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24 de noviembre de 2024

Aumento del hambre y desgaste del salario: El ensombrecido panorama económico mundial debido a la inflación

Son muchos los esfuerzos de los bancos centrales para frenar el incremento de la inflación en los diversos países que componen el globo, pero las acciones no son suficientes para evitar que las consecuencias de este fenómeno sigan golpeando a la población mundial.

McKinsey Global Publishing y el Banco Mundial coinciden en el impacto que se observa en términos de seguridad alimentaria y pérdida del poder adquisitivo, problemática que también se sufre a nivel local, debido a factores externos y condiciones climáticas adversas.

A medida que los precios de las materias primas se disparan y muestran pocas señales de disminuir, se incrementa el riesgo de que la inflación se fortalezca y, ante este escenario, el hambre y el desgaste del salario se muestran como las mayores amenazas. 

Para evitar esta situación, los bancos centrales continúan subiendo las tasas con más firmeza, con el fin de frenar la demanda. En consecuencia, muchos analistas están reduciendo sus proyecciones de crecimiento económico, según indicó la consultora estratégica global, McKinsey & Company. 

La prestigiosa empresa publicó una serie de gráficos que explican cómo es que el comportamiento de la inflación ha cambiado el horizonte económico de muchas naciones. “En los últimos seis meses, la inflación ha superado con creces las expectativas de diciembre de 2021. En muchos países, las tasas reales han duplicado las proyecciones”, informó McKinsey. 

Según los datos proporcionados por la firma, los países europeos se ven particularmente afectados por la inflación. Por ejemplo, en Lituania el porcentaje de inflación es del 15,5% anual, lo que está casi cinco veces por encima de lo esperado por su gobierno. Igualmente, Polonia y Reino Unido están con 11% y 9%, respectivamente, ambos muy por encima de las proyecciones. Con un 3%, Suiza es un caso atípico.

Por otro lado, el continente asiático fue afectado en forma menos severa, ya que la inflación de la India, por ejemplo, es de alrededor del 7%, solo un poco por encima de las proyecciones; y Corea del Sur está en el 5%. De la misma forma, China y Japón siguen teniendo inflaciones moderadas, en torno al 2% en ambos casos.

En el plano local, cabe recordar que según el ​último informe del Banco Central del Paraguay (BCP), la inflación del primer semestre de este año ascendió a un 6%, resultado muy por encima del 1,5 % registrado en los primeros seis meses del año anterior y al límite del rango de 2% a 6% en que se deja fluctuar a este indicador.

Aumento de tasas

Al igual que sucede en nuestro país, debido al aumento alarmante de la inflación, los bancos centrales de todo el mundo están elevando sus tasas de préstamos bancarios. “Sin embargo, hasta ahora, los aumentos de tasas en la mayoría de los países no han igualado el ritmo de la inflación”, destaca McKinsey. 

Lea también: Agentes económicos estiman que la tasa de referencia seguirá aumentando, al igual que la inflación

Según la consultora, se espera que el aumento de las tasas alivie la demanda y reduzca los precios de dos componentes críticos de la inflación general. Por un lado, la vivienda y las materias primas, y por el otro, las energías y los metales.

En el caso de los precios de la vivienda, estos ya aumentaron considerablemente incluso antes de la ola de inflación de 2022, ya que la pandemia provocó una reorganización inmobiliaria masiva. “Los precios de la vivienda superaron con creces las expectativas en un fenómeno bastante global”, señala McKinsey. 

Conforme a los datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en Europa, los propietarios de viviendas turcos registraron las mayores ganancias, seguidos de cerca por los de la República Checa y Lituania. En Asia-Pacífico, Nueva Zelanda y Australia lograron grandes ganancias. 

En América del Norte, Estados Unidos y Canadá se beneficiaron del aumento, pero México no lo hizo. En Colombia, uno de los pocos países miembros de la OCDE en América latina, las ganancias fueron pequeñas, agrega la publicación.

Materias primas

Como se mencionó anteriormente, los precios de las materias primas reflejan la coyuntura actual, ya que a medida que el estímulo económico reactivó la economía global que había sido afectada por la pandemia de Covid-19, los precios se dispararon. Luego, la invasión de Rusia a Ucrania provocó que los precios subieran aún más. El mayor aumento fue en los fertilizantes, impulsados ​​por la escasez de gas natural, un componente clave en la fabricación de fertilizantes.

Esto, a su vez, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), generó un considerable incremento en los precios de los alimentos. “Los precios de hoy son considerablemente más altos que en aumentos anteriores, en 2008 y 2011, que fueron precipitados por la agitación de la crisis financiera mundial. En la década transcurrida desde entonces, los precios se han moderado considerablemente, pero aumentaron drásticamente en 2021”, resalta la consultora global McKinsey. 

Alimentos costosos amenazan la seguridad alimentaria

El Banco Mundial alertó que la suba sin precedentes de los precios de los alimentos provocará una crisis mundial que empujará a millones más a la pobreza extrema, aumentando el hambre y la malnutrición, y amenazando con eliminar los avances en materia de desarrollo logrados con tanto esfuerzo.

“Los mayores precios de los alimentos afectan más a la población de los países de ingreso bajo y mediano, que gasta en alimentos un porcentaje mayor de sus ingresos que la de los países de ingreso alto”, advirtió la organización multinacional que anunció que financiará hasta UDS 30.000 millones para proyectos existentes y nuevos en ámbitos tales como la agricultura, la nutrición, la protección social, el agua y el riego.

A nivel mundial, los niveles de hambre siguen siendo alarmantemente altos. Según el informe del Banco Mundial, el número de personas afectadas por el hambre aumentó en 2021 a 828 millones, un incremento de alrededor de 46 millones desde 2020 y de 150 millones desde 2019, antes del brote de la pandemia de Covid-19.

Desgaste del salario

Además de lo expuesto, se encuentra también uno de los efectos más críticos de la inflación: el golpe a los salarios de los trabajadores. McKinsey recuerda que los salarios se habían estancado durante muchos años en las mayores economías de la OCDE. “Justo antes de la pandemia, los salarios subieron poderosamente. El endurecimiento de los mercados laborales dio a los trabajadores la ventaja en las negociaciones. La pandemia alteró radicalmente la ecuación, por supuesto”, afirma. 

No obstante, a medida que las economías se estabilizaron luego del duro golpe que dio el Covid-19, lograron reactivarse y los salarios reales comenzaron a subir nuevamente, sin embargo, la inflación se encargó de dar otro revés y limitar ese crecimiento de salarios tan rápido que disminuyó el poder adquisitivo de la gente. “Por ejemplo, los trabajadores en el Reino Unido hoy en día han visto caer su compensación real en aproximadamente un 8% año tras año”, ejemplifica la firma.

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