salvadas mediante constancia y disciplina por parte de los alumnos”, añadió.

Los profesores piensan que el uso de diversos canales de comunicación para que los alumnos puedan manifestar sus consultas o dudas es muy importante.

Finalmente, les preguntamos si habían considerado dejar la docencia (al menos temporalmente) al conocerse sobre la modalidad virtual. El Prof. Matías ni siquiera se lo planteó y enfatizó contento la ventaja de no tener que trasladarse hasta el Campus.

La profe Valeria tampoco pensó en dejar de enseñar durante la pandemia; aunque sí reconoció que en un momento dado sintió un poco el cansancio, debido a que ejerce la docencia en varias universidades. “Cada una de ellas tiene sus reglamentaciones, sus plataformas, su tipo de examen, etc., sin embargo, como joven quiero transmitir a los estudiantes todo lo que aprendo desde el aspecto profesional y académico”.

“En ningún momento se me cruzó por la mente abandonar la enseñanza”, respondió tajante el Prof. Ángel.

Como comunidad educativa estamos viviendo momentos inéditos en la historia reciente, nadie estaba preparado para estas condiciones en las que actualmente estamos inmersos.

Sin embargo, si algo nos enseñan estos profes – como muchos otros –, además de Formulación y Evaluación de Proyectos, Finanzas Internacionales y Economía Monetaria, es que en estos últimos meses hemos desarrollado una gran capacidad de adaptación a esta situación que nos toca vivir, sin olvidarnos de que estamos en una posición privilegiada al poder estudiar una carrera universitaria.

Profesor:Valeria MezaÁngel BarretoMatías Cáceres
Edad:26 años58 años31 años
Cátedra:Formulación y Evaluación de ProyectosEconomía MonetariaFinanzas Internacionales
Años de docencia:1 año y medio+10 años6 años
Prefiere:Pizarra virtualPizarra acrílicaPizarra virtual
¿Por qué?Es más dinámica y formal, el diseño de letras es amigable. Aunque ella realiza videos explicativos con animación, en los cuales explica de forma sencilla la elaboración de ejercicios.Al inicio de las clases virtuales, resolvía o hacía las demostraciones en hojas y alzaba en el Drive, pero los estudiantes se preguntaban el cómo se realizó la demostración. Fue así que se me ocurrió poner la pizarra acrílica y explicar en la pizarra como si fuera una clase presencial, que de alguna manera ayudó a la comprensión de los estudiantes.A principios del semestre, mi hermana menor me habló sobre “Jamboard”. Cuando eso, estaba considerando comprar una pizarra física, lo que por suerte no hice. Averigüé sobre la plataforma, probé y me convenció. Creo que eso me salvó el semestre.
Al volver a clases presenciales, ¿qué adoptarías de las clases virtuales?:Las dinámicas de grupo, la interacción, captar sus aprendizajes cognitivos, sus ideas, y con ellas formular nuevas cuestiones.La utilización continua de las plataformas, aquellas que permiten levantar los materiales y los trabajos prácticos, porque ofrece una gran facilidad tanto para el estudiante como para el profesor.La pizarra virtual creo que es genial. Las demostraciones quedan grabadas y el espacio de la pizarra es “ilimitado”. No obstante, la principal ventaja es que el alumno no tiene que estar “copiando” la pizarra y preocuparse de si anotó un concepto importante… y esto hace que pueda dedicar el 100% de su atención a entender la demostración.
¿Cómo viste el rendimiento en general, en comparación con un semestre presencial?Fue mejor que en una clase presencial, pues el estudiante utiliza más su pensamiento crítico y su imaginación aumenta. Por ejemplo, mis estudiantes debían exponer sus trabajos de investigación, como no querían presentar en vivo en la plataforma de Meet con todos sus compañeros, decidimos realizar videos de presentación. Muchos se ingeniaron y lograron un excelente video.No me puedo quejar del rendimiento de los estudiantes, fue relativamente bueno o similar. Al inicio me preocupó cómo encarar la clase y sobre todo qué plataforma utilizar para tomar los exámenes. Finalmente, con la plataforma utilizada me siento conforme.Realmente muy bueno. Esto de enseñar online es todo un aprendizaje, no es fácil adaptar de un día para otro toda una metodología de enseñanza.

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