La Habana, 12 dic (EFE).- El Gobierno cubano aspira a que la economía nacional crezca un 3 % en 2023, frente al 2 % de este año y el 1,3 % del previo, con lo que aún no se lograría recuperar los niveles de 2019, previos a la pandemia de la covid-19.
El ministro de Economía y Planificación, Alejandro Gil, anunció estas cifras al presentar el Plan Económico 2023 en la primera jornada del décimo período de sesiones de la actual legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP).
Indicó que en 2023 se va a «seguir avanzando en la recuperación gradual de la economía», un trabajo «duro», aunque aseguró que hay «luces», «alternativas» y «soluciones».
«2023 va a ser mejor que 2022», aseguró Gil, que instó a trabajar por materializar las previsiones, porque «nada nos va a caer el cielo». «Sin triunfalismos, pero con optimismo», agregó.
A precios constantes, el producto interno bruto (PIB) puede alcanzar en 2023 -según el plan ministerial- los 53.931 millones de pesos cubanos (2.248,4 millones de dólares), frente a los 52.360 millones (2.182,9 millones de dólares) del estimado para 2022, los 51.334 millones de 2021 (2.140,1 millones de dólares), los 50.698 millones (2.113,6 millones de dólares) de 2020 y los 56.932 millones (2.373,5 millones de dólares) de 2019.
«Se sostiene la tendencia al crecimiento experimentado durante 2021 y 2022, aunque no se logra aún alcanzar los niveles de actividad del año 2019», se leía en la presentación del ministro.
Gil apreció ciertas «condiciones» que favorecen la recuperación económica, como el control de la covid-19, la mejoría que se prevé para el sector turístico y los «resultados» de la gira internacional que realizó recientemente el presidente, Miguel Díaz-Canel.
Díaz-Canel visitó en noviembre Argelia, Turquía, Rusia y China con la reestructuración de la deuda pública y el suministro energético como principales puntos de su agenda.
Cuba sufre una grave crisis económica por la combinación de los efectos de la pandemia, el endurecimiento de las sanciones de EE. UU. y los errores en la política económica.
Esta situación se traduce en una profunda escasez de productos básicos (alimentos, medicinas, combustible), elevada inflación, dolarización parcial de la economía y frecuentes y prolongados apagones.
