Por Rossana Molinas, investigadora de Espacio Económico.
A medida que las tecnologías digitales se integran cada vez más en todos los aspectos de la vida cotidiana, desde la educación y el empleo hasta la participación cívica y el acceso a servicios esenciales, la capacidad para aprovechar estas herramientas tecnológicas se convierte en un factor determinante de la inclusión social y económica.
Esta situación da lugar al concepto llamado “brecha digital” que se define como la diferencia existente entre individuos, hogares, negocios y áreas geográficas en distintos niveles socioeconómicos en cuanto a sus oportunidades de acceso a TIC y su uso para múltiples actividades” (OECD, 2001)
¿QUÉ ES LA BRECHA DIGITAL?
La brecha digital se refiere a la desigualdad en el acceso a las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), y la capacidad para utilizarlas de manera efectiva teniendo en cuenta los diferentes grupos sociales.
Esta desigualdad puede manifestarse en diferentes formas, como la falta de acceso a dispositivos tecnológicos, conexiones de internet de baja calidad, o la ausencia de competencias digitales necesarias para aprovechar plenamente las TIC.
En 2022, el 67,3% de los hogares en la región tenía acceso a internet, en comparación con el 91,1% de los hogares en países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Este promedio oculta disparidades significativas, ya que solo el 46,4% de los hogares más pobres en ALC tenía una conexión fija, en comparación con el 84,6% de los hogares más ricos. Algunos países dan cuenta de una desigualdad aún mayor.
En contraste, la brecha en los países de la OCDE es menor, con un 82,4% de los hogares de bajos ingresos y un 97,7% de los hogares de altos ingresos, conectados.
Asimismo, se puede observar que Paraguay es uno de los países con mayores brechas en cuanto al acceso a internet, sólo el 12% aproximadamente de los hogares más pobres tienen acceso a internet, mientras que en los hogares con niveles de ingresos altos el porcentaje se incrementa y llega al promedio de la región, 85% aproximadamente.
¿QUÉ FACTORES CONTRIBUYEN A LA PERSISTENCIA DE LA BRECHA?
Diversos factores contribuyen a la persistencia de la brecha digital. Entre ellos, la infraestructura limitada en áreas rurales impide que muchas personas accedan a conexiones de internet rápidas y confiables.
Además, las desigualdades socioeconómicas juegan un papel crucial, ya que aquellos con menores ingresos tienen menos posibilidades de adquirir dispositivos tecnológicos o pagar por servicios de internet.
La falta de competencias digitales, que abarca desde habilidades básicas para el uso de dispositivos hasta competencias avanzadas en programación o análisis de datos, es otro factor que amplía la brecha.
¿QUÉ IMPACTO TIENE LA BRECHA DIGITAL EN LA SOCIEDAD?
La brecha digital tiene un impacto profundo en múltiples aspectos de la vida, afectando la educación, el empleo y la participación cívica. En el ámbito educativo, aquellos sin acceso adecuado a las tecnologías de la información y la comunicación, enfrentan desventajas significativas en un entorno donde los recursos digitales y la educación en línea son cada vez más cruciales.
La falta de formación adecuada también contribuye a ampliar la brecha digital, dejando a muchas personas excluidas. Sin los conocimientos necesarios para utilizar las tecnologías de manera efectiva, es difícil desarrollar las habilidades necesarias para gestionar la información en la era digital.
Mientras que aquellos que son alfabetizados digitalmente pueden aprovechar al máximo las herramientas tecnológicas, quienes no poseen estas competencias se encuentran marginados de las oportunidades y demandas que impone la sociedad moderna. (Chamorro, 2018)
En el mercado laboral, la falta de habilidades digitales y de acceso a herramientas tecnológicas necesarias genera barreras para la empleabilidad y perpetúa las desigualdades económicas, ya que las oportunidades de empleo están cada vez más vinculadas al acceso a las TIC.
Además, la brecha digital limita la participación cívica, marginando a quienes no tienen acceso a plataformas digitales de la información, el debate público y el ejercicio pleno de sus derechos ciudadanos.
¿CUÁLES SON LAS HERRAMIENTAS PARA MITIGAR EL IMPACTO?
Existen varias alternativas para afrontar esta situación, desde políticas públicas hasta intervenciones del sector privado.
Por ejemplo, se pueden impulsar subsidios o programas que faciliten la adquisición de dispositivos tecnológicos para la población. También es importante realizar mejoras en la infraestructura para que el acceso a internet llegue a zonas rurales.
Por otro lado, potenciar programas de capacitación para mejorar las competencias digitales de la población, es crucial en el ámbito de las iniciativas gubernamentales.
Respecto a lo que puede impulsar el sector privado por su parte, se puede mencionar el acceso a herramientas y programas de empresas como Google y Microsoft para facilitar el acceso a tecnologías.
Asimismo, se puede llevar adelante iniciativas que acerquen tecnologías y formación a comunidades marginadas.
Otras acciones que pueden mejorar esta situación son, una mejor formación en competencias digitales y en áreas especializadas como ciberseguridad y desarrollo de software para la población en general.
DESAFÍOS Y OPORTUNIDADES
A pesar de los avances, persisten algunas barreras que dificultan la reducción de la brecha digital. La sostenibilidad de las iniciativas a largo plazo es un desafío, especialmente en contextos donde los recursos son limitados.
Además, la rápida evolución de la tecnología significa que las soluciones implementadas hoy, pueden volverse obsoletas rápidamente, requiriendo una adaptación constante.
Sin embargo, también existen oportunidades que pueden contribuir a cerrar la brecha digital. La expansión de tecnologías como la conectividad 5G, la inteligencia artificial y las plataformas de aprendizaje en línea, ofrece nuevas posibilidades para ampliar el acceso a las TIC.
Además, el creciente reconocimiento de la importancia de la inclusión digital, lleva a una mayor colaboración entre gobiernos, sector privado y organizaciones no gubernamentales para abordar este desafío de manera conjunta.
