El 09 de agosto se conmemora el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, en alusión a la primera reunión del Grupo de Trabajo de las Naciones Unidas sobre Poblaciones Indígenas celebrada en Ginebra en 1982, con el fin de sensibilizar sobre las necesidades de estas poblaciones.
Más allá de lo que representan las comunidades indígenas en el país, pues su presencia trasciende lo cultural, se destaca la gran labor que llevan adelante para la conservación y la producción de especies nativas del Paraguay.
El respeto hacia la fauna y flora es uno de los principios que han desarrollado los pueblos indígenas a lo largo del tiempo, tanto así que crean un ambiente en el que se respira un aire distinto al de las ciudades. Y tiene una razón.
Hay un esfuerzo para mantener la naturaleza y, en medio de ella, producir una de las plantas más tradicionales del Paraguay.
Uno de los rubros que cultivan y producen las comunidades indígenas es la yerba mate, que no solo lo utilizan para generar ingresos económicos, sino también para mitigar los impactos del cambio climático y, sobre todo, para mantener la cultura ancestral.
Ariel Benítez (30), líder de la comunidad indígena Ka’aty Miri San Francisco, ubicado en el distrito Capiibary, departamento de San Pedro, indicó que para ellos “la yerba mate es una planta sagrada”.
“Usamos la yerba mate para nuestro consumo y como remedio natural. Cuando se dan ceremonias religiosas, siempre está presente”, menciona Ariel, en una publicación de la e la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Además del consumo por parte de la población del lugar, la venta del producto se ha convertido a lo largo de los últimos años en uno de los principales ingresos económicos de la comunidad. Asimismo, el consumo se expande cada vez más, a través de su exportación, a distintos países alrededor del mundo. Se usa principalmente como té y es muy valorado por sus propiedades estimulantes y energizantes.
El cuidado de los bosques es salud y alimentación
Sobre la conservación de la fauna silvestre en el país y su significado para la comunidad, los residentes del pueblo comentaron que se trata de “su supermercado natural”, de donde extraen la comida, remedio, animales silvestres, frutas, entre otros productos.
Treli Gabriela Fernández (27), oriunda de la comunidad, señaló que en el bosque acceden a las plantas utilizadas por la medicina natural guaraní y obtienen leña, principal fuente de energía de las comunidades rurales en Paraguay, para la elaboración de alimentos y otros usos tanto domésticos como productivos.
“Lamentamos el cambio climático porque van terminando los montes. Cuando viene el calor y el viento, son extremos. Pero nosotros no lo sentimos tanto porque aún queda un poco de monte”, expresa Treli.
Del monte, además, obtienen materiales para sus artesanías, ornamentos sagrados y utensilios. Por todo esto, dice Treli, es importante proteger y fortalecer el bosque que queda, para lo cual siguen aplicando las prácticas de sus abuelas y abuelos.
Proyecto Proeza
La comunidad indígena Ka’aty Miri San Francisco es una de las participantes del Proyecto Pobreza, Reforestación, Energía y Cambio Climático (Proeza), cuya coordinación está a cargo de la Secretaría Técnica de Planificación del Desarrollo Económico y Social (STP), la cual, junto con otras ocho instituciones públicas, acompaña la implementación del proyecto como parte de la gobernanza y con el objetivo de generar lecciones aprendidas que impacten en la elaboración de intervenciones sostenibles.
El proyecto tiene la financiación del Fondo Verde del Clima (FVC) y cuenta con la asistencia técnica de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Dicha iniciativa es uno de los esfuerzos oficiales que realiza el país para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, mitigar y mejorar la capacidad de adaptación a los impactos del cambio climático de comunidades rurales, dando cumplimiento a los acuerdos de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
El proyecto combina objetivos de generación de ingresos económicos, reforestación, generación de energías renovables y mitigación de los efectos del cambio climático en familias rurales que viven en situación de vulnerabilidad social y ambiental.
Como una de las acciones desarrolladas en el marco del proyecto se puede mencionar que, desde el año 2022, las familias de la comunidad Ka’aty Miri San Francisco implementan sistemas agroforestales de regeneración de bosques con yerba mate y agrosilvicultura, fortaleciendo las actividades productivas que las comunidades indígenas de Capiibary han realizado históricamente.
Más allá del valor de la producción
Desde la implementación del proyecto, se han plantado un total de 1.540 plantines en 14 parcelas familiares en la comunidad Ka’aty Miri San Francisco en combinación con árboles nativos como yvyra pytã, kurupa’y, urunde’ymi y guajayvi.
“Se están adaptando y creciendo muy bien, se nota que están en una tierra que les es familiar”, sostuvo Ariel, dando un valor a la tierra que habitan en perfecta sintonía con los árboles nativos plantados.
El proyecto contribuye a que la cultura ancestral guaraní recupere su centralidad en la comunidad, reconociendo la trayectoria desde los orígenes históricos de la producción y difusión de la yerba mate hasta su forma de consumo actual.
Protección de los pueblos
En el marco de esta conmemoración, la Asociación Rural del Paraguay (ARP) extendió sus saludos a las comunidades indígenas del país. Además, instaron a seguir trabajando en el fortalecimiento de sus derechos.
“Trabajemos para fortalecer los derechos de los Pueblos Indígenas del Mundo y reconozcamos la historia, cultura, tradiciones e identidades de cada uno de ellos”, reza la publicación realizada por el gremio en Twitter.