La inflación en Paraguay alcanzó una histórica marca en el 2022, con condiciones que apuntaron hacia un panorama desalentador y hasta amenaza de estanflación. El Banco Central del Paraguay (BCP) destacó que, a pesar de ello, la recuperación se dio rápidamente a partir del segundo semestre.
Desde que la inflación alcanzó el pico máximo de 11,8% en abril, comenzó a desacelerarse, en línea con un aumento progresivo de la tasa de política monetaria (TPM) que, según analistas, fue muy acelerado.
El presidente del BCP, José Cantero, durante la presentación de perspectivas, describió que la inflación presentó una trayectoria descendente bastante acelerada durante el segundo semestre, bajando de casi un 12% hasta los rangos actuales (de 8,1% al cierre de diciembre), debido al comportamiento de precios de combustibles y de alimentos.
Gustavo Cohener, director del Departamento de Estadísticas del Sector Real, indicó que el principal causante de la inflación en todo el año 2022 fue el aumento de precios de los derivados del petróleo, que acumuló un incremento de 27,5% hasta el último mes.
En el mercado internacional, los derivados del petróleo comenzaron a mostrar una reducción de precios, lo cual ya tuvo su incidencia en un descenso de la variación del Índice de Precios al Consumidor (IPC) a nivel local; sin embargo, analistas económicos advirtieron que el precio local no siempre refleja la reducción que se da en los mercado internacionales, es decir, que el combustible probablemente pudo haber sido más barato.
Al mes de diciembre, la canasta básica familiar registró una reducción mensual de 0,2% en sus precios con relación a noviembre, con lo cual la inflación anual logró cerrar por debajo de la proyección de 8,6%. Este resultado refleja un 0,5 puntos menos que la estimación que manejaba el BCP.
Huberto Colmán, miembro del Directorio de la banca matriz, sostuvo que la tasa mundial de inflación terminará el año en 9% y en Paraguay, en 8,1%. El factor explicativo común detrás de la inflación en todas partes fue el aumento de los costos del combustible y los alimentos, a lo que se sumó el conflicto de Rusia con Ucrania, que metió más leña al fuego.
Asimismo, mencionó que lo más preocupante para los bancos centrales fue que las presiones se difundieran hacia los demás componentes, afectando la inflación núcleo o subyacente, con sus efectos en las expectativas de inflación de las personas, lo que podría haber generado una inflación que se retroalimentara con ajustes de precios y salarios más frecuentes.
En este contexto, agregó que la amenaza de esa dinámica fue más que suficiente para que los bancos centrales de prácticamente todo el mundo subieran sus tasas de política monetaria, retirando de la mesa la liquidez excedente que el COVID había motivado antes y haciendo lo correcto para que la inflación vuelva a valores normales.
En el 2022, la Reserva Federal de los Estados Unidos fue la más agresiva, elevando las tasas de interés de un mínimo de cero en marzo a más del 4% hoy, su dosis más fuerte de endurecimiento monetario en cuatro décadas.
“En cuanto a las perspectivas de inflación para 2023, algunos de los factores que alimentaron la inflación a principios de 2022 han comenzado a desvanecerse a nivel global, con las expectativas de inflación, especialmente en el caso de Paraguay, volviendo hacia valores confortables y coherentes con la meta”, señaló Colmán.
Por su parte, el economista jefe del BCP, Miguel Mora, sostuvo que las perspectivas para el año que viene son muy positivas desde el lado de la inflación, ya que se está viendo reducción en el elemento de principal incidencia, como los combustibles. Sin embargo, el resultado para el 2023 todavía se encuentra ligado al contexto bélico entre Rusia y Ucrania.
En este sentido, Mora mencionó que, en el 2023, la inflación de Paraguay alcanzará primeramente un 6% durante el primer semestre, lo que ya se encuentra dentro de los niveles normales de inflación, ya que la política monetaria de nuestro país contempla una banda de flotación de 2% a 6% en el cual la inflación puede moverse dentro de los límites controlables. Posteriormente, la variación de precios iría descendiendo hasta un 4,1% hacia finales del segundo semestre.
El economista también mencionó que desde el BCP se valora el anclaje que tuvieron las expectativas de mediano plazo y largo plazo, las cuales estuvieron fuera de las estimaciones del BCP por más de 8 meses.
El horizonte de política monetaria es medido en el informe de variables económicas, en el cual los agentes económicos habían estimado niveles de inflación de entre 4,8% y 4,5% para los próximos 18 a 24 meses durante casi todo el año pasado, a pesar de que el BCP mantuvo anclada su meta de inflación en 4%.
En este contexto, en los últimos tres informes pudo observarse un anclaje de las expectativas de los encuestados, es decir, que estos volvieron a confíar en las estimaciones que hace el BCP.
Sobre la política monetaria, Mora explicó que el balance es positivo también, ya que se logró mitigar los impactos de la inflación relacionados con efectos de segunda vuelta y factores monetarios.
Reiteró que la inflación de Paraguay fue más bien importada, pues los productos provenientes del exterior ya venían encarecidos, es decir, que la inflación que tuvo Paraguay tuvo presión desde la oferta.
Recordemos que el BCP comenzó a incrementar la TPM desde agosto de 2021, adquirió mayor fuerza en el último trimestre de ese año y continuó subiendo hasta septiembre pasado, con lo cual el nivel pasó de 0,75% a 8,5%. Luego de la última reunión del Comité de Política Monetaria, afirmaron que mantuvieron la tasa conforme a un mejor panorama local y externo.
El analista económico Stan Canova sostuvo que las perspectivas, si bien son positivas, colocan al 2023 como un año atípico, como lo es cada cinco años, debido a las elecciones del Poder Ejecutivo y Legislativo.
Según Canova, el principal comprador de bienes y servicios, el Estado, estará en pausa por varios meses, en lo que respecta a llamados, licitaciones y otras gestiones. “Eso va a golpear muchísimo no solo a las empresas licitantes, sino a los proveedores de éstas y toda la cadena que depende de ellos”, advirtió.
En cuanto a la inflación, Stan Canova detalló que este año alcanzó números récord y gran parte de ello fue por la suba de los combustibles que se inició en marzo/abril por el Cisne Negro que ahora fue la Invasion a Ucrania, lo que impulsó un WTI a más de USD 120 el barril.
“Lastimosamente hoy tenemos un WTI a USD 80, más barato que febrero 2022, pero los precios finales de los combustibles no hacen justicia, a mi parecer”, expresó.
Con relación a la tasa de política monetaria, explicó que también presenta un balance récord y que como efecto tuvo un encarecimiento del crédito, con la búsqueda principal de contener a la inflación, sin embargo, eso también se convirtió en un elemento que en muchos casos incidió en la suba de la cartera de préstamos refinanciados en el sistema financiero.
Asimismo, expresó que las proyecciones de la inflación para el año que viene serían difíciles de alcanzar dado que el tipo de cambio sigue en un rango elevado y, por otro lado, el crecimiento podría verse recortado debido al contexto de elecciones.
“Si el dólar sigue por encima de los G. 7.200, va a ser difícil llegar a (una variación del) IPC del 5% o debajo del 4%, que es el promedio de los últimos años. Y sobre el PIB (producto interno bruto), no estoy muy a favor de un 4,5% para el 2023 dado que será año electoral. Ojalá esté equivocado, pero prefiero ser conservador”, aseveró el analista, en conversación con MarketData.