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29 de abril de 2024

El Metro de Quito inicia operación completa diez años después de comenzar su construcción

Quito, 30 nov (EFE).- Diez años después de haber iniciado su construcción y luego de un primer intento en mayo pasado para que entrara en funcionamiento, este viernes arrancará la operación plena del Metro de Quito, el primer sistema de transporte subterráneo de Ecuador.

Construido por la española Acciona con un coste que supera los 2.000 millones de dólares, la primera línea del Metro de la capital de Eucador tiene 18 trenes que circularán sobre 22 kilómetros, en un recorrido de 34 minutos, tramo que en un transporte público por superficie toma unos 90 minutos, en hora de congestión.

Cada tren tendrá seis coches, con capacidad de 200 pasajeros cada uno, y el primer ciudadano que llegue a cada estación el 1 de diciembre, cortará la cinta de inauguración.

Hasta 400.000 pasajeros

El sistema, que tiene cinco estaciones multimodales, funcionará diecisiete horas ininterrumpidas al día, desde las 05:00.

«Asumimos una demanda potencial que iría desde 130.000 pasajeros y podría llegar hasta 400.000 pasajeros», dijo en una entrevista a EFE Víctor Hugo Villacres, gerente del Metro de Quito.

Las estaciones, antisísmicas y antiincendios, se construyeron con materiales que permiten que el sistema pueda funcionar en Quito, que se encuentra a 2.860 metros sobre el nivel del mar.

2.170 millones de dólares

En marzo de 2010, durante la alcaldía de Augusto Barrera surgió la idea de construir «un sistema de movilidad que sea práctico, ágil y que no tenga, de algún modo, conexión con otros medios de transporte», relató al hablar de los orígenes del Metro de Quito.

En 2013 se adjudicó a Acciona la obra, que terminó costando 2.170 millones de dólares, incluida «la construcción, el material rodante, el gerenciamiento y la fiscalización de la obra», detalló.

En la financiación participaron el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), el Banco Mundial (BM) y el Banco Europeo de Inversiones (BEI).

«Parte del crédito ha sido financiado por el Gobierno central y otra parte es asumida por la administración (municipal)», agregó.

La tarifa general para el Metro asciende a 0,45 dólares (0,41 euros), mientras que las personas con discapacidad pagarán 0,10 dólares y a los menores de 18 años y mayores de 65 les costará 0,22 dólares, con sistemas de pago a través de la cédula de ciudadanía, Tarjeta Ciudad, y código QR físico y electrónico.

En cada estación multimodal (El Labrador, Universidad Central, Magdalena, El Recreo y Quitumbe) confluye el transporte público en superficie, pero aún no habrá integración tarifaria.

Complejidad

Con unos 30 metros de profundidad (equivalente a un edificio de 10 pisos de altura en superficie), la estación San Francisco, situada en el centro histórico de Quito, declarado patrimonio cultural de la humanidad por la Unesco, fue la más complicada de construir.

Sacaron y enumeraron cada una de las piedras de la emblemática Plaza de San Francisco, para devolverlas luego a su lugar exacto, indicó al añadir que encontraron «ciertos materiales arqueológicos» que se exhibirán en la parte superior de la plataforma.

Según Villacrés, han pasado «con éxito» las pruebas de terminación por parte del constructor y las vibraciones son «imperceptibles en superficie».

Al momento analizan quejas sobre daños en viviendas de una zona del sur de Quito, que los afectados denunciaron durante el proceso de construcción del Metro.

Suministro eléctrico garantizado

Operado por el consorcio formado por la francesa Transdev y la colombiana Metro de Medellín, el Metro de Quito iniciará su funcionamiento con el compromiso de la Empresa Eléctrica de considerarlo como un «lugar estratégico» (como los hospitales), para que no se vea afectado por racionamientos eléctricos que afectan al país desde finales de octubre, con apagones de varias horas al día.

El Metro contará además desde el primer día de su puesta en marcha con 700 cámaras de vigilancia, personal de seguridad y botones de pánico en trenes y estaciones para alertar posibles casos de acoso.

Susana Madera