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20 de abril de 2025

Aranceles: ¿Instrumento de protección a la industria local o una piedra en el zapato para el libre comercio?

En un contexto de creciente incertidumbre en las bolsas de valores mundiales, la reciente medida arancelaria de la Casa Blanca plantea interrogantes sobre su impacto en el libre comercio y la economía global ¿Qué efectos tendrán estas medidas en la industria local de Estados Unidos y en el comercio internacional?

Por Humberto Osorio, estudiante investigador de Espacio

Las recientes medidas arancelarias por parte de la Casa Blanca al acero, los metales y otros productos provenientes de Canadá, México, la Unión Europea y sobre todo, China, entre febrero y marzo del presente año, sin contar el clima de incertidumbre en las principales bolsas de valores del mundo, plantea la siguiente interrogante:

¿Realmente los aranceles fortalecen la protección a la industria nacional o simplemente se utiliza como una herramienta de presión geopolítica para conseguir ciertas ventajas en el mercado internacional aunque atente contra los convenios dentro del comercio exterior?

¿Qué son los aranceles?

Para la Organización Mundial del Comercio (OMC), los aranceles representan los derechos de aduana aplicados a las importaciones de mercancías. Los mismos proporcionan a las mercancías producidas en el país una ventaja en materia de precios con respecto a mercancías similares importadas, y constituyen una fuente de ingresos para los gobiernos.

Para Sarquis (2002), las barreras al comercio exterior de mercancías pueden dividirse en dos grandes grupos: las arancelarias y las no arancelarias.

Dentro del grupo de barreras arancelarias están los aranceles ad valorem (se calculan como un porcentaje del bien importado) y los aranceles específicos (aplicados por unidad de bien importado).

Luego están las barreras no arancelarias que son todas aquellas medidas (diferentes del arancel) que impiden el libre flujo de mercancías entre los países. También se incluyen las medidas que estimulan artificialmente la producción y el comercio (como medidas de sanidad o las barreras de entrada).

¿Instrumento de protección o una piedra en el zapato para el libre comercio?

Entre las evidencias a favor de la protección de la industria se encuentran los casos de Corea del Sur, entre las décadas del 60’ y 80’ en el que se aplicó un proteccionismo estratégico con subsidios y restricciones a importaciones.

Esto también ayudó a que las empresas locales como Samsung y Hyundai se fortalecieran antes de competir globalmente, para luego eventualmente liberalizar la economía con éxito.

También existen casos más antiguos como el de Estados Unidos y Alemania entre los siglos XIX y principios del XX. En el caso del primero, con la aplicación de aranceles altos para proteger la industria naciente del país -como la metalúrgica y petrolera- y para el segundo, para proteger la agricultura y la industria química y metalúrgica.

Por otro lado, entre los fracasos más llamativos tenemos el caso de la década pérdida en Sudamérica que afectó a países como Argentina, Brasil, Uruguay, Chile, entre otros, con el modelo de sustitución por importaciones que truncó las posibilidades de resurgimiento económico debido al poco apoyo e inversión que se tenía hacia la industria manufacturera -siendo esto uno de los fracasos más notables de la CEPAL-.

También es importante recordar el caso de la India en la década de los 90’, con la implementación de un modelo autárquico con altos aranceles y restricciones a la inversión extranjera.

Hoy en día, hablar de una guerra arancelaria es prácticamente poner en riesgo lo pactado durante la ronda de Uruguay de la OMC, así como un sinfín de tratados de libre comercio y cooperación comercial entre los países.

La estrategia económica dentro del comercio internacional de Donald Trump bajo el lema de «Make America Great Again» -lema principal utilizado desde su primera presidencia- en el que pretende proteger su industria para hacer guerra a los países que ellos mismos hicieron gigantes. 

Estados Unidos llevó sus empresas a estos países para aprovechar la mano de obra barata, que ahora está pasando factura dentro los cálculos de la balanza comercial, cuyos datos presentados en el boletín mensual de la balanza comercial de los EEUU publicado en abril, el país presentó un decrecimiento de USD 8.800 millones -pasando de USD 130.700 millones a USD 122.700 millones-.

Sin embargo, quienes pagan las consecuencias de las guerras comerciales además de los consumidores e importadores, son los mercados de valores provocando desequilibrios innecesarios y poniendo en riesgo a gran parte de la economía mundial.

Vivimos una época donde el libre comercio está a flor de piel y cualquier intento desesperado por recuperar poder puede provocar algo más que simples sustos. 

En contrapartida y debido al desconcierto y la gran incertidumbre en las bolsas más importantes del mundo, no quedó más remedio que aligerar las estrategias arancelarias para evitar una hecatombe.

Se estará al tanto sobre los acontecimientos en esta batalla comercial, que nos dará algo más que dolores de cabeza en este primer semestre del 2025.

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