Al cierre del octubre, el riesgo soberano de América Latina llegó a los 410 puntos básicos, medido por el índice de bonos de mercados emergentes EMBI global diversificado (EMBIGD). Ese indicador se encarga de medir el diferencial entre las tasas de interés de los compromisos de deuda de un país y las de los compromisos de deuda de los Estados Unidos, que se consideran libres de riesgo.
Si bien este indicador ha mostrado algunas variaciones en el transcurso del año, la dinámica ha sido mucho menos volátil que en 2022, lo que coincide con la menor volatilidad financiera que se ha observado a nivel mundial durante el año en curso, señala la Comisión Económica para América y el Caribe (CEPAL).
A inicios del presente año, el riesgo soberano era prácticamente igual al que había a fines de octubre, y los valores máximos (en torno a 466 puntos básicos) se observaron en marzo, en las semanas de incertidumbre provocada por las dificultades bancarias que hubo en los Estados Unidos y en Suiza.
El promedio en lo que va del año es de 415 puntos básicos, cifra inferior a la de 2022, cuando el promedio ascendió a 446 puntos básicos, agrega CEPAL.
El país con menos riesgo soberano es Uruguay, que a partir del segundo semestre del año ha exhibido un valor de alrededor de 90 puntos básicos. En la segunda posición se ubica Chile, con 147 puntos; le sigue Perú, con 176; en el tercer lugar está Brasil (200) y en el cuarto, Paraguay, con 217.
Según este informe, el Paraguay registró una moderación en este indicador al término de la pandemia, cuando había alcanzado un puntaje de 238. Desde entonces, ha venido mostrando fluctuaciones a lo largo del 2022 y 2023.
En el otro extremo se encuentran los países con mayor riesgo crediticio, a saber, la República Bolivariana de Venezuela, Argentina y Ecuador, seguidos del Estado Plurinacional de Bolivia y El Salvador.
Deuda pública
La deuda pública es uno de los principales indicadores para establecer el riesgo soberano y es que luego de la pandemia del Covid 19, los saldos se han incrementado significativamente, recalca CEPAL.
Sin embargo, a tres años de este acontecimiento, relata que varias economías han logrado reubicarse hacia un déficit fiscal más saludable.
Desde CEPAL indican que si bien los niveles de deuda pública del gobierno central en relación con el producto interno bruto (PIB) han disminuido en la región, se mantienen en niveles altos, constituyendo una fuente de vulnerabilidad.
Los riesgos asociados a la acumulación de la deuda pública también afectan la sostenibilidad de las finanzas públicas en el mediano plazo, principalmente por el aumento del costo del servicio de la deuda, lo que repercute de forma negativa en los balances fiscales.
En este sentido, destaca el efecto en la acumulación de la deuda pública de diversos factores internos y externos, como el déficit fiscal primario, la tasa de crecimiento del producto, la tasa de interés implícita y el tipo de cambio.
Un factor de suma relevancia para la región es el deterioro de las condiciones de los mercados financieros internos e internacionales, que ha conllevado un aumento progresivo de las tasas de interés, sumado a la depreciación de la moneda local y las potenciales rebajas en las calificaciones crediticias, lo que ha dificultado el manejo de los pasivos públicos de la región, agrega el organismo internacional.
Es importante señalar que estos factores incidirán no solamente en los pagos de intereses relacionados con el acervo existente en la medida en que los países tengan deuda en moneda extranjera o con tasas de interés variables, sino también en los relacionados con nuevas emisiones.
“Estas condiciones menos favorables en los mercados financieros supondrán desafíos para la región en lo que respecta al refinanciamiento de la deuda pública existente. La sostenibilidad de las cuentas públicas dependerá de la gestión activa de los pasivos de deuda. En este sentido, es de suma relevancia para los países de América Latina analizar los riesgos asociados a la composición de la deuda según el tipo de moneda y la residencia de sus acreedores”, agrega el reporte.
Precisamente en que se presenta el acervo de deuda pública de los países de la región por tipo de moneda, gran parte se encuentra denominada en dólares. En cuanto a los países, en Argentina, Ecuador, Panamá, Paraguay y la República Dominicana, la deuda denominada en moneda extranjera (con un alto porcentaje en dólares) alcanza una participación cercana al 70% de la deuda total.
Sin embargo, los países que mantienen un nivel de endeudamiento principalmente en moneda nacional son Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica y México, y en ellos la participación de la deuda denominada en dólares es inferior al 40%, mientras que en el caso de las economías dolarizadas, como el Ecuador, El Salvador y Panamá, el financiamiento es dependiente en un 100% de otras economías
Otro factor relevante es la residencia del acreedor y el peso de este financiamiento para los gobiernos centrales de los distintos países. Aunque la región presenta en promedio una estructura equilibrada entre acreedores internos y externos, el escenario individual es bastante heterogéneo.
Riesgos de la deuda en dólares
En los casos de Nicaragua y el Paraguay, la participación de los acreedores externos es cercana al 90% de la deuda total. En el informe advierte que estos países podrían verse afectados por riesgos relacionados con el tipo de cambio, que podrían redundar en que la depreciación de la moneda local frente al dólar incrementa el costo financiero de la deuda.