Cuando se analiza a la educación desde el punto de vista económico, son dos variables las que normalmente se ubican en el centro del objetivo: la productividad y el aumento de la desigualdad.
Desde el primer punto, la productividad, muchos economistas insisten en que la mejora del capital humano en cuanto a su educación mejora la productividad de los individuos, considerando a la educación recibida un factor clave para dicha mejora.
El segundo punto, y no menos importante, es el de la desigualdad económica: cuando observamos el crecimiento de un país por medio de indicadores macroeconómicos, es importante tener en cuenta el aumento de la desigualdad socioeconómica existente, que puede ser explicado en gran parte por medio de la educación (no es el único factor determinante, pero en el siguiente análisis haremos el enfoque del mismo).
Cuando en un país aumenta la desigualdad, las personas más afectadas son aquellas que no cuentan con títulos más allá de los secundarios o primarios, en muchos casos, afectando de forma directa su nivel de ingreso y, por lo tanto, limitando la capacidad que tienen estos individuos de salir del umbral de pobreza.
La educación de calidad en los primeros años escolares también es un determinante clave a la hora de salir del umbral de pobreza. Si bien en términos de renta, muchas personas no pueden acceder a la educación universitaria por los costos que implica, también un porcentaje importante de las personas que no llegan a este nivel de formación profesional se relaciona con el obstáculo que representa la baja preparación escolar a la hora de pretender estudiar carreras que permitan el aumento de su productividad y su renta en un futuro.
En otras palabras, la educación primaria es una inversión inicial clave que determina el ingreso futuro de las personas.
Eficiencia del gasto en educación
El Sistema Nacional de Evaluación del Proceso Educativo (SNEPE) presentó el último resultado sobre la Evaluación Censal de logros académicos de factores asociados al aprendizaje 2018, el cual reveló datos interesantes para poner en contexto la eficiencia del sistema educativo y, por ende, el dinero dedicado a este sector.
El mínimo establecido para considerar el rendimiento con un nivel medio es de 550: ningún sector educativo logró alcanzar este mínimo, pues los alumnos en esta medida solo alcanzan a reconocer conceptos básicos. Esto se observa en las tres materias analizadas, las más importantes para la base del conocimiento de los alumnos para cursos posteriores (Matemáticas, Comunicación Castellana y Comunicación Guaraní).
Lo llamativo de estos gráficos es que, en promedio, más del 70% de los alumnos evaluados se encuentran en el nivel bajo y medio, para todas las especialidades analizadas y en especial para las Matemáticas. Solo 2 a 3 de cada 10 estudiantes en nuestro país pueden llegar a un nivel mínimo deseable.
En cuanto a los resultados por tipo de institución geográfica, el informe revela que, en todos los niveles, las instituciones privadas cuentan con un resultado más elevado (en el 9° de Educación Escolar Básica-EEB logran una puntuación de 530 para Matemáticas); pero de igual manera, estas instituciones no quedan exentas del bajo nivel del rendimiento académico en nuestro país.
En cuanto a las zonas registras como urbanas y rurales, si bien los puntajes son bajos, se observa una diferencia mayor en los estudiantes de las zonas rurales. Aquí, en Comunicación alcanzaron puntajes menores a los de la zona urbana en todos los niveles, a diferencia de lo que se representa en la materia de Guaraní, donde los rendimientos de la zona rural son mayores.
Como mencionamos anteriormente, las falencias de los sistemas educativos son aun más notorias en las zonas rurales, en donde se presenta la mayor cantidad de alumnos en los niveles más bajos del mínimo esperado.
La zona urbana no está exenta de estos bajos niveles que demuestran las falencias de nuestro sistema educativo, pero los problemas se acentúan en las zonas rurales, que en términos monetarios también son las que presentan mayores niveles de desigualdad económica, así como menores niveles de años educativos por parte de los pobladores.
En cuanto a los resultados por género, estos son relativamente más altos en todos los niveles para las mujeres. En Matemáticas se puede observar rendimientos más iguales, pero en materias como Castellano y Guaraní las mujeres presentan mejores rendimientos; aun así, estas niñas no logran llegar al puntaje mínimo establecido.
Otro punto muy interesante que destaca el análisis son las condiciones causantes de estos bajos rendimientos. Es de suma importancia entender el contexto socioeconómico en el que se desenvuelven los alumnos para lograr captar el rendimiento: si bien el sistema educativo debe otorgar enseñanza con niveles mínimamente correctos, los niños provenientes de circunstancias socioeconómicas afectadas podrían tener resultados menores.
Estas pruebas revelaron que, en comparación con la misma evaluación realizada en el 2015, se obtienen menores puntajes dentro de las tres materias analizadas, es decir, el sistema educativo aparte de no generar una mejora, siguió empeorando en la calidad educativa brindada a nuestros niños.
¿Qué determinan los resultados educativos?
En cuanto a los indicadores medidos a través de los ingresos, en la categoría de pobreza (cantidad de personas que se encuentran por debajo de la línea total de ingresos medidos por medio de la canasta básica) en el año 2019, se observa una disminución del 1,4% del total de la población pobre; no obstante, al desglosarlo, se observa un aumento del 0,8% en la zona urbana de la línea de pobreza.
Debemos de tener en cuenta que dicha medición solamente se hace sobre una base de ingresos, no tiene en cuenta explícitamente variables de índole multidimensional (educación, infraestructura), los cuales podrían dar una medición aun mayor del aumento de la pobreza en el último año.
Indicador de pobreza en términos absolutos histórico. Fuente: Dirección General de Estadísticas, Encuestas y Censos.
En términos de pobreza extrema, el aumento fue mayor en la zona urbana, con una variación del 11,4% con respecto al 2018. En un periodo de 10 años, la caída de la pobreza extrema en promedio es del 7,1%; independientemente a este dato global, en el 2019 se observó una caída del 15,3% con respecto al aumento del 2018, del 11%.
Estos datos deben de tenerse en cuenta en el factor de desigualdad económica, para observar los indicadores de educación. Estos reflejan un aumento de la pobreza total y extrema en la zona urbana en el último periodo, el cual es un determinante fundamental a la hora de medir el acceso a educación o la destinación de recursos que las familias pueden otorgar a estos gastos considerados como una inversión.
Población de 15 y más años analfabeta. Fuente: Dirección General de Estadísticas, Encuestas y Censos
En cuanto al analfabetismo en Paraguay, no se logra observar cambios significativos hasta los datos a los que se puede acceder actualmente (2018). Es más, en los últimos periodos se puede observar un aumento de la tasa de analfabetismo, en comparación con el 2017, con un crecimiento del 2%.
Promedio de años de estudio de la población de 10 y más años de edad. Fuente: Dirección General de Estadísticas, Encuestas y Censos
Si bien el dato de los años de estudio en promedio del total de la población puede ser un indicador muy amplio debido a las edades comprendidas dentro del rango, también es un indicador importante que refleja el acceso a educación. Este tampoco presentó grandes mejoras, ya que en su mayoría tiene un promedio de estudios de 8,8 años, lo cual equivale al periodo que transcurre desde el Jardín hasta apenas el 6to. grado de la Educación Básica.
Cuando se observan los datos del mercado laboral, se puede notar el progreso en años de estudio que tuvo la población ocupada. Es ahí donde se puede medir si verdaderamente el gasto en educación es eficiente, si las personas están accediendo a educación y si realmente es más productiva.
Población económicamente activa por años de estudio. Fuente: Dirección General de Estadísticas, Encuestas y Censos, EPHC segundo trimestre 2020.
Del total de la población económicamente activa, existe un porcentaje importante de personas que cuentan con un promedio de 4 a 6 años de estudio, con lo cual solamente llegarían a culminar el periodo escolar básico. Solamente el 15,8% llega a niveles superiores de educación: claramente, eso se refleja en el promedio de ingresos y la cantidad de personas que pueden acceder a trabajos formales.
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Esta brecha del acceso a educación se acentúa por las zonas y territorios, como ocurre con otros indicadores.
Población económicamente activa por zona y años de estudio. Fuente: Dirección General de Estadísticas, Encuestas y Censos, EPHC segundo trimestre 2020.
Una de las teorías económicas de selección, que establece la importancia de medir la capacidad de los individuos por medio de su educación, considera que los individuos que presentan más años de educación perciben un mayor salario y son más productivos. Según esta teoría, las escuelas identifican a las personas más productivas y no solamente aumentan la productividad global, sino que también explotan a las personas más dinámicas y ponen mayor inversión en ellas.
Es importante tener en cuenta a los resultados de la medición de la educación primaria para la formulación de distintas políticas que ayuden al aumento de la eficiencia de la educación brindada, el gasto en educación primaria es el determinante clave para el futuro de los jóvenes en nuestro país.
Sin educación primaria de calidad, ellos no podrán acceder a niveles más altos de formación universitaria. El contexto socioeconómico actual, con la línea de pobreza demostrada anteriormente y la desigualdad económica resultante, es un punto determinante a la hora de evaluar la inversión en educación que se está realizando a nivel país.
Además del costo, un frecuente obstáculo para el acceso a la educación universitaria de muchas personas es la baja preparación escolar que recibieron.
Podemos hablar de montos destinados a este sector dentro del Presupuesto General de la Nación, pero lo que hoy nos reflejan los datos de rendimiento de los alumnos y los datos del contexto socioeconómico es que el gasto no se está utilizando de manera eficiente, los alumnos no están llegando a niveles mínimos de educación debido al contexto en el que se desenvuelven y las herramientas brindadas, y mucho menos, podremos tener un aumento de estos indicadores si no aumentamos su productividad para el futuro mediante la educación.
Si bien este sector recibe transferencias por medio de los presupuestos destinados a nivel país y las transferencias monetarias a los municipios para el gasto en educación, es de suma importancia que más allá del aumento en términos monetarios, nos centremos en la eficiencia de dichos gastos.
La educación tanto privada como pública, en nuestro país, nos pide prácticamente a gritos un cambio total en cuanto a redistribución, si de verdad queremos cerrar brechas de ingreso, dar la posibilidad a personas que salgan del umbral de pobreza, lleguen a estudios universitarios y puedan tener una mejora en la calidad de vida y como seres productivos. Debemos poner énfasis en la educación brindada a los niños desde la primaria, que es la arista fundamental.
Haciendo una observación, no mencionamos la precariedad en la que se desenvuelven hoy los colegios públicos en nuestro país, que también es un punto determinante en cuanto a la inversión. Las carencias se padecen especialmente en las zonas rurales, que también presentan una mayor desigualdad en todos los términos.
En los próximos días estaremos desarrollando otros puntos importantes: falencias en la infraestructura y en el monto destinado a la educación
FUENTES BIBLIOGRÁFICAS
Stiglitz, J. E. (2002). LA ECONOMIA DEL SECTOR PUBLICO (3a. ed.). BARCELONA: ANTONI BOSCH.