En la última presentación del informe de Indicadores Financieros del Banco Central del Paraguay (BCP), se explicó que la tasa de morosidad bancaria, si bien alcanzó de vuelta un nivel de 3,15% en total, luego de haberse suavizado en diciembre, aún se encuentra en rangos considerados normales. En este sentido, han puntualizado que la reducción de diciembre fue estacional y se argumentó al efecto del cobro del aguinaldo.
Sin embargo, si se analiza por segmentos crediticios, los préstamos de consumo son los que poseen la mayor tasa de atrasos en el sistema y reportaron un importante incremento de la morosidad, al mes de enero del 2023. El índice de mora de esta cartera se ubica así en 5,92%, por encima del nivel de 4,45% registrado en enero del 2022 y representando un aumento de 1,47 puntos porcentuales.
La última ocasión en que se presentó una tasa de morosidad cercana a la actual fue en junio del 2021, cuando alcanzó 5,85%.
El total de los préstamos otorgados bajo este segmento desde los bancos de plaza suman G. 16,7 billones (USD 2.288 millones al cambio actual); de este valor, la morosidad es representada en un monto de G. 988.993 millones (USD 135 millones).
Recordemos que la morosidad de la cartera total de créditos alcanza un monto de G. 4 billones (USD 556 millones), correspondiente a enero.
También cabe recordar que la banca matriz había puesto a disposición medidas transitorias para que sectores como las mipymes y el sector productivo pudieran refinanciar deudas vencidas, lo que permite que dichos rubros puedan ponerse al día con sus obligaciones de pago. Dicha medida venció el 31 de diciembre.
¿Qué ven desde el sector bancario?
Juan Carlos Martin, director del banco Atlas, confirmó en entrevista con MarketData que desde la entidad también han observado un aumento de la morosidad en la cartera de consumo, en el último mes.
Si bien no detalló de manera específica la principal causa de este incremento, mencionó que el resultado es el reflejo de la actividad económica, es decir, que la tasa de mora se ve impactada por la caída económica registrada el año pasado.
Martin indicó que, además de los factores macroeconómicos, se debe tener en cuenta el desempeño de las tarjetas de crédito, que registran un alto índice de morosidad y también forman parte de la cartera de consumo.
Por otro lado, sostuvo que una morosidad de 5% o 6% aún es un índice completamente manejable para las entidades bancarias. “Nosotros, desde el banco Atlas, tuvimos también un aumento en la cartera de consumo, pero de todas maneras, estamos por debajo del promedio”, afirmó.
Efectos de la pérdida del poder adquisitivo
El economista Wildo Gonzalez, también en comunicación con MarketData, comentó por su parte que primero es importante recordar que la morosidad de la cartera de consumo tiende a estar entre 4% a 6%, por lo que el hecho de que la tasa llegue a casi 6% está dentro del comportamiento histórico.
Sin embargo, sostuvo que el incremento en los últimos meses se debe a dos elementos puntuales. Uno de ellos es la debilidad del mercado de trabajo, que durante el shock de la pandemia había perdido una cantidad importante de empleo asalariado que aún no ha sido recuperado, es decir, la creación de empleo en los últimos trimestres ha estado empujado por el empleo a cuenta propia.
A esto se debe sumar el efecto de la inflación, que ha reducido notablemente el poder adquisitivo de las familias, ocasionando una disminución en sus niveles de gasto que se puede observar en la caída interanual de las ventas minoristas (ECN).
Con relación la política monetaria que viene implementando el BCP, Gonzalez consideró que particularmente el aumento de las tasas de interés no ha tenido un efecto o, en todo caso, fue limitado, debido a que relaciona el aumento en la morosidad de consumo más bien con la debilidad del mercado laboral y la pérdida de valor de los ingresos laborales (por el incremento de los precios).
Por otro lado, sostuvo que los efectos de la sequía vistos a comienzos del año pasado sí pueden estar relacionados con el aumento en la morosidad, puesto que afectó a la creación de fuentes de empleo.
“Si observamos la creación de empleo por sector económico, con los datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), destaca que el sector agrícola y los demás sectores ligados a los recursos naturales han tenido una destrucción neta de empleo, lo que puede en todo caso ayudar a explicar en parte la debilidad del consumo privado por la menor creación de empleo de ese sector y los menores ingresos laborales de las familias, asociada a la destrucción de empleo de ese sector”, explicó.
Asimismo, Wildo Gonzalez se refirió a la percepción que se tiene sobre la cartera de consumo, a la cual se considera como la de mayor riesgo. Afirmó que esta percepción es subjetiva, probablemente debido a que los préstamos de consumo se encuentran ligados al desempeño general de la economía, con un especial énfasis en el mercado del trabajo.
“Puede que en otros sectores, los préstamos puedan estar asociados a un colateral implícito, en tanto en el préstamo de consumo, este se realiza tomando como referencia los flujos de ingresos esperados de la persona”, señaló.
Proyecciones
Ya para el año 2023, Gonzalez afirmó que, siendo optimista y pensando que la economía crecerá un 4,5% anual, empujado por una recuperación del sector agrícola, la inflación podría incluso cerrar diciembre en el centro del rango meta. “Tengo la sensación que el consumo privado debería recuperarse, y crecer en torno a su promedio histórico, que podría ser un 4 a 5% anual”, expresó.
“Con esto, la cartera de consumo debería crecer acorde al ritmo de la economía y la expansión del gasto; y con el supuesto esencial de no ocurrencia de shocks externos, la morosidad del sector de consumo debería converger a sus promedios históricos, acorde una economía más equilibrada”, agregó el economista.