La pandemia de COVID-19 y el aislamiento al que se sometió la población para evitar el contagio masivo resultaron en el fenómeno que la consultora MF Economía denomina “fobia social”. Esta situación es la principal responsable de que el producto interno bruto (PIB) termine cayendo 3,3% en el 2020, en lugar de la retracción de 0,6% que la firma había estimado al inicio de la emergencia sanitaria.
Recuerda que, en marzo pasado, las expectativas se basaban en que la relajación de las restricciones a la movilidad y actividad de las personas – como puesta en marcha de las fases de la “cuarentena inteligente” – compensaría “en cierta parte” la retracción del sector servicios. Sin embargo, advierte que las personas permanecen hoy en día reticentes a gastar, situación que perjudica al consumo principalmente en comercio y restaurantes.
“Los efectos de la pandemia y del aislamiento social afectaron a la mayoría de los sectores y han modificado las expectativas de los individuos que dan preferencia a los gastos básicos, al ahorro sobre el consumo y a la fobia social”, explica la entidad.
En este grupo, se destaca el pronóstico de merma de hasta 40% de la actividad del rubro hotelería y gastronomía, que se suma a la contracción que también se espera para servicios sociales e inmobiliarios, además de una menor recaudación impositiva. El sector financiero, por su parte, puede caer hasta en 10%, agrega MF.
Otro sector profundamente afectado es el comercio fronterizo. La consultora sostiene que esta actividad “prácticamente ha desaparecido” y que aun con la reapertura de fronteras y la recuperación del equilibrio cambiario entre el real y el guaraní, los negocios con Brasil no recuperarán el vigor previo a la pandemia, ni siquiera en el 2021.
El comercio, en su conjunto, sufrió los efectos de la disminución de la demanda interna, tanto de productos nacionales como importados, añade.
Factores de contrapeso. Mejores noticias provienen desde la agricultura y la industria alimentaria. MF celebra que la producción de soja dejó atrás los resultados negativos que la sequía arrojó en la campaña 2018/2019. Pero pese a que reconoce un crecimiento histórico en la presente zafra, admite a que es menor a lo que se esperaba inicialmente.
La industria derivada del sector primario – carnes y aceites – logra crecer, según estas proyecciones, al igual que los demás rubros de la industria de alimentos. MF destaca que, con el cierre de fronteras, las manufacturas locales están ahora menos expuestas a la “competencia ilegal” de productos de origen argentino y brasileño, que usualmente llegan con menores precios.
En cuanto a la producción ganadera, se observa una desaceleración en el ritmo de faena, ya que la sequía en el Chaco llevó a un ajuste de los stocks. No obstante, se prevé una recuperación de esta actividad para el cuarto trimestre del corriente año, al mismo tiempo que los precios se incrementen respecto a los tiempos de pandemia.
En la administración pública, MF espera un importante aumento del gasto como parte de las medidas destinadas a paliar los efectos del COVID-19
Rebote económico. En un momento ya de recuperación, el PIB paraguayo estaría teniendo una expansión de 6% en el 2021, según las estimaciones de la consultora. Este pronóstico se basa en el supuesto de la producción agrícola seguirá con un desenvolvimiento favorable, que los precios se estabilizarán en el mercado de la carne y que el sector industrial tomará impulso de la mano de los rubros textil, confeccionista y autopartista – este último, con la recuperación de la industria ensambladora brasileña –.
Se espera, además, que la construcción tome fuerza tanto desde las obras públicas como de los incentivos institucionales y financieros para emprendimientos inmobiliarios. “A partir de la normalización de actividades, la plena reactivación del sector de servicios turísticos, sociales, empresariales y de hogares, así como el sector de comercio urbano, sería el mayor factor de impulso al crecimiento”, concluye el análisis.
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