Asunción, 29 abr (EFE).- Gane el candidato oficialista Santiago Peña o el opositor Efraín Alegre, los desafíos de Paraguay tras las elecciones generales de este domingo “son mayúsculos”, asegura en entrevista con EFE Daniel Zovatto, director regional del Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral, quien enfatiza que “la gobernabilidad del país está en el centro de la agenda”.
Las encuestas pronostican un resultado muy ajustado, con la posibilidad de una alternancia en el poder.
“Pero la noticia, además de empate técnico, es el fuerte crecimiento que está registrando un tercer candidato, Payo Cubas, en las últimas semanas, que ha pasado del 15 % al 23%”, apunta Zovatto.
“No creo que le alcance para ganar y competir, porque esta es una elección a una sola vuelta”, precisa este politólogo y jurista argentino, que ha participado en más de cincuenta misiones de observación electoral.
La elección de mañana será la octava desde el retorno de Paraguay a la democracia. El Partido Colorado, de centro derecha, ganó en seis ocasiones. La oposición, sólo en 2008, con el exobispo Fernando Lugo, de izquierda.
EL COLORADISMO EN EL PODER
De modo que salvo el paréntesis 2008-2012, el coloradismo ha gobernado ininterrumpidamente desde 1947, incluyendo la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989).
“Estamos ante una un hecho inédito”, apunta Zovatto, quien señala que este largo ejercicio de poder le permite al coloradismo disponer de muy buen control e implantación en todo el territorio, una red de funcionarios públicos y un altísimo nivel de afiliación”
A pesar de que los paraguayos desconfían mayoritariamente en el órgano electoral (sólo un 13 % lo respalda, frente al 31 % de promedio en América Latina), el director de IDEA estima que “el sistema electoral es lo suficientemente transparente como para garantizar que estas elecciones sean creíbles”.
“Otra cosa es el financiamiento político y hasta qué punto la competencia se genera en condiciones de equidad, porque ahí el oficialismo siempre lleva la ventaja”, agrega
La financiación política está conectada con el problema de la corrupción. El pasado 27 de enero, Estados Unidos Estados Unidos sancionó al vicepresidente paraguayo, Hugo Velázquez, y al expresidente Horacio Cartes (2013-2018). A éste último lo calificó como “una persona significativamente corrupta”. Pero eso no fue obstáculo para que Cartes se quedara con la presidencia del Partido Colorado y para que su delfín político, Santiago Peña, se impusiera en las elecciones internas del oficialismo.
Las sanciones estadounidenses “sí han tenido efecto del punto de vista financiero, porque han obligado a el expresidente Cartes a reacomodar sus negocios y eso ha generado una merma en la disponibilidad de recursos” para la campaña electoral, una campaña “que no se ha caracterizado precisamente por una discusión en profundidad”, apunta Zovatto.
CAMPAÑA SIN DEBATE
Porque, a juicio del director regional de IDEA, el opositor Efraín Alegre, “con un fuerte discurso antimafia y anticorrupción”, se ha centrado en que llegó el momento de la alternancia, mientras que el oficialista Santiago Peña ha hablado de “cambio dentro de la continuidad”.
“No ha habido programas, ni una discusión técnica, precisa, rigurosa. Lo que necesita Paraguay es poder recuperar el crecimiento económico, porque el país ha quedado muy golpeado por la pandemia, la sequía y la desaceleración económica”.
En efecto, Paraguay experimentó una fuerte desaceleración de 2019 a 2022, año en que el crecimiento cayó por debajo del 1 %.
Las proyecciones para 2023 hablan de un 5,3 %, un ritmo necesario para afrontar desafíos la desaceleración de la inflación, la generación de empleo y la deuda social generada por la pobreza y la bajísima calidad de la salud y la educación, detalla Zovatto.
CHINA O TAIWÁN
En materia de relaciones internacionales, este analista considera que las inversiones China en el sector agrícola y ganadero pueden inclinar la balanza en favor de Pekín y que a medio plazo Paraguay -único país latinoamericano con vínculos diplomáticos Taipéi- acabe rompiendo relaciones con Taiwán
La creciente influencia del gigante asiático también podría presionar a favor de destrabar y poner en marcha de una vez por todas el Acuerdo de Asociación Estratégica entre la Unión Europea y el Mercosur, negociado durante veinticinco años, “porque de lo contrario el retraso le sigue abriendo oportunidades muy importantes a China, que actúa con mucha más celeridad”, explica Zovatto.
Este experto politólogo no descarta que el presidente de Paraguay que salga elegido este domingo se posicione junto a Uruguay y haya que renegociar las cláusulas del Tratado de Asunción (el acuerdo fundacional del Mercosur, firmado en 1991) para dar cabida a las negociaciones comerciales con China.
Y también que le planteé al presidente Luiz Inácio Lula da Silva la necesidad de renegociar el Tratado de Itaipú, en virtud del cual Paraguay le vende al coloso sudamericano la energía excedente de esta central hidroeléctrica, la segunda mayor del mundo y la primera de Latinoamérica.
“Habrá que ver cómo queda integrado el Congreso para analizar las condiciones de gobernabilidad con la que el nuevo presidente deberá enfrentar la agenda de grandes desafíos que Paraguay tiene delante”, concluye el director regional de IDEA.
Manuel Fuentes