Uno de los mayores problemas generados por la pandemia de COVID-19, en Paraguay y en la región, ha sido la profundización de la informalidad en el mercado laboral. De hecho, nuestro país se ha caracterizado siempre por este rasgo, que ya es un problema endémico y fue afectado con mayor énfasis a partir de la disrupción del coronavirus.
Un informe publicado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) de las Naciones Unidas da cuenta de que, como consecuencia de la pandemia, casi el 70% de los latinoamericanos viven en hogares informales o mixtos, hay más personas con ingresos bajos y la clase media se redujo.
“Los hogares informales – es decir, aquellos cuyos ingresos dependen íntegramente de la economía informal – son los más afectados por la crisis del COVID‑19, pues han perdido sus empleos y los ingresos que obtenían con ellos. En promedio, el 45% de la población de ALC vive en hogares que dependen exclusivamente del empleo informal”, explica el documento.
En lo que respecta a Paraguay en particular, Cepal apunta que casi el 60% de los hogares dependen exclusivamente del empleo informal para subsistir, mientras que solo cerca del 17% vive de ingresos formales de manera exclusiva. El resto son hogares calificados por el multilateral como “mixtos”, es decir, que poseen tanto ingresos formales como informales.
Así, Paraguay se ubica junto a Honduras, Bolivia, Nicaragua y El Salvador entre los países de la región que más dependen del empleo informal para la subsistencia de los hogares. En contraste, Chile y Uruguay tienen niveles de formalidad en los hogares cercanos al 70%, mientras que el promedio de la región es del 45% de informalidad como única fuente de ingresos de las familias.
Avances en salud
Por otra parte, Cepal destaca el hecho de que Paraguay haya progresado en términos de inversión en salud pública durante el 2020 como consecuencia de la pandemia, ubicándose en la línea del promedio regional. Esto llevó a que, a pesar de que el país se encuentra atrasado en esta área, un 38,4% de los consultados en una encuesta dijera estar satisfecho con la atención de salud.
El informe del multilateral también recuerda que entre marzo del 2020 y mayo del 2021, las escuelas del país permanecieron completamente cerradas, con lo que se totalizaron unas 32 semanas, por encima del promedio de 26 semanas registrado en la región y de 15 semanas de países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico). Además, según la misma encuesta, un 72,4% de la población percibe a las autoridades como corruptas.
“Paraguay introdujo un conjunto significativo de medidas para mitigar el impacto negativo de la crisis de COVID-19, dirigido a aliviar la carga de la pandemia y contener el impacto altamente regresivo en la mayoría de hogares, trabajadores y empresas vulnerables”, detalla en su informe la Comisión de las Naciones Unidas.
De este modo, se recuerda que el país realizó transferencias durante el 2020 para la compra de productos alimenticios y de higiene para ayudar a las familias no cubiertas por los esquemas tradicionales de protección social. Además, destaca que se introdujeron subsidios adicionales para los trabajadores que perdieron su empleo durante la pandemia, especialmente en el ámbito informal.
En este contexto, según datos de Cepal, Paraguay cerró el 2020 con una extrema pobreza del 6,2% y una pobreza del 19,7%, en ambos casos por debajo del promedio de la región, del 8,1% y el 26,8% respectivamente. En lo que respecta a la desigualdad, medida por el Índice de Gini, Paraguay terminó en 0,47 puntos ese año, en una medida muy cercana a la del año anterior.
