ANÁLISIS
La crisis sanitaria, económica y social provocada por la pandemia del COVID-19 afectó en mayor medida a las mujeres, lo que provocó una ampliación de las brechas de género. En Paraguay, solo el año pasado más de 300.000 mujeres fueron perjudicadas en sus empleos y, por lo tanto, también en sus ingresos.
En este sentido, durante el III Foro Internacional por la Igualdad Laboral, Jorge Meza, Coordinador residente ad Ínterim y representante de Organización de las Naciones Unidas, dijo que durante el 2020 se registró una contundente salida de las mujeres de la fuerza laboral, las cuales -por tener que atender la demanda de cuidados en sus hogares- no retornaron a la búsqueda de empleo o simplemente no encuentran ocupación.
Sostuvo que, debido a esta situación, los organismos especializados alertan sobre una ampliación de las brechas de género y también sobre la necesidad de reducir la informalidad, que atañe a 1 de cada 2 mujeres y afecta principalmente al sector doméstico.
Por su parte, Verónica Serafini, economista y consultora del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), dijo que la pandemia obliga a que se retorne a una discusión que ya había iniciado muchos años atrás y que hace referencia al tiempo de trabajo no remunerado, de cuidados y domésticos.
“No va a haber recuperación económica sin recuperar los ingresos, y sin tener ingresos tributarios que permitan avanzar hacia una mayor inversión en capital humano y en infraestructura física, no solo vial, porque necesitamos también infraestructura de cuidado para garantizar una mejor y mayor inserción laboral femenina”.
Verónica Serafini, economista y consultora de UNFPA
Por su parte, Patricio Dobrée, consultor del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), comentó que la pandemia volvió a poner en evidencia que en tiempos de crisis las mujeres constituyen una variable de ajuste.
Esto, debido a que ellas son habitualmente las más afectadas cuando se contrae el mercado laboral, ya que se les asigna la mayor carga de trabajo no remunerado.
Así también, resaltó que la crisis puso en relieve la centralidad de los procesos de reproducción de la vida, ya que la identificación de trabajos esenciales mostró cuáles son las actividades importantes para el bienestar y el funcionamiento de la sociedad e hizo visible el rol de las mujeres como cuidadoras, enfermeras, trabajadoras domésticas, maestras, cocineras y agricultoras.
Por estos motivos es que la crisis ha provocado un deterioro de la calidad del empleo femenino, ampliando las brechas de género en algunas dimensiones, lo que obligó a que una importante proporción de mujeres migraran a trabajos caracterizados por la precariedad y la baja productividad,
“Estudios realizados en Paraguay nos señalan que el 71% de las mujeres cuentapropistas urbanas no generan ingresos mensuales equivalentes a un salario mínimo, es decir, las mujeres se insertan dentro de economías de subsistencia que no alcanzan para satisfacer necesidades básicas”.
Patricio Dobrée, consultor del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)
Recomendaciones
El profesional también brindó algunas recomendaciones para el proceso de recuperación, como introducir un enfoque de igualdad de género en el diseño de políticas económicas, de empleo y fiscales.
Sostuvo que es necesaria la construcción de un sistema de protección social y de cuidados de carácter universal, que permita fortalecer el rol del Estado y promover la corresponsabilidad del sector privado.
“Es fundamental sustituir en el corto plazo la política de endeudamiento público por políticas fiscales progresivas que permitan garantizar recursos con el fin de implementar estas acciones que reviertan desigualdades y aseguren los derechos de las mujeres”, enfatizó.
En este punto añadió que, si la sociedad pretende implementar políticas que contribuyan a erradicar esas desigualdades, se requerirá de recursos que deben ser producidos a través de políticas fiscales progresivas “donde los aportes sean proporcionales a los ingresos”.
Además, otra de las políticas podría ser destinar una proporción de las compras públicas a productos de microempresas lideradas por mujeres.
Largo camino por recorrer
Si bien nuestro país ya viene implementando algunas políticas para revertir esta realidad, la ministra de Trabajo, Empleo y Seguridad Social (MTESS), Carla Bacigalupo, reconoció que existe aún un largo camino por recorrer debido a que las mujeres fueron las más afectadas por la pandemia.
La Secretaría de Estado explicó que la situación se dio por varios factores, como que las mujeres paraguayas son empleadas en sectores como servicios o comercios, rubros que hasta ahora siguen muy golpeados por la crisis sanitaria.
Así también, la pandemia evidenció que el empleo informal tiene un fuerte énfasis en mujeres de nuestro país. A todo esto también se le suma el cierre de los centros de cuidados de atención a niños y adolescente, que incidió en gran manera para que las mujeres se alejen de la fuerza laboral.
Reactivación
Bacigalupo coincidió en que, a partir de ahora, se debe pensar en una reactivación del empleo pero enfocado en mujeres. Así también, habló de la necesidad de que se fomente el acceso de las mujeres a empleos de calidad, así como la formación de las mismas en todo lo relacionado con el uso de la tecnología.
Mercado laboral de Paraguay
La titular del MTESS dijo que las desigualdades de género en el mercado laboral paraguayo evidencia que las mujeres y hombres no participan en igualdad de condiciones.
Sostuvo que las mujeres no solo tienen una menor tasa de participación en el mercado de trabajo, sino que al formar parte de la fuerza de trabajo presentan mayores tasas de desocupación que los hombres.
Detalló que la tasa de desocupación de las mujeres supera a la de los hombres y la diferencia entre ambas tasas pasó de 1,2 a 5,1 puntos porcentuales en los últimos cinco años.
Por otra parte, también comentó que existe una menor participación de las mujeres en el empleo asalariado del sector privado y como empleador, en comparación con los hombres. Mientras tanto, se observa una mayor participación de las mujeres en el empleo doméstico y por cuenta propia.
Según los datos del MTESS, aproximadamente 4 de cada 10 mujeres ocupadas son asalariadas en el sector privado o público y 3 se encuentran en el empleo doméstico.
Brecha Salarial
De acuerdo a lo que indicó la ministra, el ingreso promedio laboral de las mujeres es de aproximadamente 22% menos que el de los hombres.
La mayor brecha de ingreso se presenta en el empleo doméstico y por cuenta propia, ya que en estos rubros la diferencia entre los ingresos promedio de hombres y mujeres se encuentra en 30% y 29,7%, respectivamente, a favor de los primeros.
Por último, la alta funcionaria recalcó que las mujeres ocupadas se encuentran mayormente concentradas en actividades económicas vinculadas con el comercio, restaurantes y hoteles, como también en los servicios no financieros.
