Debo sufrir miserias para poder ahorrar. Da lo mismo si gasto mi dinero en efectivo o con tarjeta de crédito. Siempre me va a ir bien en la vida y puedo endeudarme sin límites.
Estas son algunas de las ideas erradas que frecuentemente guían el comportamiento financiero de las personas en Paraguay, y que deberían ser revisadas para avanzar hacia un uso más saludable de los servicios que ofrecen las entidades de plaza.
Favio Rodríguez, fundador de la aplicación móvil Controlate, se refiere inclusive a costumbres y tabúes que llevan al consumidor paraguayo a tomar decisiones equivocadas, como ahorrar dinero “solo si me sobra” – lo cual admite que prácticamente nunca ocurre –.
Destaca lo paradójico del optimismo que exhiben las personas a la hora de tomar un crédito, respecto a la posibilidad que tendrá de pagar la cuota, que no ocurre cuando se trata de la planificación de una cuenta de ahorro.
“Por ejemplo, voy a quitar un préstamo y la cuota es G. 500.000; sí, voy a poder pagar, sin problema. Pero por la misma cuota de G. 500.000, empezar a ahorrar: no, imposible, no me sobra ese dinero. Es simpático cómo la gente está acostumbrada a ser optimista en cuanto a los préstamos y ser negativos a la hora de ahorrar”, detalla.
Acude a su experiencia personal, a modo de relatar una manera en que se puede iniciar el hábito del ahorro. Recuerda que en sus tiempos de empleado de una entidad financiera, conocía los conceptos de ahorro programado, préstamos, tarjetas; contaba con un salario fijo, pero no ahorraba ni le sobraba dinero.
Un buen día, decidió ajustar sus gastos y elaboró un presupuesto para empezar a ahorrar. “Abrimos un ahorro programado, evaluamos después de un año y dijimos: al final no bajó nuestro nivel de vida, teniendo un ahorro”, exclama.
Reconoce que muchas veces las personas asumen que, al ahorrar, deben pasar por altas privaciones y hasta “vivir miserablemente”. “Y no es tanto así, siempre y cuando uno se ajuste”, destaca.
¿Efectivo o tarjeta?
En cuanto al uso del dinero, Rodríguez menciona a dos tipos de consumidores.
El primero es aquel al que “le gusta” el efectivo y se puede controlar con este medio de pago, porque va viendo cómo disminuye la cantidad de billetes a medida que va gastando, lo que le genera un control mental de su dinero.
Esa misma persona es la que, usualmente, cuando retira una tarjeta de crédito, la utiliza sin medir mentalmente y si no registra sus gastos: va gastando desmedidamente, luego llega el extracto y tiene que pagar.
El segundo tipo de consumidor es quien maneja su dinero digitalmente y le cuesta medirse cuando cuenta con efectivo.
“Hay que identificar primero cómo yo soy, mentalmente cómo estoy controlando mi dinero, si es que no registro. Lo ideal es registrar siempre todo y poder tener el control de tu dinero”, sostiene.
Optimismo y endeudamiento
En el terreno del endeudamiento, Favio Rodríguez coloca al crédito como “la presunción del futuro”.
Por este motivo, insta a estar seguros de que la cuota del préstamo se va a poder pagar en el plazo al que se tomó la financiación, antes de adquirir la deuda.
“Estoy asumiendo que dentro de tres años voy a estar en el mismo lugar trabajando, ganando más porque pienso positivamente; o sino, voy a cambiar de trabajo para algo mejor”, comenta a modo de ejemplo, al tiempo de recordar que también se tiene que prever la aparición de imprevistos a la hora de decidir adquirir un préstamo.
El cálculo del nivel de endeudamiento en este punto es muy importante, agrega, para saber si se podrá pagar la cuota. Los bancos generalmente miden el nivel de riesgos al 30% de los ingresos: la diferencia entre ingresos menos gastos de una persona debe ser de 30%; si supera esa franja, ya se considera peligroso.
“Hay gente que está al 50% o 60%”, advierte el experto.
Finalmente, el directivo de Controlate insta a considerar también los gastos para evaluar si una cuota de préstamo puede ser alta o no, en lugar de fijarse únicamente en los ingresos.